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En el espacio tiempo el segundo no es nadie

El 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin se convirtió en el primer astronauta de la Historia en hacer una órbita a la Tierra a bordo de la nave 'Vostok'

En el espacio tiempo el segundo no es nadie

Muchas veces no somos del todo conscientes de que la carrera para conquistar el espacio empezó a mediados del siglo pasado. Un 29 de julio de 1958, es decir, ¡hace 60 años!, el gobierno del presidente Eisenhower aprobó la National Aeronautics and Space Act. Su aplicación tendría como consecuencia más visible la puesta en marcha el día primero de octubre de aquel mismo año de la National Aeronautics and Space Administration, es decir, la NASA. Contaban ya entonces con cuatro laboratorios y unos ocho mil trabajadores.

Justo un año antes, el 4 de octubre de 1957, los soviéticos habían entrado en los libros de historia de la Ciencia con la puesta en órbita del Sputnik 1. Menos de un mes después, volvían a triunfar ante todo el mundo haciendo de Laika el primer ser vivo que orbitaba alrededor de la tierra. El hecho de que los comunistas fueran por delante en aquella carrera de fondos suponía una seria amenaza a la seguridad occidental y, a la vez, una muy profunda herida en el orgullo, tanto científico como civil, de toda la nación americana. Nadie recuerda que el Explorer 1 fue el primer satélite norteamericano en órbita. Nadie recuerda nunca el segundo.

El 12 de abril de 1961, Iuri Aleksèievitx Gagarin se convertía en el primer astronauta de la historia en hacer una órbita a la tierra a bordo de la nave Vostok. Los rusos, por tercera vez, volvían a ser primeros. Casi un año después, el 20 de febrero de 1962 lo conseguía John Glenn. Pero era otro segundo.

La misión 'Apolo'

¿Quién fue el segundo en pisar la luna? Ah, la luna. La luna fue quién hizo cambiar la historia de la carrera del espacio, más que nada porque provocó que quien hasta entonces había sido segundo, y por lo tanto, nadie, pasara a ser primero. De todas las misiones Apolo, la once conseguía que el 20 de julio de 1969 el hombre hiciera el pequeño paso que fue un gran paso para la humanidad. Le siguieron Apolo 12, Apolo 14, Apolo 15, Apolo 16 y Apolo 17. A partir de la 15 tenían ya tenían disponible el rover, aquella especie de coche todoterreno. Un total de 18 astronautas han ido a la luna pero solo 12 han pisado nuestro satélite. Siempre tenía que quedarse uno en la nave. Todos ellos triunfaron gracias a programas previos de la NASA, el Mercury para desarrollar naves seguras para los humanos, y el Gemini, para estudiar la viabilidad de separar y acoplar naves en el espacio. Por cierto, el segundo en pisar la luna fue Aldrin.

Cuando hablamos de la NASA no solo tenemos que pensar en proyectos tripulados. Grandes hitos científicos han sido logrados gracias a misiones sin ninguna presencia humana. Corría la década de los 70 cuando el exitoso proyecto Voyager lanzaba dos naves, las Voyager 1 y 2 a hacer un auténtico maratón por nuestro sistema solar. La Voyager 1 lo abandonó el 25 de agosto del 2012, y ha sido la nave más rápida nunca construida hasta ahora: casi 17 kilómetros por segundo. Lo más admirable y fascinante de todo es que, 40 años después, todavía son parcialmente operativas y continúan enviando información a la Tierra... Carl Sagan, su más grande divulgador y creador del disco dorado con información sobre nuestra civilización que llevan dentro, tendría que haber vivido para verlo.

La era transbordador

Otro hito de la agencia fue el programa de transbordadores espaciales. Por primera vez, los vehículos eran parcialmente reutilizables, y las cinco naves ( Columbia, Challenger, Discovery, Atlantis y Endeavour), estuvieron en activo entre el 1981 y el 2011. La aportación a la Ciencia de estos transbordadores será recordada por siempre. La cantidad de satélites, laboratorios, y experimentos de todo tipo han contribuido enormemente al progreso del conocimiento científico. A pesar de que muchos recordamos las imágenes de los accidentes del Challenger en su despegue en enero de 1986 y el Columbia en su reentrada en febrero de 2003, nos tenemos que quedar con hitos como la puesta en órbita del telescopio Hubble, el lanzamiento de la nave Galileo para la exploración de Júpiter, o el transporte de módulos y abastecimientos de la Estación Espacial Internacional.

Es precisamente la construcción de esta estación lo que tal vez mejor represente lo que tendría que ser la exploración del espacio. Una tarea en común, con la colaboración de científicos de todo el mundo. En la estación participan también la agencia espacial rusa RKA, la japonesa Jaxa, la Canadiense CSA/*ASC, la brasileña AEB, y la europea ESA. Cierto es que no tiene ni la belleza ni el glamour que imaginó Kubrick, pero no deja de ser un fascinante primer intento de tener un ingenio permanente y habitable allí arriba desde donde observar la tierra, los otros planetas, y las estrellas.

Me gustaría acabar reconociendo la tarea de aquellas personas que de manera directa o indirecta han trabajado en todos y cada uno de estos proyectos. Pensamos que en un minúsculo lapso de tiempo de poco más de trescientos años la humanidad ha pasado de Galileo utilizando rudimentarios telescopios para observar las estrellas, a Amstrong pisando la luna y a tener naves Voyager más allá del sistema solar. Sin ellos y sin otros muchos, conocidos o anónimos, la Ciencia del espacio no sería lo que es. '

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