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"Si la tecnología permite que todos podamos ser vigilados, lo estaremos"

"La posverdad es un concepto reciente que, al igual que la posmentira, puede generarse una verdad a la carta", manifiesta Juan Ezequiel Morales

El filósofo y escritor Juan Ezequiel Morales. LP/DLP

¿Hasta qué punto las tecnologías de la información han cambiado la libertad de prensa?

El concepto tradicional de libertad de prensa nace de la libertad de expresión defendida por la filosofía decimonónica de Locke o Stuart Mill, y casi paralelamente, se convierte en realidad con la revolución francesa y la lucha por la Primera Enmienda norteamericana. A partir de ese contexto concreto, la libertad de expresión va ganando terreno como, entre otras cosas, una forma de conocer el mundo sin constreñimientos en las ideas. El cómo se ha desarrollado la política, el arte y la ciencia, es, en gran parte, un resultado de la lucha libre de ideas en competencia. Por así decirlo, metafóricamente, un capitalismo de las ideas en buena lid. A partir de aquí, el desarrollo tecnológico, en paralelo, da una nueva dimensión a la libertad de expresión, expandiéndola pero posibilitando a la vez que el Gran Hermano tenga más posibilidades tecnológicas de censurar a su antojo.

¿Entonces qué desafíos plantea el desarrollo tecnológico a la ética periodística?

Si entendemos que la ética periodística es la propagación de la verdad de los hechos, la cosa no ha cambiado nada en cuanto al objetivo a proteger, pero sí en cómo hacerlo, puesto que los medios tecnológicos dan mucho poder a las élites. El desafío será adaptarse tecnológicamente y crear contrapoderes como Wikileaks o Anonymous. En los medios clásicos, la ética nunca ha sido gestionada por el periodista, sino por el editor, y ahora sigue igual aunque con más tecnología.

En consecuencia la libertad de prensa es un concepto más bien decimonónico.

La libertad de prensa sí, pero la libertad en sí misma no. Y lo importante es que las ansias de libertad no cedan. Luego vendrá la libertad de prensa, de expresión, de internet, etc, pero siempre libertad. Y sin libertad no hay ciencia ni arte.

¿El desarrollo tecnológico ha hecho que el problema ético de la libertad haya dejado de ser estrictamente humano para estar centrado en el contexto social?

Efectivamente, el problema ético está siendo desbordado por la tecnología y su desarrollo en la sociedad. De hecho, la ética actual es un cuento de niños, un consenso educacional en el que los agentes sociales siguen con asombro el continuo cambio que nos coloca a todos ante nuevas posibilidades. Al igual que la ética empresarial no existe, sino que es una carcasa interesada para alimentar la publicidad y la propaganda en función de las exigencias de los usuarios, tampoco existe la ética como un valor inconmovible y absoluto, sino como un consenso relativo que se va acomodando. El desarrollo tecnológico ha agudizado esta contradicción y ha dejado en paños menores a los vendedores de ética.

Uno de los síntomas de esa contradicción es la denominada posverdad.

La posverdad es un concepto reciente que, al igual que la posmentira, puede generarse una verdad a la carta. Las verdades que se transmiten son aquellas que interesan a quienes gestionan los hilos del poder, y con los medios tecnológicos esa labor se ha hecho más fácil y veloz. De hecho la postverdad siempre ha existido, pero ahora es inmediata y aplastante, gracias a las nuevas tecnologías.

¿El futuro será de quien la gestione o domine?

Es evidente que quien sea capaz de dominar la sociedad o los distintos grupos sociales, será quien los gestione. Y si los gestiona, el futuro es suyo. Más bien, lo que quiero resaltar es que el gestor puede ser democrático o no. Un simple apellido. La cuestión es si domina o no.

¿Hacia dónde nos dirigimos?

En el contexto en el cual estamos ahora, la dirección más probable la marcará la capacidad de la tecnología para generar un gran panóptico como el de Foucault, o un mundo orwelliano como el de 1984. Si la tecnología lo posibilita, todo amoldamiento de las masas por parte de las élites gobernantes se llevará a cabo ineludiblemente. Si todos podemos ser vigilados lo estaremos. Las células que conforman nuestro cuerpo empezaron in illo tempore siendo libres, pero cuando se unieron unas a otras para formar tejidos y conformar los primeros seres vivos empezaron a perder la libertad. Ahora mismo, las células que forman un ser humano comienzan siendo iguales, pero el crecimiento hace que se diferencien y unas terminen siendo parte del cerebro y otras del culo. Es lo que hay, unas sin las otras no existirían. Lo que las caracteriza a todas es que ya no son libres. La tecnología es el engrudo que conforma al nuevo cuerpo social en el que dejaremos de ser libres y viviremos para, por y con él.

¿Cree posible que la pesadilla que describió George Orwell en 1984 se convierta en realidad?

Claro que es posible. De hecho ya hemos superado alguna de sus suposiciones, al menos las mejoras tecnológicas respecto a 1984 son muchísimas y, por tanto, el resultado final será más aplastante.

¿Qué pasaría si desapareciera la prensa escrita?

Se espera que desaparezca en pocos años, como lo ha hecho el teléfono fijo o la fotografía de revelado. Pero se siguen haciendo más fotos que nunca y las llamadas por móviles son billones más que antes. Entonces la prensa, como expendedor de noticias verdaderas, seguirá existiendo aunque con distintos soportes. El futuro pertenece a la imagen del joven dándole al smartphone con los dedos, pero al final todo es información y la información no se extinguirá nunca porque es el fluido a través del cual la sociedad funciona, pero sí evoluciona y va dejando cadáveres por el camino, como nuestra nostalgia por las columnas de opinión o los relatos del verano.

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