Cien años después de su nacimiento, el mito del presidente John Fitzgerald Kennedy (1961-1963), conocido popularmente como JFK, sigue más vivo que nunca en EE UU, donde muchos compatriotas lo veneran como un símbolo de las esperanzas y aspiraciones de su país. El trigésimo quinto presidente de Estados Unidos cumpliría este lunes un siglo desde que nació en una casa relativamente modesta en Brookline, a las afueras de Boston (Massachusetts).

Pese a una frágil salud, el único mandatario católico que ha ocupado la Casa Blanca no defraudó a sus padres, de origen irlandés. Ávido lector, reconocido mujeriego y amante del deporte, Kennedy viajó por Europa, donde su padre fue embajador de EE UU en Londres; se graduó en Humanidades con honores en la Universidad de Harvard y combatió en la II Guerra Mundial, de donde volvió como un héroe.

Tras ejercer de congresista y senador en el Capitolio de Washington, John alcanzó el cénit de su carrera política el 8 de noviembre de 1960, cuando se impuso a Nixon en unaselecciones presidenciales.