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Salud

La cerveza, aliada de la dieta saludable

Un estudio certifica que el consumo moderado de esta bebida corre parejo a los buenos hábitos alimentarios

La cerveza, aliada de la dieta saludable

La cerveza consumida con moderación puede tener una influencia positiva en los hábitos alimentarios, la composición corporal y la protección cardiovascular de quienes la beben. Así lo concluye el estudio Relación entre el consumo moderado de cerveza, calidad nutricional de la dieta y tipo de hábitos alimentarios, investigación promovida por el Centro de Información Cerveza y Salud que la semana pasada presentó Lluís Serra Majem, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la ULPGC y presidente de la Academia Española de Nutrición.

La investigación, realizada con un grupo de adultos sanos de entre 18 y 50 años de edad y prestando especial atención a la incidencia de la ingesta moderada de cerveza en la calidad nutricional de su dieta, alcanza unas conclusiones que otorgan a esta bebida un lugar dietético muy especial con respecto al resto de los alcoholes. Así, uno de los principales corolarios del estudio apunta que aquellos individuos que declararon consumir más cerveza de forma moderada siguieron mejores hábitos alimentarios que aquellos que declararon consumos inferiores, lo que pone de manifiesto la buena consideración que la población parece tener sobre esta bebida.

Hay que tener en cuenta que, de forma general, la ingesta de bebidas alcohólicas se ha asociado con el seguimiento de dietas inadecuadas. Así, se ha observado que los sujetos que muestran un mayor consumo de alcohol tienen ingestas más elevadas de carne, queso, patatas, aceite, pan y cereales, y menores de verduras, frutas y productos lácteos. Sin embargo, parece existir una tendencia contraria en relación con la ingesta de vino.

En cuanto a la incidencia que este consumo pueda tener en la salud, es destacable el referido al epígrafe cardiovascular. Las cifras de presión arterial sistólica o diastólica fueron similares independientemente de la cantidad declarada de cerveza consumida, lo que contrasta con lo encontrado en relación con otras bebidas alcohólicas, cuyo consumo se asocia de forma inversa con los valores encontrados para estos parámetros.

Este consumo moderado de cerveza encuentra su mejor acomodo en el marco de una dieta mediterránea. Los individuos que declararon consumir cerveza de forma moderada presentaron una composición corporal más adecuada que aquellos que declararon consumos inferiores o superiores, lo que pone de manifiesto que el consumo moderado de bebidas fermentadas, como la cerveza, puede formar parte de una dieta saludable, como es la mediterránea, debido a que su contenido calórico es relativamente bajo.

También se detiene el estudio a analizar uno de los grandes mitos asociado al consumo de cerveza, aquél que deduce como una de sus consecuencias la aparición de la denominada barriga cervecera. "Tradicionalmente, el consumo de cerveza se ha asociado a un peor control de peso. De hecho, es popularmente conocida e infundada la expresión barriga cervecera. Sin embargo, en realidad, el aporte energético de la cerveza es muy bajo: una caña de 200 mililitros tiene sólo 84 kilocalorías y en el caso de la cerveza sin alcohol esta cantidad se reduce a 51 kilocalorías. Esto pone de manifiesto que el consumo moderado de bebidas fermentadas como la cerveza puede formar parte de una dieta saludable como es la mediterránea", se explica en el documento de conclusiones de dicha investigación.

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