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Entrevista | Mar Gallego Matellán

"Un lenguaje llano y sincero disipa los temores del niño ante la muerte"

"Hay que reconocer las señales de duelo en los pequeños, que a veces difieren de las de los adultos", destaca la psicóloga

La psicóloga especialista en infancia y juventud Mar Gallego. EMILIO FRAILE

Cómo abordar la muerte y el duelo con los niños es una guía necesaria para los padres que ha sido elaborada al alimón entre dos profesionales quienes, cada una desde su campo, aportan las pautas necesarias para tratar este tema con la delicadeza y decisión que se requiere. Ana León Mejía desde la perspectiva sociológica y Mar Gallego Matellán desde la vertiente psicológica. Esta última aboga por hablar con los hijos de la muerte desde la perspectiva "de que es una parte del ciclo de la vida", para evitar que se enfrenten posteriormente a ella con temor.

¿Cómo surge la idea de escribir un libro con este tema tan sensible?

La idea partió de Ana León, que había realizado un protocolo de intervención para la escuela y me invitó a participar este proyecto con la intención de publicar una aportación más completa, que también se orientara a las familias.

Es un trabajo escrito a cuatro manos, ¿qué aporta cada una de las autoras?

Aunque es un trabajo consensuado, Ana León se ha centrado más en la parte de aspectos teóricos y yo en los aspectos prácticos y educativos. Además de a la familia y a la escuela, va dirigido a los profesionales que trabajan con niños desde distintos ámbitos, como el clínico.

¿Qué es lo que se encontrará el lector en este libro?

Hemos querido darle un formato de manual, con epígrafes diferenciados para que, después de una lectura completa, se pueda localizar el punto de interés concreto. Así, podrán orientarse en aspectos psicoevolutivos, el miedo a la muerte, las características del duelo en la infancia o un tema poco abordado, como es el acompañamiento en catástrofes y atentados. También tratamos el apoyo a los niños con diversidad funcional. Y, por ser un entorno de apoyo esencial, una guía de actuación en la escuela.

¿Es más complicado tratar con los hijos un tema que también afecta directamente a los padres, como es la muerte de un ser querido? ¿Deben tener los padres una fuerza especial?

Sin duda, la situación de las personas que han de ayudar al niño es importante y también se tiene en cuenta en el libro. Explicamos cómo el niño, aunque no puede liderar el bienestar emocional de la familia, también puede aportar solaz. Y exponemos el concepto de resiliencia familiar como base para superar como unidad familiar los momentos difíciles.

¿A qué preguntas se tienen que enfrentar los padres, cuáles son las dudas más habituales de los niños ante la muerte?

Surgen muchas dudas y desconcierto. Para muchos pequeños es muy impactante, la imaginación de los niños no tiene límites para generar interrogantes. Les inquieta saber qué sienten o qué pasa, como si la condición fuera la misma que en vida.

¿Es positivo "inventarse" una realidad más dulcificada para ellos de la muerte o hay que afrontar la situación de frente?

Un elemento esencial que tratamos en el libro es la conveniencia de abordar el tema de la muerte como parte del ciclo de la vida y como algo absolutamente natural, para evitar la perpetuación del tabú en torno a ese tema, que es lo que lleva a que los niños se enfrenten a ello con temor.

Hablar de la muerte es también tratar con los niños los sentimientos de miedo o tristeza, ¿cómo hay que afrontar es-tos otros temas con los más pequeños?

Un concepto que repetimos en este trabajo es el de acompañamiento, como una presencia esencial para apoyar al niño en este camino. Un lenguaje llano y sincero, adaptado a la edad del pequeño por una persona de referencia preparada, puede disipar todos los temores. En cuanto a la tristeza, es una emoción que no hay que rechazar, sino gestionar. Es normal que nos pongamos tristes al pensar que podemos perder algo que queremos y hay que aceptar que el niño tenga esta respuesta y no negar su expresión emocional, aunque sí es preciso estar presente en ese acompañamiento que mencionamos para atenuarla.

¿Hay que mostrar a los niños que los mayores también tienen miedo a la muerte?

Como parte de esa comunicación sincera que comentamos, no se pueden negar ciertas evidencias. Validamos la emoción del niño si le decimos que es normal que sienta temor, aunque tranquilizándolo, sabiendo que estamos juntos y que lo importante es vivir el presente.

A veces no es necesario que fallezca alguien de la familia para que los niños pregunten por la muerte. ¿A qué se debe este interés y en qué etapa de la infancia aparece?

El concepto de muerte como un hecho irreversible aparece hacia los siete años. Con anterioridad, los niños suelen ver la muerte como un sueño, un estado del que se puede despertar. El interés forma parte de la naturaleza infantil, tienen curiosidad acerca de todo lo que les rodea. Conocer que la vida es finita, como es lógico, genera, si cabe, aún más preguntas.

¿Qué hacer cuando llega la temida pregunta de "mamá (o papá), ¿tú también te vas a morir? ¿Cuál es la mejor manera de reaccionar?

Contestar con sinceridad, de otro modo el niño sabrá a través de películas o por experiencia de otros niños que las mamás y papás también mueren y silenciará sus preguntas, quizás generando ideas equivocadas.

¿Cómo se puede ayudar al niño a pasar el posterior duelo?

Hay que reconocer las señales de duelo en el niño, que muchas veces difieren de la respuesta de los adultos. Si no se reconoce que el niño en duelo puede estar más hostil, más reservado, o que su rendimiento académico puede bajar, no se pueden prestar los apoyos que sin duda va a necesitar.

¿Qué aporta positivamente al menor que se trate el tema de una manera lo más natural posible?

No generará ideas equivocadas que alimenten su temor, cuando tenga una pérdida cercana no se encontrará con el impacto de conocer a la vez lo que es la muerte y vivir el sufrimiento emocional que supone esa pérdida.

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