"En el restaurante de mis padres, en Girona, desde la educación en casa me hicieron llenar a mí las botellas de vino a granel y me caló ese estar en contacto con el vino", cuenta Josep Roca, el sumiller de los hermanos Roca, propietario de unos de los mejores restaurantes del mundo, sobre sus primeros recuerdos sobre los caldos. "La verdad es que cuando estoy en la escuela de hostelería es cuando me doy cuenta que me gusta desde pequeño y además se puede estudiar y puedo adaptar mi filosofía de vida desde la parte del conocimiento tangible, completo, de investigación científica, desde la física y la química, a es otra parte vinculada a la manera de vida que hay detrás del vino, lo cual me permite a través del vino ver la vida", añadió el televisivo Roca.

"Hay una nueva era de los vinos canarios que demuestran biodiversidad y originalidad. En las islas he entendido la realidad de la incidencia de los vientos, de la diferencia de la cultura del norte al sur y de como esos genotipos también marcan unas circunstancias distintas en cada uno de los parámetros de la agricultura en las islas". Le sorprende también a Josep Roca que esa singularidad en el reducido territorio canario no sólo se vea reflejada en los cultivos: "es curioso ver cómo las mismas razas de cabra adaptan el color de su pelaje a las zonas donde habitan y son la misma cabra en un espacio muy reducido", concluye este sabio que aún se entusiasma como un niño con cada nuevo descubrimiento.