Convivir un verano con Paris Hilton ha sido para el diseñador y estilista canario Andrés Acosta una experiencia inolvidable que le ha llevado, desde Ibiza como centro de operaciones, por buena parte de Europa participando en fiestas y presentaciones junto a la heredera del imperio Hilton. Paris, según Acosta, es "auténtica". "Un torbellino", añade este creador que ha accedido a compartir algunas de las fotos personales y sensaciones vividas con esta empresaria y dj de éxito, cuya cuenta de Instagram acumula casi 8 millones de seguidores.

"Ha sido un verano muy fructífero en el que además de su fiesta Foam&Diamonds en Amnesia Ibiza hemos realizado diferentes viajes con presentaciones por Europa, sesiones de fotos, rodajes para televisión, eventos benéficos...", recuerda el diseñador y estilista, que se ha encargado durante estos últimos meses de cuidar la imagen de la norteamericana ofreciéndole "diferentes looks adaptados a cada uno de los eventos en los que participó".

Para ello ha contado "con diseñadores nacionales e internacionales, vestidos de mi propia colección y hasta un vestido que he creado en exclusiva para ella". Acosta relataba en la edición digital de la revista Vogue hace unos días que empezó "a trabajar con ella unos dos meses antes del comienzo de la temporada. Contacté a más de 120 marcas y showrooms multimarca para seleccionar las prendas y complementos que luego le enseñaría en cada fitting a Paris. Cada domingo, durante todo el verano, ha lucido tres outfits distintos (uno para la presentación, otro para el dj-set y otro para la foam party). Le presento varias opciones para cada cambio y combinamos los accesorios juntos con la opción ganadora".

"Paris es pionera y creadora de un estilo propio que otros muchos han seguido. Es auténtica: un torbellino de energía, una mujer con una personalidad única y una trabajadora incansable", reconoce el creador natural de la isla de La Palma.

"Cada persona tiene una percepción de los demás y la mía hacia ella es la de un gran admirador", responde cuando se le pregunta si se ajusta a la realidad que ha conocido la imagen pública que se ofrece de Hilton. "La exposición mediática y esa imagen imaginaria que se construye alrededor de los personajes nos hace creer que conocemos a la celebridad y esto es un gran error. La humanidad se transmite en una mirada, en una palabra, en un gesto... Me siento muy afortunado de haber podido trabajar con ella estos meses". "Más que una sorpresa", prosigue, "podría decir que he tenido la suerte de confirmar de cerca que mi admiración por ella se basaba en algo real".

"Mi primer contacto con ella fue en Abu Dabi, donde conoció por primera vez mi colección de vestidos de noche", rememora Acosta. "Buscaban a alguien para incorporar a su equipo y la oportunidad llegó entonces para mí como una gran sorpresa. Ahora estoy muy centrado en mi carrera como diseñador pero colaboraciones tan especiales como ésta se presentan muy de vez en cuando. No he podido dejarla escapar y estoy enormemente agradecido".

Las fotos de Andrés Acosta en el jet privado y serigrafiado de Paris Hilton o junto a ella entregado al baile desde la mesa de mezclas de la mítica discoteca Amnesia hablan por sí solas del ritmo que ha tenido el verano 2017 para el palmero. "Ella sabe que soy canario pero nunca hablamos de si conocía las Islas", añade Acosta antes de mencionar que "cada domingo su fiesta Foam&Diamonds en Amnesia, Ibiza, ha sido una explosión de diversión y buena energía. Fans de todo el mundo llegaban cada semana a disfrutar del espectáculo junto ella", una experiencia que repitió con Hilton en exclusivos saraos de Puerto Banús, Mallorca o Positano, en Italia.

Dice que la archifamosa rubia "tiene una gran capacidad" para gestionar el acoso al que la mantienen los medios de comunicación. "Siempre sabe regalar sonrisas y palabras bonitas vaya a donde vaya. Es admirable ver cómo desprende siempre tanta buena energía hacia todos sus seguidores. También me ha sorprendido gratamente ver todo el cariño de la gente hacia ella, en especial el de sus leales seguidores".

Andrés Acosta confiesa que él se ha tomado "con naturalidad" el acoso constante de los paparazis durante la estancia en Ibiza. "Trabajo en este medio desde muy joven y sé que forma parte de este trabajo. Tienes que tomártelo con mucha naturalidad", insiste.

Entre las anécdotas de este verano que se quedarán grabadas a fuego en la memoria de Acosta menciona la noche que la escuchó cantar Stars are blind. "Nunca la había escuchado interpretarla en vivo y durante uno de los shows nos sorprendió a todos con una actuación en directo. Yo estaba en el camerino y en cuanto escuché las primeras notas me apresuré hacia su cabina para disfrutarlo junto a ella con todo el equipo".

Para un joven palmero como Andrés Acosta, que presume de inspirarse en los estrellados cielos de la isla de La Palma para sus creaciones, debió ser toda una experiencia escuchar a su ídolo y ahora amiga cantar a las estrellas [ Las estrellas son ciegas es la traducción al español del título del primer éxito de la archifamosa heredera].

Es más, como regalo de despedida a la empresaria y dj le elaboró un vestido para el que también se inspiró en el firmamento "cambiando el color, el largo, y algunos elementos del bordado" de uno de los vestidos que Hilton vio en Abu Dabi.

"Paris brilla con luz propia, así que opté por el negro como base, un cielo nocturno sobre el que aparecen un sinfín de estrellas bordadas en rosa. Su color fetiche, que contrasta y dulcifica la silueta tan sexy del vestido", explicaba el diseñador en Vogue.

"Admiro profundamente a mujeres como Petra Nemova, Paris, Ariadne Artiles o Clara Alonso", con quienes se ha codeado este palmero durante su carrera, "a las que he tenido la suerte de conocer en lo profesional y luego ha surgido un flechazo emocional que nada tiene que ver con su popularidad. Son mujeres bellas por fuera pero bellísimas en su interior, que viven su profesión con un sentido que traspasa los estrictos límites de la imagen. Tenemos que aprender a ver mejor y más allá de la imagen", concluye mientras embarca en el avión en el cual Andrés abandonó su inolvidable verano ibicenco.