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Salud

Los antibióticos enferman por abuso

La OMS alerta que la resistencia a estos medicamentos, derivada de un mal uso, será la principal causa de mortalidad entre la población en las próximas décadas

Oficina de farmacia en la capital grancanaria. JOSÉ CARLOS GUERRA

La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que en 2050 la resistencia a los antibióticos se cobrará más de diez millones de vidas, convirtiéndose en la primera causa de muerte en el mundo. La expansión de la penicilina en los años 40 del pasado siglo, fue uno de los mayores avances de la Medicina, al lograrse frenar la mayoría de los procesos infecciosos bacterianos, tanto en el hombre como en los animales. Sin embargo, el mal uso y abuso durante décadas de estos fármacos están ocasionando un retroceso de casi siete décadas en la lucha contra las enfermedades infecciosas.

El desarrollo de la resistencia a los antibióticos, especialmente la aparición y diseminación de bacterias multirresistentes, bautizadas como "superbacterias" y la escasez de tratamientos alternativos, son dos de los mayores problemas de salud pública y sanidad animal a los que se enfrenta la humanidad, según alertó el director general de la OMS, Tedros Adhanom la semana pasada en la 72ª Asamblea de las Naciones Unidas celebrada en Nueva York.

"Dicha resistencia a los antimicrobianos implica infecciones que evolucionan peor, que prolongan estancias hospitalarias con incremento de costes económicos y sociales y que, en algunos casos, puede incluso llegar a duplicar el riesgo de muerte de los pacientes con infecciones por gérmenes resistentes. Además, eleva el riesgo de la propagación de la infección a otras personas, animales, alimentos y medio ambiente", afirmó Nieves Pérez Martín, farmacéutica responsable del Centro de Información del Medicamento del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Las Palmas.

La especialista asegura que, aunque son muchos los factores que favorecen la selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos, su uso inapropiado e indiscriminado "es uno de los factores principales que contribuyen a este fenómeno junto al control deficiente de la infección bacteriana, por ejemplo no terminar los tratamientos cuando se nota una mejoría. Para las bacterias, el desarrollo de resistencia a los antibióticos es un proceso evolutivo natural para sobrevivir. Este proceso limita la vida útil de los antibióticos".

Existen grandes diferencias en las tasas de consumo de antibióticos entre distintos países. En salud humana, según un estudio del European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC), se estima que, en un día cualquiera, en torno al 30% de los pacientes ingresados en los hospitales europeos recibe al menos un antibiótico. Este estudio muestra que España se encuentra por encima de la media europea, con unas cifras estimadas del 46%, lo que lo sitúa en quinta posición en cuanto al consumo de antibióticos en Europa a nivel hospitalario.

Nieves Pérez destacó que el 90% del consumo de antibióticos se produce en Atención Primaria, donde una tercera parte de las consultas están relacionadas con enfermedades infecciosas y, de ellas, algo más de la mitad están relacionadas con infecciones del tracto respiratorio. En la población infantil, este valor puede llegar a alcanzar el 50%. Según los datos aportados en el último congreso de Semergen (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria) celebrado en mayo en la capital grancanaria, en España las dosis habituales para las patologías más comunes en el uso de antibióticos es diez veces superior a los países nórdicos, y en el último año en Canarias se registró un aumento del consumo de un 20%, a pesar de que sólo se puede adquirir con receta.

Por otra parte, la farmacéutica también destacó, como causa de la resistencia, en que la cantidad de antibióticos destinados a consumo en animales dobla, al menos, a la empleada en seres humanos. "Y debe tenerse presente que el uso masivo de antibióticos en el ámbito veterinario afecta a los micoorganismos que hay de manera normal en el organismo de los animales y que son beneficiosos por ejemplo en el aparato digestivo, facilitando la selección de microorganismos resistentes a tales antibióticos, que son eliminados con las heces. En su último informe la Agencia Europea de Medicamentos, correspondiente a las ventas en 2014, registraba un total de 9.010 toneladas de antibióticos (expresadas como principio activo). De ellos, el 60,5% lo acaparaban tres países: España, Alemania e Italia. En salud animal los datos de consumo de antibióticos del año 2011 nos sitúan en tercer lugar de la Unión Europea".

Los microorganismos causantes de enfermedades pueden ser de muy diversa naturaleza: bacterias, hongos, protozoos, virus o parásitos. "Por ejemplo, la neumonía, también llamada comúnmente pulmonía, es una infección que puede ser causada por virus, hongos o bacterias, las neumonías bacterianas son las que deben ser tratadas con antibióticos", aclara la responsable del Centro de Información del Medicamento del COF de Las Palmas. "Muchas infecciones comunes son provocadas por virus (como la gripe o el resfriado), por parásitos (como el paludismo), o por hongos (como la candidiasis). La utilización de antibióticos para tratar estas infecciones de origen no bacteriano, no solo no cura la enfermedad sino que, además, es capaz de provocar efectos adversos y facilita la aparición de resistencia microbiana".

Los antibióticos se pueden clasificar por generaciones según han ido apareciendo en el mercado tras investigaciones en las que se consiguen moléculas que son activas a bacterias resistentes a los primeros antibióticos. Esos antibióticos de tercera o cuarta generación se deben reservar para infecciones que pueden ser más graves producidas por bacterias resistentes.

Para frenar el problema de las resistencias, Pérez apuntó que el desarrollo de nuevos fármacos "por sí solo no será suficiente para hacer frente a este creciente problema". Apuntó que la resistencia antimicrobiana es un problema grave en expansión que requiere de un abordaje global y multidisciplinario, "y que, de no ser contenido, puede llevarnos a una era post-antibiótica".

En España, el plan nacional para reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencias a los antibióticos, se estructura en seis líneas estratégicas comunes para la sanidad humana y veterinaria: vigilancia del consumo y de la resistencia a los antibióticos; control de las resistencias bacterianas; identificar e impulsar medidas alternativas o complementarias de prevención y tratamiento; definir las prioridades en materia de investigación; formación e información a los profesionales sanitarios; comunicación y sensibilización de la población.

A principios de 2017, la OMS publicó una nueva lista con las 12 familias de bacterias más peligrosas para la salud humana y para las que se necesitan nuevos antibióticos urgentemente. Para elegirlas se han tenido en cuenta, entre otros criterios, la resistencia a un elevado número de antibióticos y que sean causantes de enfermedades comunes como la gonorrea o la salmonelosis. Actualmente, las líneas de investigación van enfocadas a nuevas moléculas con actividad antibacteriana o, nuevos enfoques clínicos basados, por ejemplo, en el uso de bacteriófagos, virus que atacan a las bacterias.

En la actualidad la investigación gira en torno a nuevos potenciales antibióticos no generadores de resistencia bacteriana, o con mecanismos de acción diferentes, también modificando químicamente los ya existentes. "Mejorando las técnicas para investigar nuevos fármacos, por ejemplo de secuenciación genómica (estudio del ADN) se consigue identificar diversos puntos diana del ADN bacteriano, donde nuevos fármacos tienen posibilidades de actuar son muchas las líneas de investigación para el desarrollo de nuevos antibióticos".

Además de la investigación, para Nieves Pérez es fundamental la educación. "El abuso del consumo de antibióticos y el incumplimiento de los tratamientos está generalizado, es la concienciación de la población a través de la educación sanitaria la que puede lograr que mejore el uso de estos medicamentos", concluyó la especialista.

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