¿Cuáles son las principales razones que llevan a un adolescente a introducirse en el consumo de hachís o marihuana?
Razones de gran peso o justificables hay pocas. Lo que hay detrás de este consumo, sobre todo en estas edades, es el momento de empezar a salir, estar con amigos que ya lo han probado y lo ofrecen... Por decirlo de alguna manera, el ocio es la principal puerta de entrada al consumo de cannabis.
Además, esos comienzos cada vez son más tempranos?
Esto se relaciona con que cada vez más los chavales salen antes a la calle y tienen mayor acceso a estas sustancias, que están popularizadas y las consecuencias de ese consumo minimizadas. Son edades en las que quieren probar cosas nuevas, y se dejan llevar por los iguales.
Hablas de minimizar las consecuencias. ¿Son conscientes los adolescentes de las repercusiones de ese consumo?
Para nada. Los efectos están minimizados e incluso se glorifica como algo bueno, sobre todo por el hecho de que el THC se asocie con temas de medicina. Es un grave riesgo de salud y cada vez me encuentro con más chicos en mi consulta con problemas psicóticos generados por el cannabis. Eso es algo que se suele negar u ocultar, pero sucede con muy pocas drogas.
¿Qué importancia tiene el papel de los padres?
Muchas veces son los propios padres quienes lo atajan cuando ven los primeros problemas, pero a veces las alarmas saltan cuando ya es tarde. Lo mejor es estar cerca de tu hijo, ya sea de forma cordial, con supervisión o con ambas cosas a la vez. En ocasiones vendrá él a decírtelo y en otras, sobre todo por el tema de la edad, no existirá esa comunicación, pero se percibe en una serie de síntomas. El olor, las pupilas más dilatadas, algunos problemas de memoria, bajar el rendimiento escolar... Ante ello es importante hablar con el menor alejándose del discurso paternal y tratando de escucharlo y entenderlo.
¿Qué resultado pueden generar las sanciones legales?
Tienen efecto disuasorio si los padres no actúan de manera protectora, es decir, abonando las multas sin consecuencias para el menor. Los padres deben desarrollar medidas para que el menor se implique, de alguna forma, en la devolución de esa sanción. Si se paga y hasta la próxima, no tendrá ningún efecto salvo para las propias arcas del Estado.
