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Universidad

"No tengo dudas de que el profesorado cumple sus horarios, es un tema zanjado"

"Una Universidad que no tenga investigación ni impacto social es una academia. Hay que avanzar en la acreditación institucional", señala Rafael Robaina en esta entrevista

"No tengo dudas de que el profesorado cumple sus horarios, es un tema zanjado"

¿Cómo define los primeros cien días de su mandato como rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria?

En una palabra, intensos. Esto ha sido así porque no ha habido un cambio de rector a rector, sino un cambio de rector a rector accidental, con un periodo de transición. Con toda la cautela, la rectora accidental dejó temas que no podía resolver porque observaba que era comprometer mi gestión. Entonces ha habido que resolverlos rápidamente, y hemos estado entretenidos básicamente en organizar el trabajo. Aunque yo ya estaba aquí, todos los que se incorporaron en mi equipo son nuevos, y tienen que hacerse con sus áreas de competencia. Ha sido básicamente un período de transición, pero ya estamos completamente asentados.

¿Cuáles han sido las primeras acciones puestas en marcha?

Hemos puesto muchas acciones en marcha, en todas las áreas, sacando adelante lo que ya estaba en cartera. A modo de ejemplo, en políticas institucionales hemos tratado con el Gobierno de Canarias el nuevo plan de financiación, acorde a dos años de financiación estructural y a partir de 2019 iremos a objetivos y estrategias. Esto nos obliga a hacer y trazar un programa de actividades, en el sentido de que nos hemos comprometido a estudiar nuestra oferta y supervisarla, a adaptar un plan de plantillas, a estudiar y mejorar las normas de los resultados de los estudiantes para lo que ya hay medidas en marcha, la formación continua en la que también llevamos mucho avanzado, el calendario académico...

Uno de los compromisos adquiridos en su campaña electoral fue la modificación del Reglamento de Planificación Académica (RPA), ¿qué pasos se han dado en este sentido?

Ya hemos introducido mejoras respecto a la atención al personal mayor, y a los que atendían grupos grandes, era conveniente abordarlo ya, lo negociamos con los sindicatos y se aprobó en el Consejo de Gobierno. Además, acabamos de comenzar la negociación con los sindicatos para la optimización de ese reglamento, bueno para medir nuestra actividad docente, investigadora y de gestión. Necesita mejoras en el sentido de que ya se quedado obsoleto, y vamos a introducir nuevos aspectos y dimensiones que enlacen mejor con nuestra estrategia de gobierno. Vamos a simplificarlo hasta un documento que sirva de incentivos para el profesorado, orientarlos en lo que queremos en los próximos años.

¿Qué opina sobre el objetivo del Consejo Social de cambiar el sistema de control horario del personal docente e investigador?

A mi no me cabe ninguna duda de que los profesores cumplimos siempre con nuestros horarios, y me da igual qué sistema haya para controlar eso, creo que es un debate zanjado, porque si seguimos insistiendo en esto va a parecer que hay un problema, y no es así. Si el Consejo Social quiere un sistema a partir de lo que recomienda la Audiencia de Cuentas, en la medida que se entienda que es más moderna, más fiable, y se quiere ir más allá de los controles que tenemos en cada una de las clases, no tengo ningún problema y el profesorado tampoco va a tener un problema porque así se zanja el debate. Pero hay que dejar claro que nunca he percibido un problema en el control de los horarios.

¿Se atrevería a decir que más del 90% del profesorado cumple perfectamente con sus horarios?

Yo diría que el 100%, no tengo ninguna duda del cumplimiento por parte del profesorado. Nos da igual que lo midan como lo midan, es un debate zanjado, y si se quiere hacer una innovación en ese sentido, ningún problema.

¿Cuál considera que es el papel del Consejo Social?

El Consejo Social es la voz de la sociedad en la Universidad, y la Universidad también necesita un cambio de gobernanza. Ahora tenemos un rector que rige la comunidad universitaria y luego hay un órgano que se creó, que pone la voz de la sociedad en la comunidad universitaria, que es el Consejo Social. Lo conveniente es que esto vaya a un modelo de gobernanza distinto y que estemos todos juntos en un único órgano en aras a una mayor autonomía y mejor gestión. Ya existe en algunos países anglosajones y en Portugal. Esto significaría que habría que empezar a tratar como son esas figuras y como se eligen. No me extrañaría que en algún momento en España se proponga un consejo de dirección con su ejecutiva, aparte de la figura del rector, que siempre existirá porque es la dimensión académica y científica que tiene que ser desarrollada por la persona que tenga conocimientos de como es la docencia y la investigación.

¿Comparte el modelo de financiación que se está negociando con el Gobierno de Canarias y que se inició con el anterior equipo de gobierno de la ULPGC?

Como modelos de financiación en todo el mundo, está el de la excelencia, donde un estado pone dinero en una institución para que se contrate a los mejores, y esto se eleva a los niveles de instituciones que tienen estos estándares de calidad; y luego está las universidades como la nuestra, encajada en su sociedad, que en aras a la ley de transparencia y eficacia del sistema nos tiene que exigir objetivos. Ese es el modelo al que caminamos, una financiación que asegure el funcionamiento, que es la estructural, y otro capítulo dependiente de objetivos, y otra estratégica. Yo estoy de acuerdo con que se financie a las universidades de acuerdo a su rendimiento.

¿Cuáles deben ser las claves para que este plan de financiación llegue a buen puerto, teniendo en cuenta otros modelos de contratos programas fallidos?

No creo que el anterior contrato programa fracasara, sino que la crisis lo minó. El modelo estaba bien orientado, pero cuando llega la crisis a nadie le importa trabajar por objetivos porque se estaban gestionando miserias, pero ahora, que parece que la cosa repunta, es conveniente que se pongan unas normas, y a mi eso me gusta.

¿Cuál le gustaría que fuera su legado como rector de la ULPGC?

Estaba en el lema de nuestra campaña, que es transformar. Nosotros tenemos que ser ese instrumento de transformación social, y para conseguirlo también nos tenemos que transformar, en todas las dimensiones de la Universidad, la investigadora, la internacionalización, la difusión de la cultura, divulgación científica... Existe esa percepción de la comunidad universitaria está un poco alejada de la sociedad, y es necesario que se restablezca esa conexión, porque la sociedad fue la que luchó por tener esta Universidad.

Y en este sentido, ¿qué es lo más urgente que hay que transformar dentro de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria?

Lo conveniente, en el ámbito de la calidad, es avanzar hacia un modelo de mayor autonomía, y con esa mayor autonomía vendrían mejoras, en el sentido de que tendríamos posibilidades de contratación del profesorado, no tendríamos que estar sometido a un marco tan estricto, podríamos captar talento. Eso sería conveniente en cuanto a potencialidades de gestión autónoma de la contratación, pero también la autonomía de la distribución en cuanto al diseño de unos títulos más dependiente de la institución y menos dependiente de lo que llamaban en su momento de acreditación institucional, hay que tender a la acreditación de toda la universidad con los recursos suficientes para poder ser autónomos.

¿En estos primeros cien días ya se le ha planteado algún conflicto?

Más que conflictos, hablamos del día a día, en el sentido de que tomar decisiones siempre genera cierta tensión, no excesiva, entre el equipo de gobierno y componentes de la comunidad universitaria. Pero nosotros venimos aquí a tomar decisiones.

Para esta nueva etapa de gobierno, se ha decantado por una gerente externa sin experiencia universitaria. ¿Por qué eligió este perfil?

Se trata de una persona que vela por los dineros que nos dan, puede ser que no tenga experiencia en la gestión universitaria específica, pero tiene mucha experiencia en cuanto a la gestión financiera y contabilidad, porque viene de ser directora general de presupuesto. Conoce la administración autonómica, la administración española y la europea. Ya ha montado nuestro equipo económico y se está haciendo con el puesto como esperábamos todos.

Ha formado parte de los equipos de gobierno de los tres anteriores rectores de la ULPGC, ¿qué le ha aportado cada uno para abordar esta etapa al frente de la Universidad?

De Francisco Rubio Royo el ímpetu y el carácter innovador; de Manuel Lobo su firmeza; y de José Regidor la templanza en la toma de decisiones. Los tres estuvieron en mi toma de posesión y seguirán presentes porque los voy a tener siempre en los grandes eventos ceremoniales de la Universidad. Es la primera vez que estaban los tres rectores antiguos y el nuevo, y vamos a mantenerlo.

¿Cómo están las relaciones con el gobierno de la Universidad de La Laguna?

Nosotros, en lo que es la defensa de la enseñanza pública superior en Canarias vamos a ir siempre de la mano y estamos luchando de forma permanente en los foros en los que co-participamos. Luego cada universidad tiene su propia dinámica interna y nos debemos a nuestras propias comunidades. Hay intereses en La Laguna que pueden no coincidir con los de la Universidad de Las Palmas y viceversa, entonces en ese momento debatiremos y sacaremos lo mejor para cada uno de nuestras instituciones.

Desde la campaña electoral universitaria ha venido expresado su deseo de acudir al Parlamento de Canarias. ¿Cuál es el mensaje que quiere transmitir a los parlamentarios?

Quiero que conozcan el por qué la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria es como es, y que no se hable tanto de oídas. Hay datos que apoyarían argumentos de por qué tenemos y por qué estamos en la situación en la que estamos, pero no se trata de un mensaje simple sobre que nos den más dinero, porque con lo que nos den haremos el cesto, pero que se den cuenta cuáles son nuestros mimbres y cuáles los de otros sitios. Por eso hay cosas que es interesante llevar al Parlamento para la discusión y el debate.

¿Cómo cuales?

Saber que Canarias fue la comunidad que más redujo la inversión en I+D y la menos que se ha recuperado de esa pérdida. En las clasificaciones, estamos de las peores situadas, y si se tiene lo que se tiene, se obtiene lo que se obtiene, y eso sería bueno llevarlo al Parlamento, que sepan cuáles son nuestras estrategias en cuanto a los ranking, y si efectivamente conviene a la región o a la universidad enfocar toda nuestra actividad para mejorar en los ranking, desatendiendo las necesidades sociales, porque puedes llegar a la situación en la que puedes quedar bien en los ranking pero socialmente quedas el último. Yo no sé si para las islas sería más útil el modelo de la Universidad de Harvard que el de la ULPGC, indudablemente Harvard tiene unos estándares de investigación mucho mejores pero no sé si eso encaja en nuestra sociedad o no. Todas estas cosas es conveniente abordarlas en el Parlamento, y la debemos abordar nosotros, porque la actividad universitaria es autónoma, y muy diferenciada, y nadie mejor que el rector para explicarla.

¿Ve factible esa intervención parlamentaria?

Si, de hecho ya he recibido noticias del Parlamento para que pueda asistir, aunque aún no tenemos la fecha.

Las universidades públicas han sido quizás las instituciones más castigadas por las últimas políticas educativas del Gobierno del Estado a raíz de la crisis económica. ¿Cómo pueden recuperar el papel hegemónico que han tenido en la sociedad?

Yo creo que ese papel hegemónico no lo han perdido, la Universidad es fiable, creíble, porque ante cualquier estudio o conclusión, si viene respaldada por la Universidad la gente lo avala. Pienso que no se ha podido destruir esa imagen, porque a pesar de todo sigue existiendo la idea de que el académico y científico es de los profesionales más valorados por la sociedad, nosotros somos un referente social.

Pero estará de acuerdo en que ha sido una institución castigada. En la historia quedará la frase de Wert de que sobraban universitarios en España.

Se le intentó castigar, pero lo peor es que en el camino han surgido una serie de agentes que dicen ser de educación superior que no son universidad, y hay que avanzar hacia un modelo de acreditación institucional para que la gente sepa qué es una universidad y qué no lo es, porque en un nombre cabe todo, pero una universidad que no tenga investigación, que no proyecte, que no tenga impacto social es una academia. El reto es marcar diferencias, definir las competencias y si nos dan la acreditación institucional y la posibilidad de ser autónomos se zanja la discusión.

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