"Sevilla tiene un color especial...". Así dice la canción que estos días no dejará de sonar, junto con otras muchas, entre las casetas de la popular Feria de Abril, que le imprime a la capital andaluza no un solo color, sino muchos: el verde, rojo, azul y amarillo, todos chillones, de las casetas y los trajes.

La medianoche del pasado sábado se encendió el alumbrao del Real y con este simbólico acto (más de 200.000 bombillas en la iluminación de toda la feria, 25.000 en la portada) los sevillanos estrenaron su festejo más universal, que este año ha sido reforzado con fuertes medidas de seguridad (había una huelga de guaguas ahora desconvocada, a lo que se suma la alerta antiterrorista) y llega precedido por un temporal de lluvia y viento muy ajeno a Andalucía, acostumbrada por estas fechas a las suaves temperaturas y a guardar los abrigos en el armario.

De momento, ha habido suerte y en las primeras jornadas lució el sol y la ausencia de lluvia permitió que miles de personas llenasen las calles tras unas intensas noches de pescaíto en las casetas.