Antonia Díaz tiene 78 años, es natural de Tresgrandas (Llanes, en Asturias), defensora de los derechos de la mujer y, hasta hace unos meses, se definía como una persona "alegre". En agosto la desgracia llegó a su vida cuando su bisnieta Leyre González Justo, una joven de 21 años que vivía en la localidad granadina de Dúrcal, murió a manos de su pareja, un hombre de 38 años de origen marroquí con el que tiene un hijo de dos años en común. "Leyre era la niña de mis ojos; estoy viviendo un auténtico drama", asegura Díaz, que solía viajar a menudo a Granada para visitar a su bisnieta.

Antonia lamenta no haber podido hacer nada por Leyre. Lo ocurrido le resulta paradójico porque ella se considera una "abuela moderna" que trabajó activamente durante nueve años en una asociación contra la violencia machista en Jaén, donde vivió durante 28 años, antes de regresar a su tierra natal. El calvario que vivía su nieta lo vio de lejos. "Era una muerte anunciada", lamenta resignada.

Recordar lo ocurrido aún le produce dolor. La pareja de "la niña de sus ojos" le asestó presuntamente varias puñaladas mientras estaba en la cama. Después, la dejó malherida frente al centro de salud de la localidad donde vivían y huyó. Ella falleció allí, tendida en el suelo, y él fue detenido. Hoy se encuentra en prisión. Aunque para Antonia, cualquier castigo es poco para el hombre que terminó con la vida de su bisnieta.

Advirtió a Leyre en varias ocasiones del carácter agresivo de su pareja: "La última vez que hablé con Leyre fue cuatro días antes de su muerte, le dije que no dijese nada a nadie y se viniera a Asturias conmigo; le ofrecí dinero para el autobús y mi casa, pero ella era una niña muy inocente, muy buena, y no vino".

Aún recuerda el día que conoció al presunto asesino de su bisnieta. Fue unas navidades en Granada. "Él la reñía mucho; yo le dije que aquello no podía ser, pero ella decía que lo quería mucho y de ahí no la sacabas". La pasada Navidad, Antonia pudo disfrutar de las fiestas en Llanes junto a su familia y sin el presunto asesino de su bisnieta. Leyre viajó a Asturias con su hijo, con su hermana Kalima, de 12 años, y con su madre, Belinda Justo. "Estuvieron diez o doce días y las llevé a Covadonga", recuerda Antonia al tiempo que lamenta no poder pasar más tiempo junto a su familia ahora, que pasan por momentos tan difíciles.

Mantiene el contacto con sus familiares en Granada y está al tanto del calvario por el que están pasando. La hermana pequeña de Leyre es una de las más afectadas y "ha intentado suicidarse", dice con la voz cortada la llanisca, al tiempo que suma otro factor al drama de sus familia: los problemas económicos. "Les he enviado ropa para el niño y dinero porque no reciben ninguna ayuda". Antonia critica la falta de protección por parte de las instituciones al hijo de una mujer víctima de violencia machista.

El menor vive hoy con su abuela, Belinda Justo, en la localidad granadina de Chauchina. En el momento del suceso también estaba en casa de su abuela, donde solía quedarse a menudo. Que el niño esté bien se ha convertido en la obsesión de Antonía Díaz, que trata de ayudarlo desde Asturias en todo lo que puede: "Es un niño muy especial y no se merece todo lo que le está pasando".