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Entrevista | Expresidenta del Gobierno

"Ahora que hablamos tanto de la ley, la de Igualdad no se cumple"

"No me pudieron horadar por otras vías y trababan de atacarme por mi imagen", manifiesta María Teresa Fernández de la Vega

María Teresa Fernández de la Vega. LP/DLP

El compromiso con la igualdad de la que fue la primera vicepresidenta de un Gobierno de España es evidente tanto desde su presidencia de la Fundación Mujeres por África como en todas las acciones que lleva a cabo para promover el cambio de un modelo que, subraya, "no puede ser democrático porque la democracia se basa en la igualdad". Nacida en Valencia, en 1949, fue diputada en el Congreso entre 2004 y 2010. Desempeñó el cargo de vicepresidenta del Gobierno, ministra de la Presidencia y portavoz del Gobierno bajo el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero. El 20 de octubre de 2010 anunció el cese de sus cargos en el Gobierno de España; la sucedieron en la vicepresidencia primera del Gobierno y su portavocía Alfredo Pérez Rubalcaba, y en el Ministerio de Presidencia Ramón Jáuregui. De la Vega pasó a formar parte del Consejo de Estado.

En pleno siglo XXI todavía se habla de la igualdad entre hombres y mujeres como una utopía.

Cuesta mucho revertir el modelo actual porque el patriarcado es muy resiliente y ante los pasos que damos las mujeres inventa algo para hacernos retroceder: criminalizó el feminismo en su día y ahora lo hace con las cuotas, que se hicieron como elemento de políticas de promoción positiva ante la discriminación. Pero a pesar de eso vamos a seguir avanzando porque somos muchas y la mujer hoy tiene mucha más capacidad de expresarse y que su voz llegue. El camino, como decía Zygmunt Bauman, es a través de dar nuestras manos porque no luchamos contra ellos, contra los hombres, sino que queremos construir una sociedad de iguales. Somos diferentes pero iguales en derechos, en aspiraciones y en necesidades, y conseguirlo hará que la sociedad funcione mejor.

El rechazo a las cuotas se ha generalizado alegando que reducen la calidad.

Porque se han criminalizado, es el mensaje que la cultura patriarcal transmite hacia las jóvenes de que si son mujeres cuota es porque no se lo merecen. Si se tratase de acceder a un puesto por méritos las mujeres ganamos siempre porque somos mejores en las universidades, exámenes, concursos..., pero cuando es por cooptación perdemos porque la hace el patriarcado.

La ley de Igualdad cumple 10 años, ¿qué ha ocurrido?

No se cumple y eso hay que denunciarlo porque es muy grave. Ahora que hablamos tanto de la ley, referido a otras cuestiones, es un buen momento para recordar que la ley ha de cumplirse, pero también ha de cumplirse primero la de Igualdad porque es la discriminación más onerosa.

La ley carece de recursos, pero, ¿no cree que fue responsabilidad del Gobierno de Zapatero, que la creó, el no habilitarlos?

Hubo recursos, pero vino la crisis y se acabaron. Autocrítica siempre se puede hacer porque hicimos muchas cosas y no sé si se pudo hacer más, pero yo hice todo lo que pude. Era nuestro compromiso, era de justicia y había que hacerlo. ¿Se podía hacer mejor? Pues seguramente, pero ahora hay que seguir trabajando en eso. Desde luego las políticas si no van con recursos no sirven.

¿Qué le parece lo que rodea al juicio por la violación de San Fermín?

Tenemos que reaccionar frente al lenguaje y la situación de absoluta indefensión en que se está colocando a las víctimas, que tienen que justificar su posición como tales. Es intolerable lo que se está retransmitiendo a raíz de ese terrible acontecimiento que condeno de manera radical y espero que toda la sociedad condene y que haya un juicio justo donde se haga recaer sobre estas personas todo el peso de la ley. Y si hay que sacar algo es a esos violadores cumpliendo condena y promoviendo una imagen de rechazo absoluto de la sociedad.

¿Cree que hay un retroceso en la igualdad?

Falla el modelo, que es patriarcal y para nada democrático. Hay un retroceso, pero desde los gobiernos y desde las políticas que se hacen desde las instituciones, pero individualmente y colectivamente las mujeres somos imparables y ahí es donde nos tenemos que juntar.

Como la primera vicepresidenta de un Gobierno en España tuvo que soportar comentarios a diarios sobre su aspecto físico, su estilismo o su vida privada. ¿Cómo es posible trabajar en ese ambiente?

Fue horrible, se vive muy mal, con muchísima rabia. Te enfadas y te preguntas el porqué, porque de mí han inventado de todo... Fue un ataque brutal del patriarcado, completamente misógino y machista que venía de todos los lados. ¿Por qué? Yo qué sé. Tal vez el no poder resistir que haya una mujer que ejerce el poder igual o mejor que ellos y sin consultarlo. El problema es que puede haber mujeres en el poder, pero sometidas a la tutela de los hombres. A mí el poder me lo dio el presidente Zapatero, pero luego me lo dieron los ciudadanos que me votaron y a partir de ahí lo ejercí con libertad. Y eso fue lo que provocó que se levantaran tantas calumnias para tratar de deteriorar mi imagen. Es una discriminación terrible porque como no me podían horadar por otras vías trataban de atacarme a través de mi imagen, mi persona, mi estatus.

¿Cómo se afronta?

Con paciencia y creyéndote mucho lo que estás haciendo. Sabes que es algo que tienes que sufrir, no podía caer en la trampa de combatirlo porque sabía que tenía una oportunidad única. Cuando estás en el poder debes ocuparlo y ejercerlo sin que te distraigan y se trataba de eso. Querían distraerme. No digo que no me afectase, pero lo superaba con un afán enorme de intentar hacer más cosas porque sabía que podía cambiar la vida de la gente, y eso no tiene precio.

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