El sommelier y propietario del restaurante El Celler de Can Roca, Josep Roca, ha protagonizado el Foro Prensa Ibérica que ha acogido en la mañana de este miércoles el Auditorio Alfredo Kraus de la mano de BBVA y los periódicos LA PROVINCIA y La Opinión de Tenerife. Bajo el epígrafe Pensamiento disruptivo y creatividad, Roca desveló algunos ingredientes de la receta del éxito que ha aupado a El Celler de Can Roca al podio de los mejores restaurantes del mundo, distinguido con tres Estrellas Michelín, entre otros múltiples galardones.

Al comienzo del acto, Francisco Jerez, director territorial de BBVA en Canarias, anunció que BBVA entregará tres becas de formación en gastronomía para recompensar el esfuerzo de los estudiantes de Hecansa (Hoteles Escuelas de Canarias), que podrán estudiar en Can Roca. Por su parte, Roca destacó que "Canarias tiene mucho que mostrar en gastronomía y debéis estar orgullosos". "He visto paisajes únicos, productos auténticos y personas valientes, capaces de generar empatía y excelencia", manifestó el sommelier.

A continuación, el segundo de los tres hermanos Roca -junto a Joan y Jordi- repasó ante los asistentes una trayectoria de excelencia que arrancó desde la infancia entre "un juego de tres cabezas, que se unen de una manera fraternal pero también trasversal, con un sentido de crecimiento". "Nuestro trabajo es intenso: empezamos a las 9.00 y salimos sobre las 2.00 de la madrugada", reveló Roca, quien matizó que este ritmo corresponde a los tres hermanos, no al resto del equipo. En cuanto al personal y a las características del restaurante, fundado en 1986 en Gerona, el Celler de Can Roca emplea a 85 personas para servir a 55 comensales, con 60 cocineros repartidos en dos turnos de 30. El espacio reviste 300 metros cuadrados de cocina, 300 metros cuadrados de comedor y 265 metros cuadrados de bodega, que aloja 3.360 referencias de vinos -de ellas varios canarios- y 65.000 botellas en stock.

"Cuando la gente nos pregunta sobre cuál es nuestro éxito o nuestra idea de superación y exigencia para llegar a conseguir algo respondemos que este restaurante fue nuestra obsesión", explicó Roca. "Nosotros abrimos en 1986 en una barriada en el extrarradio de Barcelona, donde llegó la gente despegada del sur de España en los años 50 y 60 marcada por la exclusión social. Hemos crecido en ese ambiente, en esa manera de beber y de vivir, que todavía nos permite estar ubicados en el mismo barrio".

A lo largo de los años, los hermanos Roca han desarrollado todas las herramientas posibles vinculadas a la innovación, algunas creadas por ellos mismos. La fama que envuelve a El Celler de Can Roca es fruto del trabajo afrontado desde "una idea de superación, de crecimiento, de especialización y de fidelización de una clientela que, al principio, era muy local, porque la gente llegaba a nuestro restaurante asustadiza, pero probablemente había elementos vinculados al sacrificio, el esfuerzo, la perseverancia y la exigencia aprendida de nuestros padres, pero bañados con idealismo, ilusión y muchísima inocencia", revela Roca. "Nosotros hemos hecho de la pasión el fuego del conocimiento para poder hacer de nuestra pasión nuestra profesión. Esa es probablemente la mejor receta que podemos aconsejar".