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Entrevista | María Guerrero

"Lo malo de las redes sociales es que sustituyen la relación personal"

"Los humanos no sólo tropezamos dos veces en la misma piedra, sino que no paramos hasta romperla" afirmó la doctora en Psicología

María Guerrero. LA PROVINCIA / DLP

¿Qué es El despertar de la Sirena, un viaje al fondo de ti mismo ?

Es un libro que pretende el despertar de la conciencia. A través de ocho capítulos hay propuestas teóricas que entran por la mente, por lo intelectual, propuestas con poemas terapéuticos que más bien conectan con lo emocional y por último propuestas de trabajo personal. Es un libro que hay que leer con un bloc al lado para poder trabajar con la única pretensión de que cada uno pueda escribir su propio despertar de la sirena.

¿Es una obra para todo el mundo o para quienes pasen por un momento delicado de la vida?

Para todo el mundo, porque es un proceso entero de trabajo el despertar de la conciencia a los automatismos de los que no somos conscientes, pero que repetimos una y otra vez. Yo siempre digo que las personas no solo tropezamos dos veces en la misma piedra, sino que hasta que no la rompemos no paramos. Y tiene mucho que ver con eso, por qué funcionamos en automático: mensajes parentales, creencias, ideas que las hemos asumido, que no las cuestionamos y desde ahí funcionamos. Entonces es el despertar de la conciencia de esto y de todos los obstáculos que nos vamos poniendo en nuestra vida que nos impiden ser tanto como somos y crecer más allá de todo lo que podemos.

¿Cómo se consigue?

Por ahí pasa por el descubrimiento de todas estas creencias, hay otro capítulo que se llama rompiendo barreras que habla de todos los mecanismos de defensa, hay otro que se llama el encuentro con tu niño interior, con lo auténtico, con lo genuino, con lo de verdad que tenemos y que a lo largo de la vida le hemos ido poniendo tapas y tapas y al final se nos olvida hasta que está. Y pasa por ese pedir perdón, el silencio, el agradecimiento a nosotros, a nuestra vida, al encuentro con los demás.

Es doctora el Psicología y además muy implicada en el Teléfono de la Esperanza.

Si, trabajo en un gabinete privado y soy profesora de la Facultad de Psicología. Y llevo 33 años como voluntaria del Teléfono de la Esperanza y en los últimos tres soy la presidenta del centro de Murcia. En el Teléfono he pasado por todo, desde orientación.

¿Quién suele recurrir al Teléfono de la Esperanza?

Sobre todo personas que están solas. A mí me gusta decir que vivimos en la sociedad del ruido. Hay demasiados ruidos en las relaciones interpersonales y la gente se siente muy sola. No hay una escucha de calidad, no hay interlocutores válidos. Inmediatamente te dicen lo que tienes que hacer, dicen lo que has hecho, te critican, te cuestionan, y eso son obstáculos permanentes que nos aíslan de las personas. Y al final terminamos comiéndonos lo nuestro con patatas fritas, muy solos.

¿La soledad, por tanto, es el problema de fondo?

Esto es lo que hace que mucha gente sobre todo ante problemas emocionales, depresión, ansiedad, el estrés del ritmo diario, las relaciones interpersonales con la pareja, la familia, problemas generacionales, todo lo que tiene que ver con la interrelación causa mucho sufrimiento. Y cuando tienes un interlocutor válido en sí ya eso te ayuda a poder colocarte en tu sitio a ti mismo, porque cada uno sabemos de nosotros mismos más que nadie en el mundo, pero los obstáculos y los ruidos nos impiden conectar. Al Teléfono de la Esperanza llaman algunas personas en momentos determinados pero no solamente en momentos críticos como piensan algunas personas y no es así, porque hay momentos de confusión por lo que todos atravesamos o situaciones de crisis por las que también atravesamos todos en algún momento. Y bueno en el Teléfono de la Esperanza se encuentran a una persona preparada, cualificada para hacer esa escucha de calidad, que es curativa.

El modo de vida de la sociedad actual no facilita demasiado este tipo de comunicación interpersonal de la que habla. Pero, ¿las redes sociales han facilitado o perjudicado la comunicación interpersonal?

Las tecnologías usadas en su justa medida son favorables. El problema que estoy viendo es que se sustituyen las relaciones personales en vivo y en directo por la comunicación a través de los chats y de las redes sociales. Claro, eso es un mundo muy atractivo para las personas que no están bien asentadas en su estructura de personalidad, porque a través de una red social uno no ve al otro, no le mira a los ojos, no ve su expresión, no ve sus gestos. Entonces, bueno, uno se puede convertir en aquello que quiera ser, en ese yo ideal que no alcanza o en ese yo ideal que crees que es el que le va a gustar al otro. Con lo cual esa mentira que hacemos a los demás en la comunicación con las redes sociales terminamos creyéndonosla nosotros mismos. Yo creo que contribuye a alimentar patologías o pseudopatologías, es decir, problemas que todavía no han dado la cara pero que se van alimentando de esta comunicación que termina siendo disfuncional y sobre todo engañosa o mentirosa para uno mismo o para los otros y que empobrece las relaciones en definitiva.

¿Tenemos cierta enfermedad social?

Es que es una pena, porque yo encuentro personas que dicen, con mi familia no puedo hablar o con mis amigos no puedo hablar, pero en las redes lo cuento todo. ¿A quién se lo cuentas? No lo sé, pero es que me escucha muy bien. ¿Y tú qué sabes si te está escuchando?

Al menos puede servir para desfogarse.

Claro. Pero qué pena que no puedas estar con una persona delante mirándola a los ojos, cogiéndola de las manos en un momento determinado, que tengas que lanzar lo tuyo más hondo y más profundo ahí en una red en la que no sabes ni quién lo recoge, ni cómo, ni qué va a hacer con ello después, qué uso va a a hacer de ello después. Lo mismo que en el facebook no paran de decir: me acabo de levantar, voy a tomar zumo, ahora una duchita... Yo digo, Dios mío de mi vida, no sé dónde estamos, quizá en la retransmisión en directo de un Gran Hermano permanente.

¿La intención del libro, supongo, es ayudar a las personas a que vivan mejor?

Claro, porque el despertar de los sentidos, poner conciencia en el quién soy, dónde estoy, hacia dónde voy y para qué hago esto o aquello me sitúa en contacto permanente conmigo y eso es un flujo de vida que mana desde la autenticidad de ese quien yo soy real, desde la aceptación de quien yo soy en este momento, de mi aquí y de mi ahora, de mis capacidades y también de mis limitaciones. Creo que eso aporta, yo lo he comprobado, tanto por mi trabajo personal como por el acompañamiento a muchísimas personas en el proceso terapéutico.

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