La Audiencia Provincial de Murcia ha condenado a nueve años de prisión y ocho años de libertad vigilada a un hombre que violó a su pareja, que se negaba a mantener relaciones sexuales por haber sido operada recientemente en la zona vaginal, y a la que obligó previamente a que se colocara las esposas que en alguna ocasión habían utilizado en sus juegos eróticos.

La sentencia le aplica la agravante de parentesco y la atenuante de anomalía psíquica, derivada del consumo de drogas y dicta una orden de alejamiento por la cual el condenado no podrá acercarse a ella a menos de 300 metros por tiempo de diez años.

El relato de hechos probados recoge que las relaciones entre ellos se habían deteriorado en los últimos tiempos debido a que el acusado había recaído en el consumo de sustancias estupefacientes, principalmente, cocaína, y a que no seguía el tratamiento que le habían prescrito en un centro de salud.

También había contribuido a ello que en ocasiones le había sustraído dinero y que, con ocasión de la intervención quirúrgica, engañó a su madre con la finalidad de que también ella le entregara alguna cantidad.

Debido a ese deterioro de la convivencia, aunque ambos continuaban residiendo en la misma vivienda, dormían en distintas estancias de la misma.

En la madrugada del 18 de octubre de 2015 el acusado entró en el dormitorio de ella pidiéndole tabaco, a lo que esta se negó, iniciándose entonces una discusión entre ambos por las previas sustracciones de dinero, cruzándose reproches mutuos, "lo que hicieron sin gritar para que no se despertara la hija de ella, que dormía en una habitación contigua".

Tras abandonar brevemente la habitación, el procesado volvió a la estancia armado con un cuchillo que había cogido en la cocina, "conminándole a ponerse unas esposas que habían utilizado en alguna ocasión para juegos eróticos y a mantener relaciones sexuales, a lo que ella se negó".

Ante la negativa de la mujer a mantener esas relaciones sexuales, "se aproximó a la misma y le propinó un fuerte bofetón, exigiéndole, con exhibición del cuchillo, de unos 17 centímetros de hoja, que se pusiera las esposas, lo que aquella hizo".

A continuación, la obligó a hacerle una felación, además de penetrarla anal y vaginalmente, "teniendo siempre a mano el cuchillo", y cometida esa acción, abandonó la vivienda, "no sin antes llevarse el dinero y el tabaco que ella tenía en su bolso".

Al día siguiente escribió en los cristales del coche de la mujer una frase en la que le pedía disculpas por lo sucedido.

La sentencia recoge que como consecuencia del bofetón, aquella sufrió un hematoma en el pómulo derecho, mientras que las esposas le produjeron erosiones en ambas muñecas.

La Sala de la Audiencia señala que no ha fijado indemnización alguna para la perjudicada porque esta, aunque planteó denuncia contra el acusado el mismo día de los hechos, luego no presentó reclamación económica alguna.