¿Qué supone esta serie en su larga carrera como director?
Llevo muchos años haciendo este tipo de trabajos. Empecé en la televisión gallega y he dirigido títulos como Padre Casares, El comisario, Pelotas, Piratas o Sé quien eres, pero siempre tuve la sensación de que era un aprendizaje para otras series más maduras y adultas, más interesantes. Y afortunadamente, eso ya está pasando en España y por eso considero que este proyecto es lo más importante de mi vida en televisión sin ninguna duda.
¿Cuándo cree que empezó a producirse ese cambio?
Con series como Velvet ya había un nivel altísimo. Luego llegaron otras como Vis a vis o La casa de papel. Pero Fariña fue sin duda la gran sorpresa a nivel estatal porque se trata de una producción de una calidad comparable a las mejores series del planeta. Yo he notado ese cambio en los últimos años, en una época en la que se empieza a apostar por la calidad. Por tanto yo siempre digo a mis compañeros, 'arriesguemos, seamos serios'.
Parece además que esa idea antes tan extendida de que a los cinéfilo no le gustan las teleseries va desapareciendo.
Yo creo que queda poca gente que ame el cine y no las series. Pero ese cambio se vio ya desde los años ochenta con títulos como Canción triste de Hill Street. Y ahí se vislumbró el cambio, pero ahora hay un nivel extraordinario. Y yo he hecho películas como El año de la garrapata o 18 comidas.
¿Cree que El Hierro supone un plus de interés para los aficionados a las teleseries?
Por supuesto. El Hierro es un isla muy poderosa. Con un magnetismo salvaje, y nosotros vinimos aquí realmente sin saber que nos íbamos a esperar y quedamos enganchados desde el primer momento porque es una isla pequeña, pero con todo lo que necesitas de un sitio diferente. Los que enseguida nos fascinó fue tener esa sensación de que aquí todo el mundo se conoce, se mantiene el autostop que está desaparecido en casi todas partes, pero la naturaleza es tan salvaje y tan diferente según el lugar al que vayas. Un ejemplo es este risco de mil quinientos metros de caída vertical, que hay en Valverde. A cualquiera le golpea esa imagen. El Hierro tiene todo lo necesario, como pueblos de montaña y de mar, bosques de laurisilva. Y luego está la parte alta en la que te sientes como si estuvieras en Galicia con su naturaleza salvaje.
¿Y eso fue un factor para que al final rodaran la serie de una manera tan particular?
Sí porque para nosotros no fue simplemente llegar a un lugar donde colocar la historia, sino que quisimos hacer algo que sólo pudiera ocurrir en este lugar. Vinimos a conocerlo y luego todo se planteó el hacerlo desde ese aspecto.
Y hay otros muchas características que la sitúan como especial en el campo de las teleseries.
Es la primera serie en coproducción que se hace en España. Y ya con eso debe despertar muchas expectativas en cuanto a la calidad del resultado. El hecho de que estén jugando cuatro fuerzas a la vez para que salga según sus exigencias hace que no queda nada a la improvisación. Cuando se rueda una toma son expertos de cuatro países y con una visión diferente del arte audiovisual, los que dan su veredicto. Y tú tiene que hacer todo lo posible para contentarlos a todos a la vez. Para un director en realidad es un trabajo extra.
¿Y qué destacaría de este plantel de actores en especial?
Es un elenco de primera línea. Y nos hemos sorprendido con la calidad de los actores de las Islas. Pero sólo con tener como protagonista a una actriz como Candela Peña, que hace de una jueza que viene a El Hierro como castigada, ya es una garantía. Ella, a pesar de su experiencia, lo vive como si fuera algo nuevo. Ella también coincide con que la serie tiene muchos boletos para convertirse en una de las grandes sensaciones del momento. Por ejemplo, el guión está muy bien escrito. Todo transcurre en un isla única, con tanta personalidad, que está imbricada en la historia de la propia isla, y ya solo eso enamora a los que le guste las buenas historias como es mi caso.
¿Cree que la serie despertará el mismo interés en las televisiones de otros países de Europa?
Sí, porque es una serie que sigue una corriente moderna de situar la acción en un lugar y se trata de un argumento en el que el propio entorno es el protagonista. Hierro solo la podíamos contar aquí por la personalidad de la isla, porque todo sucede principalmente porque la isla no se ha desarrollado a través de grandes cadenas hoteleras. No tiene esa infraestructura turístico que tienen otras islas, y eso le da a El Hierro una personalidad que tienen pocos lugares. Hay una sensación de aislamiento y para un tipo de turismo es muy atractivo. Luego hemos intentado meter detalles locales de todo tipo. Están las erupciones volcánicas. También aparecen las quesadillas que aparecen en la serie porque el panadero, Daniel, las vende. Hay muchos detalles. Y es que los guiones están revisados por gente de aquí que introducen otras palabras.
Y también está la Bajada de la Virgen, ¿cómo fue el rodaje?
Mandamos un equipo especial. Fue fantástico. Incluso se dio la circunstancia de que se repitieron los piques típicos de los pueblos cuando se pasaban una Virgen a otro.
Twin Peaks o Fargo fueron series que iniciaron la moda de titular como lugares en los que ocurrían fenómenos extraños
Dramáticamente suelen ser en torno cerrados. Twin Peaks pasaba igual, pero era un pueblo. Normalmente, cuando en la serie quieren impedir que un sospechoso salga, esta es la mejor solución posible.
¿Cree que la serie Fariña ha cambiado muchos elementos de las teleseries?
Fariña es un ejemplo muy bueno de cómo hacer un trabajo de una calidad indiscutible. Y una alegría porque abre la posibilidad de hacer otras cosas, se abre el abanico. Lo que se ha estado haciendo hasta ahora está bien. Pero La peste dio mucha veracidad y autenticidad ya que aparecían personajes que hablaban como en aquella época. Y aquí ocurre exactamente igual. Los personajes son oriundos del lugar. No queremos estar en El Hierro y que la gente hable como si estuviera en Valladolid.
