En la matinal de ayer domingo tuvo lugar uno de los actos más bonitos de las fiestas de San Antonio Abad de Tamaraceite: la bendición de los animales. Aunque la lluvia se presentó antes de salir, los vecinos no se intimidaron y se echaron a la calle en busca de la bendición de San Antonio Abad el Chico en lo alto de la Cruz.

A la vuelta se produjo otro de los actos entrañables de esta fiesta cual fue el reparto de los bizcochos lustrados, recordando a Doña María Villegas, de cuyos dulces se enamoró hasta el escritor Benito Pérez Galdós. Tal es así, que se los enviaba a Madrid, desde Tamaraceite.