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El 'gofio' asturiano

En tres molinos de agua, cercanos a Oviedo, hacen una harina de millo similar a la que consumen los canarios desde época aborigen

Molino de agua en Asturias. M. A.

El paquete resulta similar al que se puede encontrar en cualquier tienda de Canarias, una bolsa de plástico que contiene algo parecido al gofio. Sólo hay que acercarse para ver que en letras grandes pone harina de maíz turrada, elaborada en uno de los tres molinos de agua de Pravia en Asturias. En esa comunidad no lo comen en el desayuno, añadiéndolo a la leche, como se hace de forma habitual en muchos hogares de las islas, sobre todo en aquellos con niños pequeños, sino que lo emplean de forma especial en la preparación de distintos tipos de postres.

Al frente de estos molinos, de los pocos que quedan de este tipo en Asturias, se encuentra Mari Álvarez, la cuarta generación que sigue llevando las riendas de esta floreciente empresa. Fue su bisabuelo Manuel el que empezó con el negocio en 1890, y casi desde ese año comenzaron a ofrecer distintos tipos de harina, entre ellas las que hacen con millo y que tanto se asemeja al gofio.

Los canarios que se han acercado hasta estos molinos, situados en un bello paraje asturiano, sostienen, según los empleados de esta empresa, que "nuestra harina turrada dicen que les sabe igual que el gofio, pero aquí no lo tomamos echándoles sólo leche, eso lo hacen en Canarias".

En la parte de atrás de la bolsa también se explica con detalle cómo debe prepararse. Se aconseja que se ponga al fuego "una olla con agua, y sal. Cuando rompa a hervir se debe incorporar poco a poco la harina turrada sin dejar de remover para que no se formen grumos. Después la dejan reposar durante una hora hasta que se forme una textura fina similar a la bechamel". Una vez que hacen este largo proceso sí sugieren que se le puede añadir leche, espolvorear con azúcar o poner miel.

Mari Álvarez, que también ha demostrado ser una gran apasionada de la cocina, reconoce que en Asturias, "donde somos muy amantes de lo dulce, la gente utiliza este producto en la elaboración de todo tipo de postres. La harina turrada les da un cierto sabor como a turrón, y queda muy rico".

El paquete de un kilo se vendía en las tiendas del centro de Oviedo a 2,20 euros, y al parecer entre los asturianos este tipo de harina turrada mantiene una gran demanda. Precisamente ahora no estaban produciendo, ya que tienen que esperar a que les lleguen las piñas de millo que suelen comprar en Navarra.

Estos productos también se venden en distintos supermercados de ámbito regional.

Mari Álvarez se mostraba muy orgullosa de mantener esta tradición que inició su bisabuelo, un hombre que siempre se negó a confesar los secretos que escondía en su molino de agua. La forma en la que tuestan los millos hasta que adquiere esa tonalidad y ese sabor es algo que permanece como el gran tesoro de esta familia.

En cuanto al gofio habrá que recordar que en otras épocas fue un alimento básico en la alimentación de los isleños. Este producto era la base esencial de su nutrición, y en torno a esta harina giraban el resto de los alimentos que se consumían, ya fueran vegetales, carnes, pescados, quesos y leche.

El gofio ya era conocido y usado por los aborígenes de las Islas. Los guanches solían tostar los cereales en recipientes de barro y luego lo molían en molinos de mano, hechos con piedra basáltica porosa.

En diferentes fuentes se recoge que en épocas de falta de agua, y ante la gran escasez se usaba para la elaboración del gofio semillas de amagante, de faya, de cosco de raíces de helecho y de otros tipos de vegetales.

Al comienzo de la Colonización tan solo se producía trigo y cebada y algunas legumbres como el chícharo o las habas. En el siglo XVI se amplió la gama de cereales con la llegada del millo procedente de América. Este nuevo cereal tuvo gran aceptación y de hecho terminó por extenderse a todo el Archipiélago.

Sin tanta elaboración previa, como la que recomiendan los asturianos con su harina turrada, en Canarias con un gran tazón de leche ya es suficiente para probar este producto de una manera adecuada. Además de las suculencias que supone la variada gama de pellas de gofio que se pueden degustar.

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