Microsoft acusó ayer a la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés), en manos del Gobierno del Donald Trump, de haber permitido la fuga y la posterior expansión del virus WannaCry que continúa reptando por medio mundo y que ha contaminado a ordenadores de 179 países, 1.200 de ellos en España. El responsable del departamento legal de la compañía tecnológica, fabricante del sistema operativo Windows por el que se ha ido expandiendo la infección, Brad Smith, explicó que los hackers habían robado este software maligno (malware) a la NSA a principios de este año. Y confirmó que los primeros ataques se habían registrado en España y Reino Unido. También Rusia y China acusaron a EE UU de tener un clave en la expansión de hemorragia.

Para meter más leña al fuego y alertar sobre la vulnerabilidad del sistema, el portavoz de Microsoft aseguró que esto es equivalente a que le roben un misil Tomahawk al ejercito estadounidense. También recordó que la CIA había usado un software en algunos teléfonos iPhone y en televisores de Samsung para espiar a sus usuarios y convertirlos en "micrófonos encubiertos", según reveló Wikileaks. "En repetidas ocasiones este tipo de programas que están en manos de Gobiernos han sido filtrados al dominio público y causando daños generalizados", aseguró Smith en un artículo publicado en el blog corporativo de la compañía. Y añade: "Este ataque debería de tomarse como una llamada de atención. Necesitamos adoptar un enfoque diferente y que en el ciberespacio se apliquen las mismas reglas que al mercado de las armas en el mundo físico". Según algunos expertos chinos el virus WannaCry está basado en una aplicación llamada EternalBlue (azul eterno), que fue desarrollada por la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense "para atacar ordenadores".

En una dirección muy similar disparó también el presidente ruso, Vladimir Putin. "Creo que la directiva de Microsoft ya ha señalado claramente a los servicios secretos de Estados Unidos como la fuente primaria del virus. Rusia no tiene nada que ver con esto", aseguró el mandatario. Aunque la mayoría de los ciberataques tuvieron lugar sobre Rusia, Putin afirmó que las instituciones públicas del país "no han sufrido daños importantes, ni los bancos, ni el sistema sanitario, aunque en general, no hay nada positivo en todo esto y es preocupante".

A este respecto, el asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump, Tom Bossert, insistió ayer en que Estados Unidos "no fabricó" el virus, como ha sugerido Rusia. Bossert dejó claro que la NSA "no ha desarrollado ninguna herramienta para quedarse con datos por medio del pago de un rescate".

El chantaje

"Esto es algo desarrollado por las partes culpables, potencialmente criminales o Estados-nación extranjeros, que lo han fabricado para difundirlo mediante documentos adjuntos (en correos electrónicos) y causar infecciones", afirmó Bossert. Según la administración estadounidense, los responsables de este ataque han recaudado menos de 70.000 dólares (63.774 euros) con su chantaje a los afectados por el virus para que pagaran por recuperar sus datos, según informó ayer el Gobierno de EEUU. Ninguno de los sistemas del Gobierno estadounidense ha resultado hasta ahora afectado por el virus global. Bossert aseguró que Estados Unidos está "trabajando para conseguir que los responsables del ciberataque rindan cuentas", y pidió a quienes no han instalado el último parche de seguridad proporcionado por Microsoft que lo hagan para proteger sus equipos.

Aunque España fue el origen de la ofensiva de los ciberatracadores, el país solo contabiliza 1.200 ordenadores infectados, según la información que divulgó ayer en Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe). Este organismo asegura que "a nivel mundial se han identificado más de 230.000 equipos afectados por las diferentes variantes del virus en un total de 179 países, España ocupa el puesto número 16 del ranking de los más golpeados".

El Gobierno de China ha advertido que el virus mutó en las últimas horas, y algunos expertos apuntaron que el programa lanzado por los ciberdelincuentes es capaz de saltarse las primeras medidas de contención que se habían puesto en marcha. El director del Instituto de Estrategias en el Ciberespacio chino, Qin An, indicó que las "armas virtuales desarrolladas por EE UU recuerdan al mundo el gran daño que la hegemonía estadounidense en las redes puede causar".

Según algunos cálculos, el WannaCry habría infectado ordenadores en 30.000 empresas o instituciones públicas, especialmente centros educativos, de este país oriental. También se han visto afectados hospitales, estaciones de tren, universidades, oficinas gubernamentales y de correos o gasolineras.

A este respecto, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que precisamente está de visita en China, rechazó hacer especulaciones sobre el origen del ciberataque y descartó comentar lo ocurrido y su incidencia en España.

En Japón, mientras tanto, alrededor de 2.000 ordenadores de unas 600 empresas, entre ellas la tecnológica Hitachi y el fabricante automovilístico Nissan, sufrieron igualmente los estragos del ciberataque mundial.