La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista a Jesús A. Sánchez y Fernando Díaz

"Hemos querido crear un relato corto, con humor y didáctico"

"El protagonista luchaba contra el frío, el viento o las calles empedradas para llegar a regar su tierra", cuentan el escritor y el ilustrador de 'La carrera del agua'

Jesús A. Sánchez y Fernando Díaz. TONY HERNÁNDEZ

¿De qué trata su historia?

Jesús A. Sánchez: Este pequeño relato es un cuento escrito en clave de humor, pero que narra una historia real que vivieron los regantes de la comarca del Sureste utilizando el agua procedente del Barranco de Guayadeque. La heredad se llama Acequia Real de Aguatona de la Villa de Ingenio, que es una institución que nació a partir de una data de los Reyes Católicos de 1480 mediante la que se hacían los repartos de aguas y tierras entre los habitantes de la isla de Gran Canaria. Esta heredad se constituyó en 1505. Ha continuado hasta ahora, aunque los sistemas de riego han ido mejorando, pero en principio, el agua se repartía en base a un reloj que estaba ubicado en la casa de la heredad. Allí había un repartidor que daba salida a los regantes porque estos no disponían de hora. Los regantes salían corriendo durante quince o veinte minutos desde la casa ubicada en el pueblo hasta sus fincas y allí cortaban el agua del vecino para llevarla a sus tierras. Se regaba dos veces al mes, una de día y otra de noche, lo que suponía un esfuerzo tremendo, un sacrificio para no perder el líquido. Está documentado que este sistema se utilizó hasta 1941, fecha en la que ya los regantes tenían reloj y sabían cuándo se cortaba el agua de riego.

Su relato me parece una delicia. Podría ser un poema en prosa...

J. A.S.: Realmente he querido escribir una relato dirigido a los escolares, para que conozcan la historia de la heredad, para que no desaparezca, ni la agricultura artesanal que se practica en Ingenio.

¿Cuáles son los personajes principales?

J.A.S.: Hay tres importantes. En primer lugar, el repartidor, que es una persona que prácticamente no salía de la heredad, daba los turnos a los regantes y el momento de salida del riego. Era el único que tenía reloj. En segundo lugar, el protagonista, el corredor, el regante que partía de la casa de la heredad y llegaba a la finca a regar. En tercer lugar, otra figura entrañable, la mujer del regante, una persona trabajadora, discreta, que se pasaba el día en casa haciendo la comida, el queso y rezando el rosario por la tarde. Era la matriarca.

El uso del lenguaje no abusa de canarismos. Los integra con toda naturalidad...

J.A.S.: Se ha querido utilizar un lenguaje sencillo dirigido a los jóvenes con los términos propios que empleaban los regantes, quienes han aceptado el libro muy positivamente. Hasta el grupo musical Tabaiba ha compuesto una canción, La Carrera del Agua, que se presentará el dos de febrero (día de La Candelaria, patrona de Ingenio) en el Paraninfo de la ULPGC a las 20.00 horas.

¿Cree que se está perdiendo ese habla?

J.A.S.: Afortunadamente, en los pueblos se sigue hablando de esa manera sencilla, empleando términos como azada o cantonera, porque se sigue cultivando de manera artesanal, cuidando el entorno en diversos municipios en que se mantienen mucho las tradiciones y que se dedican a la agricultura ecológica.

Ya ha comentado que la trama refleja algo tan nuestro como el sistema de reparto del agua para la agricultura. ¿Sigue vigente entonces, o ya es cosa del pasado?

J.A.S.: Ese sistema de reparto pertenece al pasado. En la actualidad, gracias a la heredad Acequia Real de Aguatona, al Ayuntamiento, al Consejo Insular de Aguas y al Gobierno de Canarias, hay un sistema de distribución muy moderno con depósi tos, riegos a presión y contadores volumétricos, con lo que se aprovecha el agua al máximo y el agricultor puede regar en las horas apropiadas sin necesidad de los sacrificios antiguos.

La carrera del protagonista, desde que le asignan su turno de agua, tiene algo de épico...

J.A.S.: Evidentemente. Era un luchador que peleaba contra el viento, el frío, la lluvia, el calor o las calles empedradas, caminos imposibles, sin poderse parar para poder llegar a la tierra. El agua, por cada minuto que se retrasaba estaba perdida.

El escenario es la heredad Acequia Real de Aguatona en Ingenio. ¿Cuántas instituciones como ésta sobreviven?

J.A.S.: Afortunadamente en Gran Canaria existen varias heredades importantes que siguen vigentes y que tienen un espíritu de colectivo, donde pequeños agricultores mantienen el cultivo y la Isla verde. Necesitan ayuda de las Administraciones Públicas para sobrevivir.

¿Piensan incorporar estos libros a la enseñanza?

J.A.S.: El Ayuntamiento de Ingenio ha patrocinado esta publicación para repartirla en los colegios para que los profesores y alumnos participen de estos hechos de manera directa, pero se podría extender la labor didáctica a toda la Isla.

Las ilustraciones reflejan una realidad que casi llega a nuestros días y son, al mismo tiempo, como un cómic atractivo para los escolares...

Fernando Díaz Cruz: Hubiera acudido a cualquier proyecto que me propusiera Jesús porque somos muy amigos. Recogiendo el sentido del libro he querido adaptarlo a la cuestión gráfica para que refleje lo que se quiere contar. Es de las primeras veces que en Gran Canaria se toca el tema del agua para el riego agrícola. He hecho una reflexión: Si los canarios de a pié conocen el sacrificio de la extracción del agua y la poca proyección que tiene para los ciudadanos, en muchas entidades aparecerían premiadas estas personas que han dado su vida en múltiples ocasiones para que no falte el agua.

Los siete minutos de agua que le dan al protagonista quedan muy bien reflejados en un relato de cinco minutos de lectura...

J.A.S.: Hemos querido condensar un relato corto en clave de humor para que sea accesible a los niños, aunque realmente se trata de una tragicomedia. Lo trágico sería el esfuerzo del regante que no se podía ni caer en la carrera porque se quedaba sin poder coger el agua. La comedia sería el espectáculo que representa para el resto de la gente ver a este hombre corriendo sin saber a dónde iba.

¿Tienen algún proyecto más en camino?

J.A.S.: Tenemos un proyecto de libro, también didáctico, sobre otras costumbres, la de los cochineros, que se dedicaban a vender cochinos por toda la Isla, partiendo de Ingenio, donde se criaba el cochino negro.

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