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El sueño fugitivo

El insomnio, que afecta al 8,5% de los europeos, ya se considera una patología

El sueño fugitivo

A veces no basta con contar ovejitas. El insomnio puede convertirse en una verdadera condena para quien lo sufre, que encara cada noche con el temor de no poder sustraerse a la vigilia y dormir las horas que le permitan sentirse descansado al día siguiente. El 8,5% de la población europea sufre problemas de insomnio, un mal que ya está oficialmente reconocido como patología.

Raúl Amela, responsable de la consulta de sueño de Neurología del Hospital Insular, explica las complejidades de un trastorno al que contribuyen múltiples factores y que requiere una atención que, en consecuencia, los tenga en cuenta: "El insomnio es un estado de hiperalerta que condiciona hacia un mal sueño nocturno, bien por calidad o por cantidad, lo que hará sentirse más cansado y con más sensación de sueño durante el día. No basta con dormir poco, para hablar de insomnio debe repercutir en el día a día".

Estamos, señala el neurólogo, ante un mal "multifactorial, porque no hay una sola causa. El 90% de los insomnios son psicofisiológicos. Es decir, hay una predisposición personal a dormir peor o a dormir menos, y habitualmente a través de un factor estresante el paciente desarrolla una serie de pautas de conducta y una serie de cogniciones o ideas equívocas relacionadas con el sueño. Eso se cronifica provocando esa tendencia anormal a no dormir o bien esa dificultad para dormir".

El neurólogo discrimina entre tres tipos básicos de insomnio, "aquél que sufre la persona a quien le cuesta dormir es el llamado insomnio de conciliación. El insomnio que dificulta mantenerse dormido es el de mantenimiento. Finalmente está el de despertar precoz, típico de las depresiones".

Amela alude también a la existencia de un insomnio psicoconductual, "que afecta a alguien que, por ejemplo, trabaja por la mañana, hace deporte, quiere tener un segundo trabajo por la tarde, ver las series, ir al gimnasio... Así, se acuesta a las dos de la mañana para levantarse a las seis. Ha modificado sus pautas de vida para tener ese ritmo. Cuando lo deja, le cuesta mucho volver a la normalidad porque hay muchos condicionantes tanto psicológicos como biológicos".

No hay que minimizar los efectos del insomnio, que puede repercutir en nuestra salud. "Es un factor de riesgo para todo. Para descompensación de enfermedades médicas, para descompensación psicológica. Hay que tener cuidado porque está demostrado que no dormir incrementa el ritmo cardiovascular", explica el neurólogo.

Una higiene del sueño basada en patrones regulares y sostenidos es fundamental porque, en contra de lo que afirma un viejo mito, el sueño no se compensa. Si una noche hemos dormido sólo cuatro horas, no lo arreglaremos acumulando doce a la siguiente. "Con un ciclo de sueño completo adecuado es suficiente", añade Amela, que se remite a un interesante estudio realizado por la Dirección General de Tráfico con conductores de transporte público. Dicho trabajo concluyó que "más dos semanas faltándote 15 minutos de sueño provocan una alteración en la psicomotricidad equivalente a haber tomado dos cubatas".

Recientemente el insomnio ha vuelto a los titulares de los periódicos como consecuencia del cambio horario correspondiente a la entrada de la primavera. ¿Son estas dos alteraciones horarias anuales realmente desestabilizadoras del sueño o estamos ante una leyenda sin fundamento científico? "El cambio de hora es importante", asevera el neurólogo, "no en todas las personas, sino en aquellas que, por sus turnos laborales o por situación personal, tienen una predisposición a perder el sueño. Está demostrado que hay una mayor siniestralidad laboral y a nivel de tráfico. Hace un par de años, el día de cambio de hora Google dio flexibilidad horaria a sus trabajadores para que entraran más tarde y compensaran el sueño que habían perdido, porque se demostró que el rendimiento laboral ese día era menor. Prefirieron que descansaran más para que trabajaran más".

Otros conocidos factores que pueden afectar a nuestro sueño son el jet lag o el llamado síndrome de trabajo de turnos, que aunque no esté reconocido en España, a nivel europeo sí es considerado una enfermedad. Pero "el factor o que más se relaciona con el desarrollo de insomnio, con mala calidad de sueño, es el tiempo en cama sin dormir. Se concentra el tiempo en cama a tiempo en sueño, no te quedes en la cama dando vueltas", añade.

¿Cómo funcionan los patrones que controlan el paso del sueño a la vigilia y viceversa? "Lo que más va a regular el sueño es la luz. Estamos codificados genéticamente", afirma Amela. Así, "el principal estímulo para estar despierto es la activación de la retina con la luz solar. Tenemos un reloj interno que prepara el cuerpo para el inicio del fin del sueño. Hay una serie de mecanismos cerebrales tanto de la vigilia como del sueño, que a través de diferentes estímulos van a activar neurotransmisores para a su vez activar o desactivar nuestra corteza cerebral".

Son los famosos ciclos circadianos, que necesitan estar estimulados por cambios lumínicos. "Por eso el mejor tratamiento para la gente mayor que duerme mal es que se den un paseo por las mañanas. Mejor que cualquier pastilla. Unos 45 minutos de fotoexposición en horario matutino es lo que más les va a activar durante el día y va a regular el ritmo circadiano. Se trata de que durante la mañana estés fotoexpuesto y conforme se acerca la noche vayas acortando el estímulo lumínico", añade este neurólogo del Insular.

Tan importante es este factor, que en aquellos países del norte que ven acortados drásticamente el tiempo de luz solar durante el invierno, el sueño se resiente. Amela explica que en esas tierras "tienen grandísimos problemas con ello. Hay una enfermedad propia que es la depresión invernal. Consiste en que, al estar privados de luz solar, se produce una alteración del ritmo circadiano. Tienen una sensación subjetiva constante de mala calidad del sueño, lo que les lleva a depresiones profundas, que se curan con luz no con antidepresivos, con una lámparas de intensidad lumínica muy similar a la de la luz solar."

Amela habla de factor genético. Entonces, ¿el insomnio se hereda? "No es hereditario", aduce, "lo hereditario son las pautas de conductas de las familias. Sí hay una predisposición familiar. Igual que hay personas con mayor tendencia a engordar y que deben tener más cuidado con lo que comen, las hay también con mayor tendencia a dormir mal, por lo que deben tener una mayor precaución. La carga genética de cada uno va a influir".

El insomnio, como otras patologías del sueño, tiene carácter crónico. Así. el abordaje terapéutico trata de incidir en los diferentes factores que se dan cita en su desarrollo. "En las últimas clasificaciones ya se ha considerado una patología en sí mismo, pero que se asocia a otras múltiples y que de hecho necesita un tratamiento multidicisplinar en el que se aborde aquélla que está contribuyendo y el insomnio de modo independiente" asegura el neurólogo. "Intentamos identificar el desencadenante y tratarlo. Si necesitamos un suplemento con medicación durante un periodo corto de tiempo no hay ningún problema. Si necesitas un periodo más prolongado de tiempo, tienes que empezar a utilizar estrategias de modificación de conducta. Lo organizan los médicos de atención primaria, que si consideran que te beneficia te pueden derivar a salud mental. Ese es e circuito habitual del manejo del insomnio", finaliza.

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