El Festival de Cine de Cannes ha anunciado que El hombre que mató a Don Quijote, la película maldita de Terry Gilliam, protagonizará la clausura de su 71º edición como título oficial fuera de concurso. La película cervantina del ex Monty Python no competirá por la Palma de Oro, pero se proyectará después de la ceremonia de clausura del certamen de la Costa Azul francesa el 19 de mayo, como puesta de largo de un proyecto postergado a lo largo de dos décadas.

Este acontecimiento brinda un final feliz a una aventura quijotesca en la que Gilliam ha batallado contra los molinos durante casi 20 años. El filme, que se rodó en parte en Fuerteventura el pasado 2017, en los municipios de La Oliva y Tuineje, y en el que participa la productora española Tornasol Films, presenta a Jonathan Pryce en el papel de Don Quijote de la Mancha y a Adam Driver como su fiel escudero Sancho Panza, pero su trama borda un trasunto metacinematográfico de los propios avatares de Gilliam en el rodaje.

Adam Driver ( Paterson, Girls...) interpreta a un cineasta y ejecutivo publicitario que vive frustrado por los contratiempos que lastran su proyecto de rodaje de una adaptación de la obra cumbre de Cervantes. Su desánimo le conducirá al pueblo donde filmó las primeras secuencias, donde se reencuentra con un anciano (Pryce) que vive la fantasía de ser un caballero andante y que, a su vez, se cruza entonces con su Sancho Panza. Junto al tándem Pryce-Driver, El hombre que mató a Don Quijote cuenta con Olga Kurylenko, Óscar Jaenada, Rossy de Palma y Sergi López, entre otros.

Sucesión de problemas

En cuanto a la trayectoria épica que precede a este proyecto, Gilliam comenzó a trabajar en una versión libre de la obra cumbre de Cervantes a finales de los 90, pero una sucesión de catastróficas desdichas se confabuló en su contra en el transcurso de los años, desde desacuerdos económicos a batallas legales, contratiempos con los sets y hasta una doble hernia discal de quien iba a ser su actor principal, el francés Jean Rochefort, mientras cabalgaba a lomos de Rocinante.

Este conjunto de desventuras esta recogido en el documental Lost in La Mancha (2002), que recoge el fracaso del primer rodaje del filme pero que, paradójicamente, obtuvo una buena acogida de la crítica , y que, hasta ahora, constituye el único testimonio gráfico del proyecto. La producción contaba con un presupuesto de 32 millones de dólares y con la participación del actor Johnny Depp, amigo íntimo del director, en el papel que ahora rescata Driver. Para el personaje han resonado nombres como Ewan McGregor o Jack O'Connell, así como el John Hurt en el papel de El Quijote.

Su estreno en Cannes rompe la maldición que planeaba sobre una cinta que, según sus productores, constituye "un clásico cuento de fantasía y aventuras inspirado en el legendario protagonista literario de Miguel de Cervantes".