La foto de Rihanna, con el labio partido y un ojo amoratado, sacudió el mundo de la música en febrero de 2009. La estrella del pop había recibido una brutal paliza de su novio, el rapero Chris Brown, en la víspera de la gala de entrega de los premios Grammy. Un caso de violencia machista que se saldó con una condena de cinco años de libertad condicional para Brown, además de una orden de alejamiento. La pareja se separó, aunque cinco años después retomarían su relación durante unos meses. Ahora, ocho años y medio después de aquella oscura noche, Brown ha revelado duros detalles de su relación con Rihanna y de la agresión en un documental: Chris Brown: bienvenido a mi vida.

"Me sentía como un jodido monstruo. Miro esa foto y es como si no fuera yo. Eso me va a perseguir siempre", asegura Brown en el documental, en el que relata cómo conoció a Rihanna en Nueva York, en el año 2004. Entonces, ella tenía 16 años; él 15. La conexión entre ambos fue inmediata.

La historia de amor adolescente empezó a torcerse debido a un affaire del músico con otra mujer, previa a su relación con la cantante. Brown negó la mayor, pero posteriormente Rihanna sabría de la mentira de su pareja y, también, la identidad de la otra mujer. Al descubrir la verdad, la "Reina del R&B" enfureció con Brown.

"Perdió la confianza en mí totalmente. Ella me odió después de aquello. Lo intenté todo y a ella no le importó. A partir de ese momento, la relación fue cuesta abajo porque había demasiadas peleas verbales, y físicas también. Por ambas partes", relata Chris Brown en un momento del documental.

Según la versión del rapero, los episodios de violencia eran constantes, sin que ninguno supiera cómo ponerles fin. "Ella me golpeaba y yo la golpeaba, y nunca estaba bien", sostiene. La pareja trató de enderezar su relación, pero todos los intentos fueron en vano. Y un encuentro fortuito acabaría por precipitar las cosas.

El 7 de febrero de 2009, Chris Brown y Rihanna acudieron a la Clive Davis' pre-Grammy Gala, un evento que se celebra en la víspera de la entrega de los premios, en cuya gala estaba programada la actuación de Ri Ri. Una vez allí, Rihanna se encontró con la mujer con la que Brown había tenido su affaire, cuya identidad no ha salido a la luz, y se derrumbó.

"La ceremonia estaba a punto de comenzar, ella (Rihanna) estaba llorando", relata Brown. La cantante empezó a beber, el rapero también. Se relajaron y, cuando parecía que la crisis estaba superada, se fueron a casa. Pero esa noche, Rihanna descubrió un mensaje de texto de la otra mujer en el teléfono de su novio.

"Ella empezó a golpearme. Recuerdo que ella trató de patearme, pero entonces yo la golpeé, con un puño cerrado, le di un puñetazo. Le rompí el labio", señala Brown. "Cuando lo vi, estaba en estado de shock. ¿Por qué demonios la golpeé?", se lamenta el rapero. Pero la reacción de Rihanna a ese primer golpe no fue la de una mujer atemorizada: "Empezó a escupirme sangre a la cara y eso me cabreó aún más", reconoce Brown, que acto seguido golpeó a la cantante con más fuerza.

La pelea acabó en comisaría. Rihanna tuvo que anular su actuación en los Grammy y la foto policial en la que se ve su cara amoratada dio la vuelta al mundo. Brown se declaró culpable de un delito de violencia doméstica, y cumplió cinco años de libertad vigilada. La pareja se reconciliaría en 2013, aunque sólo fue un espejismo. "Todavía amo a Rihanna, pero hay que ser honestos: sólo pelearíamos entre nosotros", concluye el rapero.