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Salud

El olivarero planta una botica

El andaluz Cristóbal Moreno, primer adjudicatario en la isla del último concurso de farmacias, proyecta ofrecer aceite propio en su comercio

El malagueño Cristóbal Moreno, titular de la farmacia Maraceite. J. PÉREZ CURBELO

"El mar y el aceite son dos fuentes indudables de salud", destaca Cristóbal Moreno Luque (Villanueva del Trabuco, Málaga, 1970), doctor en Farmacia por la Universidad de Granada, para explicar la denominación de la botica inaugurada a mitad de julio en Cruz del Ovejero, en el distrito Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya de la capital grancanaria, tras una inversión aproximada de 90.000 euros.

La farmacia Maraceite (carretera de Teror, 16) une en su nombre, además, líquidos asociados a los lugares de origen y destino de su propietario, primer adjudicatario en la isla del concurso de méritos concluido el pasado año por el Servicio Canario de la Salud (SCS), porque "es de bien nacido ser agradecido con quien te acoge, sin renunciar a tus raíces". Y, de paso, informa sobre su ubicación en el periférico distrito capitalino, pero sin apropiarse del topónimo, ya que "no puedes hacerte dueño del nombre de todo un barrio en el que ya hay cinco o seis farmacias", argumenta Moreno Luque en su despacho, solo decorado hasta la fecha con una fotografía familiar y tres títulos académicos.

También se interesó el boticario andaluz por el significado del topónimo aborigen ( Atamarazait, palmeral o paso entre palmeras) para acompañar al lógico olivo, situado en una maceta junto a la puerta del establecimiento, con una palmera en un tiesto al otro lado del acceso. Más adentro del local, con una superficie de 170 metros cuadrados, predomina el sanitario color blanco con detalles, obviamente, verde oliva y azul marino tras un proyecto ideado por el empresario trabuqueño junto a una amiga malagueña, arquitecta de profesión.

De "familia olivarera de toda la vida", Cristóbal Moreno no limita el guiño aceitunero a la denominación o a la decoración del negocio, sino que planea fabricar, embotellar, transportar y comercializar óleos procedentes de sus tierras a partir de la próxima cosecha. En su opinión, "ya tenemos aceite de almendra, de ricino, de argán e, incluso, zumo de aloe vera, muchos productos relacionados, así que quiero coger mis propias aceitunas, ir a una molturadora (almazara) con registro sanitario y crear mi marca, ya registré Maraceite, para incorporar a mi farmacia y dar a conocer a mi público el aceite de oliva propio".

Aunque subraya que no es un medicamento, el doctor Moreno apunta que el aceite de oliva, "única grasa vegetal extraída sin tratamiento químico", contiene ácido graso omega-3 o vitamina E, por ejemplo, sustancias ya expedidas como comprimidos en todas las farmacias. La futura presencia del zumo olivarero en las estanterías comerciales, con perfil ondulante inspirado en las olas de las costas isleñas, se relaciona con su especialidad en nutrición, que ya incluye el servicio de asesoramiento personal junto a la oferta de productos dietéticos a la espera de incorporar un profesional de la alimentación para deportistas.

Por el momento, Maraceite ya mima a otros grupos de población como la infancia y la tercera edad, más allá de la venta de artículos específicos, con la instalación de un photocall farmacéutico para el entretenimiento de los pequeños y la medición de la tensión arterial para el control de los mayores. Análisis de sangre, formulación magistral, terapias alternativas, óptica y ortopedia o baños para clientes completan la propuesta de una botica abierta en horario continuo (8.30 a 21.45 horas) los 365 días del año gracias a la atención de, además del titular, seis empleados: dos licenciados como adjuntos, una pareja de técnicos y otros tantos auxiliares, "un buen equipo, localizado a través de un anuncio en internet, que se está convirtiendo en una familia".

Después de vivir en diversas ciudades andaluzas, Valencia y Basilea (Suiza), Moreno Luque viajó una semana el Archipiélago durante el verano de 2014 por el primer concurso farmacéutico convocado por el SCS en casi tres lustros, un proceso fallado dos años después con la adjudicación de 60 boticas hasta situar el número total en 765 oficinas. "Éramos 540 personas y me quedé en el número dos, 94 puntos de 100 posibles", presume el doctor malagueño, que descartó su preferencia profesional por la docencia y la investigación a causa de la "importante endogamia" observada en el ámbito universitario.

A pesar de aprobar las oposiciones andaluzas de inspector sanitario, Cristóbal Moreno decidió reciclarse en otro campo de su gusto como la atención farmacéutica y, ante la imposibilidad de adquirir una licencia por alrededor de un millón de euros, optó por concurrir a una convocatoria pública. "Lo que más puntuaba en todos los concursos era el tiempo trabajado, hasta un máximo de diez años, pero yo no tenía experiencia en oficina, así que me tocó empezar en 2002 una carrera larga como adjunto hasta que tuve la suerte de que me contrataran para gestionar una farmacia durante ocho años, ahí realmente aprendí, además de completar durante esa etapa con todo aquello que me pudiese ayudar a puntuar como diferentes cursos o un máster de dos años en atención farmacéutica", explica el emprendedor trabuqueño.

Tras obtener la segunda mejor puntuación en el listado provisional canario, el boticario andaluz regresó al Archipiélago en febrero de 2016 para recorrer las zonas posibles y elegir su destino definitivo. Descartadas las islas no capitalinas, "no solo por cuestión de negocio, sino por calidad de vida al estar acostumbrado a la Península y poder agobiarse en un territorio pequeño", Moreno Luque visitó Gran Canaria y Tenerife hasta inclinarse, finalmente, por la sección 7 del distrito 5. A su juicio, "está en la capital, la zona tiene un gran futuro, con muchísima población y aún en expansión, y, sobre todo, encontré un local, de casualidad, que firmé el día antes de la elección final".

Y tras dos meses de apertura al público, "la gente del barrio está encantada y las perspectivas son positivas", se alegra Cristóbal Moreno, feliz tras su mudanza del olivar al palmeral. No en vano, "Canarias y Andalucía somos hermanos, en el carácter y en el clima".

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