Cientos de empleados de Google abandonaron ayer sus puestos de trabajo en la sede europea de la compañía , ubicada en Dublín, en señal de protesta contra el trato inapropiado que la empresa dio a los directivos acusados de acoso sexual. La movilización se produjo a las 11.00 horas, y dio lugar a numerosas muestras de reivindicación que llevó a los activistas a hacer uso de megáfonos para apoyar a las víctimas. "No he sido víctima de acoso pero, si solo una persona lo ha sido, es importante para nosotros, para mí, mostrar nuestra solidaridad", indicó Kate, una de las manifestantes de la capital irlandesa.

Asimismo, según comunicó la televisión pública irlandesa los empleados explicaron por escrito el motivo de su ausencia en sus correspondientes puestos de trabajo. "No estoy en mi escritorio porque salgo con otros empleados y contratistas de Google para protestar contra el acoso sexual, las malas conductas, la falta de transparencia y una cultura laboral que no funciona para todos", decía una de las notas.

La breve huelga de Google en Dublín fue la más llamativa y numerosa de la jornada, pero no la única. Las redes sociales se hicieron eco a través de multitud de fotografías de que la protesta se repitió en las sedes de Google situadas en Londres, Berlín, Zúrich, Tokio y Singapur. Sin embargo, es la capital irlandesa la que acoge la mayor sede de la empresa norteamericana fuera de Estados Unidos, gracias a las ventajas fiscales que ofrece la nación europea. Solo allí figuran en su plantilla 7.000 personas.

Además, un comunicado emitido la noche del pasado miércoles por los organizadores de la protesta pedía a Alphabet -matriz de Google- la incorporación de un representante de los trabajadores en su junta directiva, para dar lugar a la creación de un proceso específico para denunciar el acoso sexual y que comparta además los datos relativos a los sueldos que paga a hombres y a mujeres.

Por su parte, el presidente ejecutivo de Google, Sundar Pichai, respondió a otro comunicado valorando las "ideas constructivas" que han planteado los trabajadores y prometiendo que Google las tendrá en cuenta "con el propósito de pasar de las palabras a la acción".

Según el diario The New York Times el gigante de internet acordó en 2014 con el entonces vicepresidente senior, Andy Rubin, el pago de una indemnización de 90 millones de dólares con la condición de que abandonase la compañía, después de que haber sido acusado de cometer delitos de acoso sexual.

No obstante, Rubin negó la acusación en el informe argumentando que contenía "exageraciones salvajes" sobre su compensación. Por su parte, Google no se pronunció con las acusaciones manifestadas en su contra.