Hollywood reniega de Woody Allen. La industria que se vanaglorió de contar con el reputado director trata ahora al autor de clásicos como Annie Hall, Manhattan o Hannah y sus hermanas como un auténtico apestado, hasta el punto de renegar de sus trabajos, por los supuestos abusos a su hija Dylan Farrow, a los siete años. Casos como el de Mira Sorvino son llamativos. La intérprete, vetada por Harvey Weinstein tras no acceder a mantener relaciones sexuales con él, ganó su único Óscar con Poderosa Afrodita. En una carta dirigida a Dylan Farrow, Sorvino pide disculpas por no haberla creído cuando denunció los abusos. Otra actriz lanzada por Allen , Rebecca Hall, ha donado al fondo de defensa legal Time's Up, que lleva los casos de acoso, el dinero cobrado por el último filme de Allen, camino que seguió su colega de reparto Timothée Chalamet. Reese Whiterspoon, Shonda Rhimes o Natalie Portman han repudiado públicamente al director en televisión con Oprah Winfrey. En España, plataformas feministas piden que se retire su estatua de una calle de Oviedo.