La obesidad es causa directa de muchas enfermedades como hipertensión arterial, diabetes o dislipemia (altos niveles de colesterol y triglicéridos), pero, además, desde hace unos años se ha relacionado con el deterioro cognitivo: hasta tres veces más riesgo que en las personas con normopeso.

Ante esta situación y con el objetivo de concienciar sobre la necesidad de mantener unos hábitos de vida saludable (dieta adecuada y actividad física), las sociedades españolas de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y para el Estudio de la Obesidad (Seedo) presentaron ayer la campaña Cuida tu peso, cuida tu memoria.

" Mens sana in corpore sano", resumió la doctora Irene Bretón, presidenta de la SEEN, quien incidió en que la idea es "cuidarnos ahora para envejecer, mejor tanto de cuerpo como de mente". La obesidad, definida como un exceso de masa grasa, es una enfermedad crónica que se ha convertido en la epidemia del siglo XXI y en uno de los retos más importantes en salud pública, de hecho, uno de cada cinco españoles la padece y casi un 40% tiene sobrepeso.

Grasa abdominal

La doctora Purificación Martínez de Icaya, de la junta directiva de la Seedo, destacó que no solo es importante la presencia de obesidad, sino también la distribución de la grasa corporal, ya que el predominio abdominal de ésta se relaciona especialmente con el riesgo de deterioro cognitivo y demencia.

"A medida que vamos ganando peso el tejido subcutáneo pierde capacidad para acumular la grasa, que se va hacia el abdomen, donde tiene más sitio. Pero cuando el tejido adiposo abdominal se llena también, la grasa se desplaza hacia el corazón, los músculos, el hígado, los riñones y el sistema nervioso central", explicó la doctora Martínez de Icaya antes de subrayar que "ahí empieza toda la cascada de enfermedades crónicas".

Uno de los mecanismos que parece asociar deterioro cognitivo y demencia es la presencia de resistencia a la insulina en los pacientes con obesidad, especialmente cuando se localiza en el abdomen. Un estudio reciente ha mostrado que una mayor resistencia a la insulina se relaciona con niveles más altos de beta-amiloide, sustancia implicada directamente en el desarrollo de algunos tipos de demencia.

Otro de los factores, según ambas sociedades científicas, es que las personas con obesidad pueden presentar enfermedades cardiovasculares asociadas, que influyen de manera negativa sobre el riesgo sanguíneo cerebral y, por tanto, contribuyen al deterioro cognitivo. "Más índice de masa corporal, más trastorno cognitivo en personas de edad media", advirtió la doctora Martínez de Icaya.

No obstante, "la buena noticia" es que "actuar contra la obesidad, puede revertir en parte ese deterioro cognitivo" y, de hecho, se sabe que perder peso reduce a la mitad ese trastorno. Según la doctora Nuria Vilarrasa, coordinadora del grupo de trabajo de obesidad de la SEEN, se ha observado una reducción del riesgo de demencia con la realización de ejercicio físico de manera regular. La actividad, además de tener efectos beneficiosos sobre los factores de riesgo cardiovascular, podría mejorar la síntesis neuronal.

Más del 6 % de los españoles mayores de 60 años sufre algún grado de demencia y, según estas expertas, los hábitos de vida saludable podrían tener un efecto beneficioso sobre esta patología.