El azafrán ( Crocus sativus), esa carísima especia milenaria procedente del Mediterráneo utilizada ya en la antigüedad por egipcios y griegos, capaz de dar a los alimentos aroma, sabor y color, se desvela ahora de forma concluyente como un alimento excelente para casi todo por sus propiedades bioactivas para combatir la depresión, la pérdida de memoria, los trastornos oculares, los problemas digestivos, la impotencia y hasta la obesidad, según las conclusiones del equipo científico liderado por Gonzalo Alonso, catedrático de Química Agrícola de la Universidad de Castilla-La Mancha, quien recomienda la ingesta de 50 miligramos diarios de este oro rojo que tiñe de púrpura las áridas tierras de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo.

El estudio avala las conclusiones de los trabajos elaborados por la empresa Verdú Cantó Saffron Spain dedicada a indagar sobre las propiedades biomédicas de esta delicada flor que brota en septiembre, con una gran calidad, en los campos de Castilla-La Mancha.

Los responsables de la marca Pote, encargada de la comercialización del azafrán desde la guerra civil, publican este año Recetas para el recuerdo para ensalzar las cualidades curativas de los tres estigmas del pistilo del Crocus sativus y donar la recaudación a varias asociaciones de afectados por el Alzheimer, enfermedad que celebra esta semana su día internacional.

Para producir tan solo un kilo de esta asombrosa especia que aparece documentada por primera vez en los frescos de los templos de las excavaciones de la isla de Santorini y en el palacio de Knossos de Creta, donde se representan a mujeres y a monos recogiendo flores en campos de azafrán, se necesitan más de 200.000 flores. En el mercado, un kilo de esta variedad manchega puede costar hasta 10.000 euros.

Los templos de Santorini, de 1.700 años antes de Cristo, estaban dedicados a la diosa Thera, de la cultura Minoica, encargada del cuidado de la salud, origen por ello de la palabra terapia, y conservan según los arqueólogos hasta 90 recetas de aplicaciones del azafrán como planta medicinal. Este cultivo llegó a China e India mucho después con sus saludables componentes: las antioxidantes crocinas que le dan el color, las pricrocrocinas y el safranal.

No es un superalimento, avisa Alonso, pero sí un producto cuyos beneficios para la salud han sido clínicamente probados. "El azafrán degrada más lentamente la serotonina, la proteína de la felicidad, y por tanto, evita bajadas bruscas del estado de ánimo", agrega, convencido de que las personas que toman habitualmente azafrán no necesitan exponerse a los efectos secundarios de medicamentos antidepresivos como el Prozac.

Las propiedades médicas del azafrán recopiladas en el siglo XV fueron convertidas posteriormente en fórmulas magistrales de botica de todas las farmacopeas europeas que ya recomendaban entonces esta especia para tratar la melancolía.

Los estudios actuales presentan al azafrán como un buen aliado para aumentar la capacidad de aprendizaje y fortalecer la memoria en los enfermos de Alzheimer además de contribuir a retrasar el envejecimiento celular y potenciar la oxigenación de la sangre con la finalidad de disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Las mismas investigaciones científicas han revelado que el extracto del azafrán inhibe la formación de los amiloides insolubles o placas seniles en el cerebro vinculadas a las enfermedades neurodegenerativas. También han demostrado que es tan eficaz como el donepezilo, el principio activo utilizado en los casos de Alzheimer leves o moderados. "Otros ensayos han evidenciado un efecto general positivo sobre la capacidad del aprendizaje y la memoria", aseguran los redactores del trabajo de Verdú Cantó que destacan también sus efectos benéficos para combatir la degeneración macular y la retinitis pigmentosa, debido a que la crocina aumenta el flujo de sangre tanto en la retina como en la coroides para restaurar la función del ojo al poder recibir mayores niveles de oxígeno y nutrientes.

Por su parte, el safranal retrasa la degeneración de las células fotoreceptoras y reduce los trastornos de la red de vasos sanguíneos del ojo.

Una dieta sana aderezada con el extracto de azafrán ayuda indirectamente a combatir la obesidad. "No es que este producto adelgace", resalta el profesor Alonso, "sino que al estabilizar el estado de ánimo nos mitiga la ansiedad que nos lleva a picar entre comidas". Las digestiones, añade, resultan también más llevaderas al contribuir a posibilitar que las grasas pasen por el tracto digestivo sin ser absorbidas.

Este frágil Crocus sativus es tan saludable que ni siquiera le son ajenas propiedades afrodisíacas hasta el punto de actuar como la Viagra sin producir efectos secundarios. "Existen ensayos preclínicos realizados en animales que demuestran que el azafrán también aumenta el tiempo de erección", concluye Alonso, gran defensor de este alimento que por lo visto produce efectos saludables sin cuento.