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Entrevista a Manuel Montesdeoca

"Los materiales inteligentes favorecen el ahorro de energía"

"Las viviendas inteligentes nos permiten controlar a distancia las funciones del hogar", apunta el profesor de la Escuela de Arquitectura de la ULPGC

El profesor Manuel Montesdeoca, impartiendo una conferencia. LP / DLP

¿Qué entendemos por edificios inteligentes?

Se podría decir que es un edificio que toma decisiones, que se conecta con otros edificios, con la propia ciudad, o incluso, con el Ayuntamiento y la policía, si fuese necesario. Están construidos con materiales inteligentes. A día de hoy, el edificio más inteligente del mundo se encuentra en Ámsterdam, la capital holandesa. Se trata de una construcción en la que hay diferentes oficinas, y es capaz de enviar a los trabajadores SMS, en los que se les indica a los empleados las plazas de aparcamiento que están libres, y dónde pueden aparcar su coche. También, el trabajador puede tener preparado el café a la hora que acostumbra a tomarlo. Se podría decir que se adaptan a las costumbres de los usuarios, a la propia rutina diaria del trabajo. De todo esto se ocupa la tecnología inmótica, aplicada al control y a la automatización de los edificios que no están destinados a servir como vivienda.

¿Considera necesario dotar a las viviendas de mecanismos automatizados?

Como dato curioso, me gustaría destacar que la mayoría de las personas no son conscientes de que muchos edificios ya cuentan con una parte automatizada, desde hace ya varios años. Sin ir más lejos, cuando entramos a un garaje, las luces se encienden de forma automática, sin necesidad de tocar un interruptor. Esto se debe a que hay instalado un detector de presencia. Otro ejemplo lo pondrían los detectores de humo, que en caso de incendio, ejecutarían las acciones necesarias para extinguirlo. Sin embargo, la tecnología avanza a pasos agigantados, y a día de hoy, nos ofrece muchísimas más posibilidades.

¿Qué son los materiales inteligentes?

Son aquellos capaces de realizar acciones. Por ejemplo, hormigones que cuando se agrietan o sufren una fisura se autorreparan. También, incluimos en este grupo a los materiales de cambio de fase, uno de los avances más importantes. Estos materiales son capaces de acumular o de ceder calor, en un margen de temperatura muy próxima a la que necesitamos los seres humanos para tener el suficiente confort, en función de la época del año en la que estemos. Todo esto se enmarca dentro de la nanotecnología, donde también encontramos los nanosensores, que pueden ser introducidos en una estructura y medir la oxidación, la deformación, y otro tipo de datos interesantes. Hablamos de un mercado amplio, cambiante, donde cada día salen cosas nuevas. Estos materiales están disponibles en nuestro país. Pero es cierto que en el caso de Canarias contamos con una menor variedad. Sin embargo, ya en las grandes capitales peninsulares existen edificios que apuestan por estos elementos.

Con respecto a las casas, ¿que características reúnen las denominadas viviendas inteligentes?

Son instalaciones complejas, propias de las telecomunicaciones. Son viviendas que están automatizadas con sensores, con sistemas de control, y con lo que se denominan actuadores. Todos estos elementos son los encargados de poner en marcha todas las funciones que queramos realizar, desde subir persianas, hasta encender luces.

¿Cómo funcionan?

Los sensores detectan cualquier tipo de incidencia y deben estar instalados y repartidos por toda la casa. Cuando hablamos de sensores, nos referimos a detectores de emergencias, de humo, de gas, etcétera. Toda esa información viaja hasta el sistema central, que es el que lleva el control. A partir de ahí, se dan las órdenes correspondientes a los propios actuadores. Todo esto se produce gracias a los sistemas de cableado, que también pueden ser inalámbricos. Realmente, los encargados de ejecutar la acción son los actuadores.

¿Qué ventajas reúnen este tipo de hogares?

Tienen muchísimas ventajas. Sin duda, suponen un gran avance, porque nos permiten controlar a distancia las funciones que queramos realizar en el hogar. Para ello, tendremos instalada una APP en nuestro smartphone o tablet, que nos permitirá interactuar con nuestra casa. De este modo, por poner un ejemplo, podemos conectar en verano el aire acondicionado diez minutos antes de llegar a casa, para que cuando entremos, las habitaciones estén lo suficientemente frescas. Todo esto es función del sistema domótico. Y la domótica aglutina todas las tecnologías aplicadas al control y a la automatización inteligente de la vivienda.

¿Ha participado en algún proyecto en el que haya aplicado este tipo de tecnología?

En el año 2002, construí en la calle León y Castillo de la capital un edificio domotizado en el que todas las viviendas están capacitadas para lanzar distintos avisos relacionados con inundaciones o cualquier tipo de avería en el hogar. Sin embargo, teniendo en cuenta los recursos disponibles durante esa época, las cosas han cambiado mucho. Actualmente, ya no solo podemos tener el aviso, sino que además la tecnología nos brinda la oportunidad de obtener imágenes, a tiempo real, de lo que está sucediendo en nuestra casa. Esto es posible, siempre y cuando en la vivienda tengamos instaladas algún tipo de cámara. Si bien es cierto, que lo más frecuente es recurrir a las microcámaras, por ser más estéticas.

¿Qué impacto podría tener en Canarias la implantación de estos mecanismos en todas las viviendas y edificios?

Sin duda, supondría un gran progreso para el Archipiélago, pero lo más importante, sería el ahorro energético, ya que el gasto de luz se optimizaría de manera muy considerable. Es muy difícil estimar una cifra exacta, porque también depende del coste de la luz, pero el ahorro sería significativo. Siguiendo esta línea, debemos tener en cuenta que, a partir de finales de 2020, será obligatorio incorporar energías renovables a los edificios, con el propósito de reducir en un 20% el consumo de energía. Esto se enmarca dentro de la apuesta 20/20/20, que contempla la Unión Europea. En este sentido, la inmótica, la domótica y los materiales inteligentes serían unos grandes aliados para cumplir con el cometido, ya que como he comentado, favorecen el ahorro energético, y por tato, facilitarían la incorporación de energías renovables a los edificios, algo que contribuye también a la sostenibilidad.

¿Supondría un coste elevado el uso de esta tecnología?

Aunque parezca sorprendente, el coste no es elevado, y lo cierto es que se podría amortizar a medio plazo. Por tanto, no es nada disparatado. Me atrevería a decir incluso, que lo que podría incrementar el precio sería la mano de obra profesional. A esto hay que sumarle que los sensores han disminuido su precio con el paso de los años, y cada vez son más económicos. Pero lo más importante, insisto, es que con el paso del tiempo, todas estas herramientas supondrían, además de una gran comodidad para los usuarios, un importante ahorro energético.

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