La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista | Julio C. González Padrón

"La poesía está hecha para quien lea con el alma, no con los ojos"

"Como marino una de mis experiencias fue cuando me quedé encerrado en hielo un mes en Canadá" destacó el marino y escritor

El marino y escritor Julio C. González Padrón. J. PÉREZ CURBELO

Con unos u otros géneros, sus libros siempre narran el mar. ¿Qué rutas le han llevado de la navegación a la literatura?

Como marino mi inspiración es el mar. En realidad soy un escritor frustrado. Estudié náutica, me hice marino mercante y luego fue cuando me enamoré del mar. Pertenezco al plan de estudios de 1957, lo que quiere decir que a los 14 años se estudiaba el cuarto de bachillerato y la reválida. En ese momento había que elegir entre ciencias o letras. Como mi pasión eran las letras quería escogerlas porque me interesaba efectuar la carrera de Filosofía y Letras, pero un profesor me señaló las ciencias. Antes de comenzar la carrera de Medicina que pensaba entonces realizar, hice un mini crucero por las Islas en los "mariquillas" y descubrí que me gustaba aquella vida del marino. Así que decidí estudiar Náutica. Estaba convencido de que no me tendría que enfrentar con las matemáticas, que no me gustaban nada, y sin embargo, me topé con todas las asignaturas de ciencias.

¿Y qué pasó después?

Luego comencé a navegar en una compañía inglesa y me enamoré del mar. Mis primeros poemas empiezan en esa época. Al mirar tantas estrellas por la noche que me ayudaban a situarme me inspiraba a escribir poesía. Vivía en un mundo de mar y tranquilidad (a veces) que te enamora y te transforma espiritualmente. No me considero poeta, simplemente copio lo que me dicta el alma.

Esa nostalgia del mar y los puertos, ¿es como una pasión compulsiva, que necesita expresarse y nunca se agota?

Efectivamente. El mar para mí es un amante imposible. Cuando me nombraron Delegado Provincial de Naviera Pinillos dejé de navegar, me quedé en tierra y cuando acudí a renovar mi título de marino mercante no me dejaron, lo cual me entristeció y escribí un poema: "La mar de amor se muere/ Quiero abrazarla y no puedo/ Pregúntale tú errante ola por qué la que antaño fuera mi amante a su ventana ya no se asoma".

¿Qué hechos animaron en usted la "perpetua actitud de asombro" definida por Juan Ramón Jiménez?

Juan Ramón Jiménez, junto al resto de poetas andaluces como Machado, Hernández, Alberti o, mi favorito, Lorca (aunque también me encanta Neruda), escriben con el alma. Pienso que hay muchos poetas que sólo hacen rimas. Mi perpetua actitud de asombro ha surgido de leer que escribían lo que les salía del alma, que tenían la valentía de expresarse con la libertad de los condenados. Tienen mucha similitud con nuestra escuela lírica de Telde.

Como oficial de la marina mercante recorrió muchas rutas. ¿Qué venturas y desventuras han dejado en su memoria?

Me recorrí el mundo. Una de las experiencias que se me quedaron grabadas ocurrió cuando me quedé encerrado en Canadá en hielo un mes con el barco hasta que vino el remolcador rompehielos de la Armada canadiense que nos abrió un canal para salir de allí. Llegamos el 28 de diciembre y partimos el 31 de enero. Viajábamos con destino a la isla del Príncipe Eduardo, en concreto a Summerside. Otra vivencia triste me sucedió en Nigeria cuando vi cómo asesinaron a un hombre y lo dejaron flotando en el agua. Cualquier marino español llevamos dentro la catástrofe del Valbanera donde 488 emigrantes canarios murieron frente a las costas de Cuba. Yo siempre reivindico que se les rinda un homenaje.

Ya "marinero en tierra", como diría Rafael Alberti, siguió atado al mar como delegado de compañías navieras y ahí comenzaron sus libros. ¿Qué registros le mueven a novelar, poetizar o historiar, como veo en su variada bibliografía?

El mar. Al ocupar un cargo importante en Naviera Pinillos tuve acceso a documentos históricos que no están al alcance de todos, no han sido publicados. Ello, movido por la voluntad de enseñarles a los míos historias de la mar, me animó a escribir. He comprobado que los isleños no conocen mucho el mar. Mis historias siempre son noveladas para que me lean, como pasó con Cambullonero in péctore. En mis libros incluyo mis experiencias personales.

En el poemario que ahora presenta, Carta a mi amo ¡Qué cosas! metaforiza las excursiones insulares con sus padres y hermanos. ¿Nacieron entonces las ensoñaciones marinas, o ya le venían de familia?

Mi padre siempre fue un enamorado de la mar aunque no era marino. El libro se titula Carta a mi amo porque comienza con una carta que mi perro, Pinky, que navegaba conmigo, me escribió antes de morir. Este animal me ayudó a crecer como persona. En el libro también dedico muchos poemas a mi madre. La segunda parte del título, ¡Qué cosas! se refiere a los 257 poemas que incluyen la obra y que terminan en qué cosas. Todas mis poesías contienen un por qué, no son comerciales. Por ejemplo, hay la de un mudo que conocí en Bilbao que estaba enamorado de una chica al que ayudé a conquistarla escribiéndole un poema. Escribo por una necesidad de expresar lo que mi alma quiere decir. Otro poema es relativo al sur de Inglaterra donde la consignataria me dijo que el mar se calmaría al casarse como le ocurrió a ella.

Para fin de año nos anuncia otra novela, El repunte de la marea . ¿En qué género cree lograr mayor intensidad evocadora?

En novela histórica. El repunte de la marea es una novela marítima y cierra la trilogía de La Maldición del Negro y Con la marea baja. Termino de esta forma con la saga de los Smith, una familia inglesa afincada en Gran Canaria. De dicha trilogía José Antonio Gómez está realizando un guión para una serie de televisión o de cine.

¿Quiénes son los "Caballeros del Puerto de la Luz" y qué actividades desarrollan?

Fue un grupo que formé estando de Delegado de Naviera Pinillos. Nuestro objetivo se basaba en quedar la gente del puerto a comer una vez al mes para hablar de temas que nos concernían e invitar siempre a algún político a las charlas. Llegamos a reunirnos 32 personas, pero cuando me jubilé se extinguió el grupo. Salían de allí muchas ideas para el puerto porque se sentaban miembros de varias navieras sin que hubiera competición, con la autoridad portuaria incluida. Hablábamos, entre otros temas, de la policía del puerto o de las huelgas portuarias para encontrar soluciones. Muchas de las obras de la zona se han creado gracias a nosotros, a nuestras reuniones informales. Venían médicos, abogados, marinos, ingenieros y el presidente de la autoridad portuaria.

¿Cuáles son sus funciones como delegado en Las Palmas de la Real Liga Naval Española?

Se trata de una institución antigua que se dedica a difundir la cultura marinera, tanto de pesca, como deportiva, mercante, de guerra o científica. Nació en 1895 como resultado de la idea de un capitán de navío para levantar la moral de los marinos de guerra derrotados en Cuba. El rey le aportó el título de real. Las reales ligas del mundo se encuentran intercomunicadas. Puede ser miembro quien quiera aunque suele tratarse de marinos. Se imparten conferencias, cursos de formación o de historia. En cada puerto español existe una delegación y en Madrid figura la sede. Es una entidad sin ánimo de lucro.

¿Es aún posible la aventura en las rutas turísticas y comerciales de estos tiempos?

Sí, la aventura en la mar está servida. El simple hecho de embarcarse ya es una aventura. No hay un solo día igual. La mar funciona como una amante que lo mismo te abraza que te abofetea, pero siempre es eterna, grande, omnipresente y une a los pueblos. El escritor, científico, naturalista y militar latino, Plinio el Viejo, habló sobre que en el futuro se crearía la aldea común y para ello sería imprescindible el desarrollo de las rutas marítimas, de la comunicación entre los pueblos. Se trataba de un avance de la globalización.

¿Qué piensa de esas "catedrales de chatarra" que son las perforadoras petroleras atracadas y fondeadas en nuestro Puerto?

Es el pago o tributo a la modernidad. Me gustaría que no las hubiera, poder ver el horizonte, pero gracias a ellas come mucha gente. Y decir que ya no se pinche más para extraer petróleo resulta una utopía. Aportan mucho dinero al puerto y a las empresas allí ubicadas.

En definitiva, ¿qué más quiere añadir sobre su libro?

No tiene fines mercantilistas. En el prólogo se encuentra que "si no eres capaz de leerme con el alma no lo hagas". Nunca había pensado en publicarlo, pero varias personas me animaron a hacerlo. A la poesía le sucede como a la música clásica, no está hecha para las masas sino para selectas minorías, para quien lea con el alma y no con los ojos.

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