La 21ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas sube el telón en una ceremonia que rompe la cuarta pared para rendir homenaje a los espectadores como partee esencial del diálogo del teatro y en la que dos artistas canarios, la figurinista grancanaria María Araujo y el bailarín y coreógrafo tinerfeño Daniel Abreu parten como favoritos en sus categorías respectivas.

El dramaturgo y director salmantino Alfonso Zurro dirige la gala de entrega de los máximos galardones de las artes escénicas, que organiza la Fundación SGAE y que toma el escenario del Cartuja Center CITE de Sevilla mañana, a partir de las 20.30 horas, con la actriz y humorista Cristina Medina como maestra de ceremonias.

Pero la protagonista de la velada es la escena y este año concurren los profesionales y producciones más destacados del año en 19 categorías, junto a tres premios especiales, el Max de Honor, que premia la carrera del dramaturgo y director teatral José Sanchís Sinisterra; el Max Aficionado o de Carácter Social, que recae en Danza Mobile; y el Max Especial del Público, para Joc de xiquetes de Bullanga.

El bailarín y coreógrafo Daniel Abreu (La Matanza del Acentejo, Tenerife, 1976) es uno de los favoritos en esta entrega, en la que compite con la pieza La desnudez en los apartados de Mejor espectáculo de danza, Mejor coreografía y Mejor intérprete masculino.

Distinguido con el Premio Nacional de Danza 2014, Abreu firma e interpreta esta arriesgada pieza vanguardista junto a la bailarina grancanaria Dácil González, que gravita sobre la belleza y la exploración de los mimbres de una relación. "Esta es la primera vez que la compañía compite en los Max y me emociona porque La desnudez es una de las obras que más me toca y siento que también toca a los espectadores, porque hemos recibido respuestas muy emotivas", declara Abreu, líder de su propia compañía desde 2004, en Madrid.

Reconocimiento

"El reconocimiento de la candidatura ya es un regalo importante, porque las obras son como criaturas que necesitan muchos cuidados y que, si no, se quedan como actos efímeros, como si se perdieran en la escena, y esto, de alguna manera, las materializa", reflexiona el coreógrafo, quien reconoce que el Nacional de Teatro ya "te posiciona y te consolida dentro de un panorama, aunque, luego, la lucha siga siendo la misma, pero de otra forma". En este sentido, destaca que "el posicionamiento que conceden los Max a La desnudez como uno de los trabajos a mirar este año, porque reconoce el esfuerzo de todo un equipo y la hace más presente, lo cual invita a poder seguir compartiéndola".

Además, Abreu reivindica el papel fundamental de la bailarina grancanaria Dácil González como cointérprete y apoyo en la batalla diaria al frente de su compañía: "Dácil González es una excelente bailarina donde las haya y, para mí, es un lujo poder compartir escenario con ella después de tantos años, y que hayamos llegado juntos a esta obra y a este reconocimiento lo hace todavía mucho más especial".

Por su parte, Daniel Tapia, director del Teatro Guiniguada, programó la última visita de Abreu a la capital grancanaria en el marco de los Domingos de Autor, donde compartió sus experiencias con el público y protagonizó, días después, el espectáculo Silencio. "Daniel Abreu es un referente en la danza, no solo en Canarias, sino a nivel nacional. Su nominación a los Max es un orgullo para todos porque su trabajo es indiscutible, por su calidad artística y por su trayectoria, que es fruto del trabajo que lleva realizando durante años, trabajando siempre con matices, con sutilezas y desde la emoción", declara el director, uno de los primeros en felicitar a Abreu al conocer su triple candidatura, pues "sólo la nominación es un reconocimiento que se merecía". "Creo que ahora es cuando se está empezando a reconocer el trabajo de Abreu como se merece", afirma Tapia.

Por otra parte, la figuirinista María Araujo (La Aldea de San Nicolás, 1950), una de las más prestigiosas diseñadoras de vestuario de España, opta al tercer Max de su trayectoria en la categoría de Mejor diseño de vestuario por su trabajo en Ricard III, de Shakespeare, dirigido por Xavier Albertí. Sus dos Max anteriores por Amadeus (1999) y El lindo don Diego (2014)- coronan una destacada nómina de galardones, que nutren cuatro premios de la Crítica de Barcelona, el Premio Gran Vía de Teatro Musical o cuatro Premios ADE de Figurinismo, pues Araujo ha vestido a Hamlets y Amadeus bajo la dirección de dramaturgos como Flotats, Mestres, Gas o Pou.

"El director me pidió que trasladase el vestuario de este Shakespeare a la actualidad porque así lo refleja la obra", explica la figurinista. "El reto fue trabajar un vestuario minimalista, en negro riguroso, y que no destacase en escena por encima del texto, así que jugué con unas telas que brillasen solo cuando tuvieran que brillar y se moviesen solo cuando se tuvieran que mover", revela, si bien admite que "siempre he dicho que, en vestuario, menos es más". El proceso creativo de Araujo empieza por la investigación exhaustiva de los propios personajes, que, en este caso, es el monarca Ricardo III de York, a quien interpreta el actor catalán Lluis Homar bajo el prisma deforme, oscuro y atroz que proyecta el retrato shakespeariano.

"La obra describe a este personaje como un hombre jorobado, casi malformado, aunque luego se descubriese a partir del hallazgo de sus huesos que, en realidad, no lo era tanto, pero le incorporamos una leve joroba, una malla y unos hierros que tenía en la pierna para paliar su enfermedad de poliomelitis", señala Araujo.

Aunque se declara tan amante del cine como del teatro, toda vez que su carrera se ha desarrollado a caballo entre ambos, Araujo destaca que "el teatro admite un ritmo más pausado para el diseño y para hacer una investigación previa con el director de la obra, en la que, por lo general, trabajo durante varios meses". Después de su materialización textil del mal, Araujo confiesa que "esta nominación me ha puesto muy contenta, porque trabajamos duro". "Yo soy optimista", reveló al respecto del horizonte próximo de los Max.

En la cuenta atrás para la gala, el director artístico del Cuyás, Gonzalo Ubani, afirma que "me extrañaría muchísimo que María Araujo no se llevara otro Max". "Además, María es como un reloj, no falla", ríe, "aparte de una maravillosa persona y una profesional de altísimo nivel, así que apuesto ciegamente por ella". "Y en el caso de La desnudez, de Daniel Abreu, tuve la suerte de ver un boceto de esta pieza en la Sala Negra de los Teatros del Canal de Madrid y es un trabajo experimental muy bello y elegante, como todo lo que hace Abreu, junto a la magnífica bailarina Dácil Gonzalez, así que confío en que, como mínimo, dos de tres le van a caer seguro, porque es el momento". "De hecho, hay muy pocos Premio Nacional que no hayan tenido un Max y, en el caso de Abreu, ya chirría", concluye el director.