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Un límite ficticio al uso del Whatsapp

La ley europea que regulará el uso de las redes sociales entrará en vigor el 25 de mayo

Un límite ficticio al uso del Whatsapp

El 25 de mayo, entrará en vigor en Europa el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) que, entre otras medidas eleva a los 16 años el uso de las redes sociales y, entre ellas, la aplicación de mensajería más utilizada, Whatsapp. Hasta ahora la edad mínima está fijada en 13 años mientras que en España se restringe en un año más, hasta los 14. La norma coincide además con el escándalo de Cambrigde Analytica por las filtraciones de datos de usuarios de Facebook, propietaria de Whatsapp, por lo que se prevé que esta última cambie los términos de uso para elevar también la edad mínima a los 16.

¿Estará prohibido para los menores de esa edad usar Whatsapp? Sí, pero tan solo será necesario mentir como hasta ahora sobre la fecha de nacimiento para utilizar esa aplicación de mensajería instantánea y las demás redes sociales. Ahora ya ocurre ya que además de los 13 años de Whatsapp también Twitter, Instagram o Pinterest exigen una edad mínima para su utilización que se incumple sencilla y sistemáticamente mintiendo en la edad.

En todo caso, el psicólogo forense y ex Defensor del menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, considera que la medida es un “primer paso” para sentar una base “pedagógica” en el uso de las redes sociales. “La legislación se puede engañar, es cierto que no es muy operativa y aparentemente es poco eficaz como lo es la ley que prohibe beber alcohol a los menores de 18 años porque en realidad no tienen tampoco muchas dificultades para conseguir alcohol antes pero se marca el criterio y a partir de ahí ya es posible que aparezcan las sanciones como ocurre ahora con las sanciones a los padres”, asevera.

“Por el momento al menos da la fuerza moral a los padres para decirle que no a un hijo”, explica el experto, que subraya la importancia del control en el uso que los menores hacen de las nuevas tecnologías. “Hay una sentencia del Tribunal Supremo que señala que los padres no solo pueden sino que deben vigilar a sus hijos”, añade el psicólogo que cita factores de riesgo como el contacto con webs que fomentan la anorexia, acoso escolar, la adicción al juego online, la captación de yihadistas o la exposición a pederastas que usan las nuevas tecnologías con identidades falsas. “Los progenitores tienen derecho a reducir los riesgos para sus hijos”, afirma Urra.

El buen uso

“Hay que diferenciar que una cosa es saber emplear un aparato y otra es hacer un buen uso y ahí está el problema porque para cada uno será una edad diferente”, remarca María Ferreiro, directora del Instituto de Tratamiento de la Conducta, que trata trastornos de la conducta alimentaria y de la personalidad, pero también adicciones a las nuevas tecnologías.

La psicóloga ve como “positivo” subir la edad pero no cree que sea una medida “efectiva” como no lo es en la actualidad el de los 14 años, según el artículo 13 de la ley orgánica 1 de 1982 del 5 de mayo. “El problema no recae en una edad o otra sino en la responsabilidad de los padres de velar por sus hijos”, manifiesta.

Al igual que Urra, insiste en la importancia de controlar el uso de los teléfonos que hacen los menores. “Hay que coger el móvil y mirarlo. No es corromper su intimidad, la intimidad no va por ahí, son niños y nuestra obligación es velar por ellos y en la obligación, insisto, está esto. Tienes qué saber con quién habla, qué dice... si se siente atacado, si sufre bullying o si habla con un mayor de edad tienes que ser el primero en saberlo”, remarca la experta que cita Whatsapp pero también el resto de redes sociales.

También Antonio Rial Boubeta resume en el acrónimo OCLA (observar, controlar, limitar y acompañar) la responsabilidad de los padres con sus hijos. “Como experto me parece absurdo que se prohíba el uso hasta los 16 porque la edad media a la que los niños tienen un móvil es a los 11 y el 40 por ciento lo tiene antes de esa edad”, asevera el profesor titular del departamento de Psicología Organizacional, Jurídico-Forense y Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la USC, que también recuerda que “ya existe una ley que no se cumple”.

Es “absurdo”, justifica, por la imposibilidad práctica de que se cumpla ya que el 98 por ciento de los teléfonos que utilizan los niños tienen datos y es precisamente la mensajería instantánea su principal uso seguido de las redes sociales, subir o bajar información y, en cuarto lugar, jugar online. También porque será un reglamento que no irá acompañado de sanciones por lo que el experto insiste, como los anteriores, en que el control lo hagan los padres. “Tienen que regular su uso, racionalizarlo y no dar nunca un móvil antes de los 12 años”.

Esa sería la edad para tener un móvil, subraya Rial Boubeta, “porque en Secundaria ya hay presión de grupo y si no lo tienen están expuestos a la marginación, que es lo que más temen”. Añade que es fundamental educar a los niños en valores y apunta como otras pautas incluir una tarjeta prepago o retirar el aparato durante la noche. “Los acosos, amenazas e insultos se triplican a partir de las doce de la noche”, precisa.

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