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Entrevista a Lidia Farray Cuevas

"El libro ha supuesto asistir al 'milagro' de la resurrección de Jaime Llinares"

"He sentido que Jaime continúa denunciado la desigualdad como causa del sufrimiento", cuenta la psicóloga clínica

Lidia Farray Cuevas. LP/DLP

Hace unos meses publicó Yo creo en la vida. Confidencias de un psicoterapeuta , una obra póstuma de Jaime Llinares. ¿Qué significó para usted sacar a la luz las infinitas enseñanzas de Jaime?

Hace cinco años que Jaime murió, la publicación de este libro ha supuesto para mí asistir al milagro de la resurrección de Jaime. Muchas personas me envían fotos con el librito rojo en la playa, en el campo, en la barra de un bar? Y me comunican que la palabra de Jaime les toca el corazón. Es muy gratificante saber que él sigue ayudando con su mensaje. He sentido que Jaime continúa gritando a "los entronizados en las cúpulas", denunciando la "desigualdad" como causa del sufrimiento, invitando a la libertad de ser uno mismo, una misma, señalando la necesidad de mirar y de mirarnos con ojos de bondad. Estoy muy agradecida con que esto esté sucediendo. Cuando comencé a revisar sus papeles y a visionar los videos grabados en los seminarios organizados por EITHA (Escuela Independiente de Terapia Holoanalítica) que fundamos junto a otros colegas, me di cuenta de la importante tarea que tenía en mis manos, una gran responsabilidad y una enorme gratitud.

El libro está escrito con un enfoque Holoanalítico, ¿en qué consiste este enfoque?

En la obertura del libro Jaime define el holoanálisis de este modo: "Holoanálisis quiere decir literalmente análisis completo u holístico y además análisis del Holón, lo cual, a su vez, significa también literalmente, algo que es parte y todo". La vieja idea de lo psicosomático fue el germen de esta visión a mediados del siglo pasado, lo holístico se abrió paso con la corriente californiana que impulsó la filosofía New Age en los 60 y la idea de abandonar el viejo paradigma Newtoniano-Cartesiano, que diseccionó nuestra visión de la realidad durante siglos, sigue siendo una utopía. Pero hemos visto muchas utopías realizarse, tenemos que cambiar nuestra visión de la realidad y eso cuesta mucho para unos mamíferos tan engreídos como somos los humanos. Quizá estemos ante un gran salto evolutivo, ya no nos sorprenden las imágenes en tres dimensiones y podemos explorar el cerebro en movimiento, entre otras muchas cosas que eran inimaginables para nuestros abuelos. Estamos en el siglo XXI y es hora de mirar la realidad con ojos nuevos. Nada sucede en mi cuerpo que no registre mi psique, la comunicación es instantánea; me llevo un susto y mi cuerpo se altera, pienso en catástrofes y tiemblo, me enamoro y mis células bailan? El entorno me influye, el aire que respiro, mis vínculos, las noticias del telediario? El todo-parte, el holón, vibra en bienestar o en malestar, en salud o enfermedad. Jaime dice: "La visión de cualquier realidad solo como parte o solo como todo, sería una visión incompleta, no plena y no equilibrada de la realidad" y es esa nueva visión la que desarrolla Jaime en este libro.

Jaime Llinares consideraba que vivimos bajo "el culto a la exageración" y que esto es una de las principales causas del malestar de la sociedad. ¿De qué hablamos cuando nos referimos al culto de la exageración?

En la segunda parte del libro, en el apartado: Acerca de la exageración, Jaime dice: "La exageración es un síntoma y por tanto es un símbolo". Si mi emoción está siendo exagerada, si mi reacción ante un hecho es exagerada, si mi conducta es exagerada, tengo que detenerme y preguntarme. Dice Jaime, en ese mismo apartado: "las conductas que llamamos "conductas anormales" no son más que las conductas normales hiperbolizadas.

¿Qué son las conductas inflamadas a las que usted hace mención en el videobook del libro?

En el vídeo resumen del libro que está colgado en Youtube: Yo creo en la vida. Confidencias de un psicoterapeuta, es la palabra de Jaime la que se escucha, mi querido amigo, José Antonio Gonzales Dávila, y yo, pusimos voz a sus palabras. Cuando Jaime habla de conductas inflamadas, se refiere a esa exageración conductual que hace que matemos por celos, que acumulemos por mil cuando solo necesitamos diez, que violemos, que maltratemos? Que acabemos con las abejas y envenenemos la Tierra. La salud del planeta Tierra y de los seres que lo habitamos está sufriendo por la exageración. Jaime afirma: "el cáncer de la desigualdad hace metástasis en todos los órganos del planeta y de todos sus habitantes"

Una de mis preguntas favoritas de la obra es: "¿La vida que vive es la que quiere vivir?" ¿Cómo podemos saber esto?

Es una pregunta que abre muchas interrogaciones: ¿Son mías mis decisiones? ¿O sufro algún tipo de secuestro emocional que me lleva a vivir una vida que no quiero por miedo a que me abandonen, me castiguen, me reprochen, me rechacen? ¿Temo quedarme solo? Es muy difícil ser uno mismo. Los seres humanos, como dice Jaime en el librito rojo, somos seres muy necesitados. Necesitamos vínculos afectivos tanto como la comida. Los casos de marasmo, entre niños y ancianos en abandono afectivo, están suficientemente investigados y demuestran que, los vínculos amorosos son fundamentales para nuestra salud psíquica y física, para nuestra salud holónica o integral. Esta necesidad básica de afecto nos hace dependientes, y es esa dependencia la que nos impide vivir nuestra propia vida, pagamos un precio muy alto por ello. Quiero ser yo, pero temo ser yo, porque la amenaza de la soledad, del desarraigo, de ser expulsados de la tribu, pende sobre nuestras cabezas como una espada energética. Somos seres necesitados y eso es bueno que lo aceptemos con humildad, somos seres contradictorios, vulnerables, dependientes? Todo ello forma parte de los componentes energéticos de nuestro "ser humano" y partiendo de esos elementos, tejidos en una situación individual determinada, la historia vincular-personal nos condiciona en la elección de "nuestra" vida.

¿Podemos considerar entonces este libro como un despertar a la consciencia?

Creo que esa es la intención fundamental en el mensaje de Jaime. Pero si es muy difícil despertar conciencias ajenas, aún más, la propia, porque todos nos consideramos despiertos aunque andemos tropezando con las farolas, nos creemos despiertos. La alienación existencial, de la que habla Jaime en el primer capítulo, es la que nos impide tener una consciencia despierta que nos mantenga en contacto con nuestras necesidades y posibilidades reales y al mismo tiempo nos permita abrir los ojos, sin filtros, a lo que sucede en el entorno que nos rodea. Es una tarea difícil pero muy interesante.

Jaime consideraba que estamos en crisis, y no precisamente económica. Él afirmaba que "es el sentido de la vida el que está en crisis". ¿Qué cree usted que nos ha llevado a estar tan perdidos, tan alejados de nuestra esencia?

A veces pienso que hablamos desde nuestra burbuja de ricos cultos que comen a diario. Hay tantos seres que no tienen tiempo de hacerse estas preguntas que nos gustan tanto. Las imágenes de los refugiados son suficientemente claras y yo me quedo sin palabras ante este enorme escándalo metafísico para el que no tengo ninguna explicación. ¿Les preguntamos si es esa la vida que ellos quieren vivir? ¿Nos preguntamos qué responsabilidad tenemos en ello? Jaime no podía, o mejor, no quería dejar de denunciar la injusticia y los atropellos. Murió organizando los artículos que había publicado en prensa, muchos en este mismo periódico del que fue habitual colaborador, tenía la intención de publicarlos, entró en coma el día que terminó de revisarlos. Espero poder publicarlos pronto. Jaime necesitaba gritar ante la injusticia, la desigualdad, el abuso, la corrupción, los atentados a la Tierra, al patrimonio cultural del pueblo, las faltas de respeto, ante el desamor. El habla del "sadismo dogmático" de los poderosos y me atrevo a decir que toda su vida giró en torno a la necesidad imperiosa que emanaba de una vocación profunda, de una llamada a restablecer la igualdad esencial de los seres humanos, reivindica el respeto, en el librito rojo: "El respeto es el primer nombre que tiene el amor antes de llamarse amor". El respeto al otro, a sí mismo, a la naturaleza y a todos los seres de nuestra madre tierra. Pero el sadismo dogmático no respeta, no escucha, no ve, no siente, no es consciente del daño que ocasiona, es inconsciente y cuando, ante una situación de abuso e injusticia, alguien trataba de justificar la situación diciendo: "es inconsciente", Jaime respondía: "peor aún, porque tiene más difícil arreglo". Si contemplamos lo que sucede en este momento en el planeta y dejamos de mirar nuestros ombligos, comprobaremos que no hemos dejado de ser bárbaros. Espero que el librito rojo de Jaime ilumine nuestras consciencias, abra nuestros ojos y que algún día en este planeta el sol brille igual para todos.

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