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Entrevista | José María Guibert

José María Guibert: "La robotización es una oportunidad para ser cada vez más humanos"

"Las empresas necesitan humanizarse. Todo el mundo lo necesita" afirmó el rector de la Universidad vasca de Deusto

José María Guibert. J. L. BORT

La escuela de negocios y economía de la Universidad de Deusto, tradicionalmente conocida como La Comercial, es un referente sin discusión en la formación empresarial. Varios políticos españoles y lo más granado de la banca, desde Emilio Botín a José Ignacio Goirigolzarri, Emilio Ybarra, Alfredo Sáenz o José Ángel Sánchez Asiaín, han sido alumnos de este centro formativo con sede en Bilbao. José María Guibert es su rector desde 2013.

Si las empresas las forman sus propietarios, sus directivos y sus trabajadores, ¿por qué es necesario humanizarlas?

Las empresas necesitan humanizarse. Todo el mundo lo necesita. Las empresas son entidades importantes, influyen mucho en personas y en valores. Es un campo de humanización, porque este era un campo de dolor y deshumanización, de embrutecernos. La empresa es algo cada vez más fuerte. Entonces, nos jugamos mucho en relación a que las personas sean felices, se desarrollen, trabajen bien, estén a gusto. La cuestión es cómo hacer que las empresas sean espacios en los que la gente se desarrolle humanamente y dé de sí lo que tiene que dar. Lo cual no quiere decir que no tengan que humanizarse las demás entidades, como la administración o las universidades.

¿Las grandes corporaciones, cada vez mayores, tienden a una cierta deshumanización?

Sí. Vamos a hacer en Deusto un manifiesto sobre derechos humanos y tecnología. Las grandes corporaciones mandan más que los gobiernos. Hay derechos humanos que, desde 1948, tienen que ver con la defensa de la persona frente a los Estados, como los derechos civiles. Luego vinieron las cuestiones del bien común, como los derechos sociales. La tercera promoción de derechos humanos fue sobre temas más amplios como la paz o la ecología. La cuarta tiene que ver con defendernos de las grandes tecnológicas como Facebook o Google y ahí se encuadra el derecho a la intimidad, entre otros. Ese es el que haremos.

¿Qué opina de la deshumanización creciente en las empresas por la cada vez mayor robotización de la producción?

Es una oportunidad para ser cada vez más humanos. Lo que puede hacer la máquina, que lo haga. Creo que nos humanizaremos más. Soy optimista. Ahora, ¿que las máquinas serán cada vez más humanas? Vale. Es el miedo que podemos tener. Que sepan más que nosotros. Pero que las máquinas sean cada vez más potentes hará que las personas sean cada vez más personas.

El catedrático Antón Costas asegura que una de las causas de la desigualdad en España está en el aumento extraordinario de las retribuciones de los altos directivos frente a la caída de los salarios de los trabajadores. Por tanto, dijo, hay que actuar en el seno de las empresas para reducir la desigualdad. ¿Comparte ese criterio?

En los últimos lustros ha habido más desigualdad en la sociedad. En el mundo no hay más desigualdad entre los países, pero dentro de cada país sí hay desigualdades. El dilema es cómo hacer que no haya esas desigualdades.

¿Cómo? ¿Reduciendo dividendos y salarios de altos directivos para repartirlos entre los trabajadores?

No es fácil. Si hay libertad, hay libertad. ¿Cómo lo regulas? En el Reino Unido, los rectores cobran entre 300.000 y dos millones de libras. En España sería impensable. A los deportistas y a los actores de cine se les tolera, culturalmente. En otros sectores, como los banqueros, no. ¿Se ponen límites? ¿Cómo? La cuestión es que los mínimos sean dignos.

Entre los asuntos a los que usted ha prestado atención se encuentra la responsabilidad social empresarial. Hay debate sobre si las empresas deben huir de la filantropía y centrarse más en el compromiso con sus trabajadores, el buen gobierno o el medio ambiente. ¿Cómo lo ve?

Uno tiene que hacer algo por el bien común desde el sector en el que uno está. No por imagen o por reputación. Ocurre que hay empresas que ponen su área de responsabilidad social dentro de la de reputación. Eso no debe ser. La RSC debe ser algo que alimente a toda la organización, que cada uno haga lo que tiene que hacer bien hecho.

Como hemos visto durante los años de crisis, la ética profesional no abundó precisamente en los bancos y cajas españoles. ¿Lección aprendida?

Ha habido corrupción, pero no solo en bancos y cajas. También en la vida política, en los ciudadanos, en otras entidades. El problema, lamentablemente, es que en el mundo hay mucha corrupción. Es un tema que deben afrontar todas las empresas, cómo gestionan dentro de su casa y hacia afuera la corrupción.

Políticos del PP y el PSOE han situado en la picota a los másteres universitarios y han puesto de relieve que la corrupción también ha llegado a los cursos de posgrado y a la universidad. ¿Qué opina?

Desde la universidad uno puede decir que daban importancia a la formación, a los másteres, que la gente estudie. Eso está bien. Lo contrario es la titulitis. ¿Por tener un máster yo soy más que tú? Un título sin contenido real detrás es feo. El reto está en que la gente estudie de verdad y que la formación suponga exigencia y trabajo. En el debate del Estado de la Nación de hace unos años no apareció en día y medio la palabra universidad. Eso es un problema. Y que se hable por estos problemas políticos es una pena.

Por primera vez en la historia, un jesuita es Papa. ¿Qué le parecen las resistencias que Francisco está sufriendo, sobre todo en la Curia del Vaticano, para imponer su reformismo?

Claramente, en el mundo hay ideologías y formas de pensar. El Papa quiere hacer las cosas de una manera más auténtica, más desde la experiencia humana. Quiere hacer reformas y cambiar la mente de las personas es lo más difícil. A la gente que tiene un modo de pensar más tradicional le están costando los cambios. El típico debate cultural que hay en la sociedad también se da en la Iglesia. Hay formas de pensar más antiguas en la Iglesia. El Papa quiere entrar desde lo más auténtico, dejándose a veces de pensamientos tópicos más antiguos y a algunos les cuesta eso. Es una resistencia interna, no solo de la Curia del Vaticano, sino de gente fiel pero que es muy tradicional y no capta los cambios de la posmodernidad y en las mentalidades.

¿Quién ganará?

Supongo que el Papa. Los tiempos van por ahí. Tiene que haber cambios en las mentalidades. Claramente, los cambios son sin vuelta.

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