El desaparecido Francisco Javier Moreno Cameno (Las Palmas de Gran Canaria, 1956), alma de importantes bandas canarias como Magma-12, Surco y Palo, forma parte imborrable de la memoria de la música popular isleña por su notable influencia en las décadas de los 70 y 80 del siglo XX.

El músico y abogado grancanario falleció el pasado viernes a causa de un infarto en la Playa de Arinaga, a los 61 años. Sus restos mortales fueron incinerados ayer, sábado, en el Tanatorio Mémora Fucasa, en Las Torres, donde se ha instalado la capilla ardiente. El acto contó con la presencia de sus amigos, familiares y conocidos.

Como tantos cantautores que despuntaron en la segunda mitad del siglo XX, Moreno plasmó en su imaginario musical una corriente ideológica progresista que se mostraba crítica con los corsés de la Dictadura franquista.

Además de la composición de muchas de sus letras, Moreno y sus coetáneos también pusieron música a grandes poetas canarios, como Endecha de amor entre dos islas, de Pedro García Cabrera, o Te digo una cosa, hermano, de Agustín Millares Sall, entre muchos otros.

El conjunto de su repertorio se abrió paso en la férrea censura del Régimen franquista y cristalizó en forma de canciones sus inquietudes sobre distintas cuestiones sociales e identitarias vinculadas a la realidad isleña.

Tanto en los conciertos de Magma-12 como, sobre todo, con Surco y Palo, compartió cartel con las bandas canarias más destacadas de la época en distintas salas del Archipiélago, como Los Gofiones, Los Campesinos, Los Sancochos, Los Sabandeños, Olga Ramos o Vicente Umpiérrez.

Con todo, Moreno nunca dio el salto a la península y se desempeñó como abogado en tu isla natal, pero su influencia en la canción popular canaria allanó al camino a formaciones y solistas sucesivas que continuaron la senda de la canción popular isleña.