Los especialistas en aparato digestivo del Archipiélago tienen "serias dudas" acerca de la eficacia del Regorafenib para su uso como tratamiento de segunda línea en pacientes diagnosticados de carcinoma hepatocelular (CHC), y que han sido tratados previamente con Sorafenib. Se trata de dos medicamentos de similares características, y que en el caso del primero, el Ministerio de Sanidad ha decidido no incluirlo en la cartera pública de servicios para abordar esta patología que afecta al hígado. Si bien es cierto, que su uso está financiado para el tratamiento del cáncer colorrectal y los tumores del estroma gastrointestinal. "Como profesional clínico puedo decir que tengo dudas acerca de la capacidad disruptora del Regorafenib, pero me parece muy legítimo que haya especialistas de otros hospitales nacionales que soliciten su subvención", manifiesta el doctor Daniel Ceballos, director médico del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, y especialista en aparato digestivo.

Siguiendo esta línea, el profesional médico sostiene que este fármaco produce efectos adversos "graves" en un 50% de los pacientes. "Su empleo podría valorarse, únicamente, para aquellos afectados que hayan sido tratados con Sorafenib, que aún mantengan un buen funcionamiento hepático, y que presente un estadio avanzado de la dolencia. Sin embargo, cuando la función del hígado ya se encuentra muy deteriorada, no estaría indicado su uso", resalta.

Según indica el profesional, en el caso concreto del citado fármaco se ha realizado un análisis científico de las ventajas e inconvenientes que presenta. El resultado determinó que Regorafenib "logró incrementar la supervivencia global de los pacientes en 2,8 meses con respecto al placebo". Y agrega que, " hay que tener en cuenta que mucha de la innovación que se incorpora al escenario biomédico no genera un cambio importante en el estado de salud de la población, a diferencia de lo que han demostrado los nuevos tratamientos para la hepatitis C, por ejemplo".

El carcinoma hepatocelular es un tumor maligno que surge como consecuencia de la multiplicación de las células hepáticas "normales". Se trata de la sexta neoplasia más frecuente en el mundo -muy por debajo de la prevalencia del cáncer de colon, mama, o pulmón- y afecta en mayor medida a los varones. Sin embargo, su incidencia es muy variable y depende de los factores que provocan su aparición. "El consumo excesivo de alcohol, o el virus de la hepatitis B o C son algunos de los agentes que influyen en la manifestación de esta enfermedad", señala el profesional del Hospital Negrín.

"El hecho de contar con una vacuna para la hepatitis B", prosigue el especialista, "y de disponer de tratamientos muy eficaces para la hepatitis C permitirá reducir, a lo largo de las próximas décadas, la incidencia del cáncer de hígado asociada a una infección crónica por virus".

No obstante, otras de la causas que potencian el desarrollo de esta afección son la diabetes, la dislipemia - altos niveles de lípidos- y la obesidad. "Estos factores están ligados al primer mundo y podrían provocar enfermedades hepáticas crónicas, que a su vez, tendrían la capacidad de dar lugar a un hepatocarcinoma", comenta el doctor Ceballos.

En este sentido, y como ocurre con otras patologías, en función del estadio en el que se encuentre el CHC se aplican distintos tratamientos, y varían las posibilidades de supervivencia. "Existen cinco estadios", señala. El estadio A, que es el más leve, "cuenta con una tasa de supervivencia que alcanza los cinco años, en casi un 80% de los casos. Mientras que en el E, ya estaríamos hablando de enfermos que requieren de cuidados paliativos. En estas situaciones, la tasa de supervivencia es mínima", apostilla.

Por lo que respecta a la situación específica de Canarias, la influencia de esta enfermedad es "similar a la de la media nacional", y no existen cambios particulares en la región. "Lo cierto es que nos ceñimos a los mismos factores de riesgo que el resto del país en términos de hepatitis B, C, alcohol, y obesidad", comenta el doctor.

No obstante, el hecho de que las Islas presenten un mayor índice de afectados por la diabetes o la obesidad, "puede originar un peor pronóstico del hepatocarcinoma, una vez se diagnostica. Por esta razón, la Dirección General de Programas Asistenciales, y la Dirección General de Salud Pública inciden en mecanismos de control específicos como pueden ser el control de la obesidad infantil, o la elaboración del IV Plan de Salud de Canarias que ahora mismo está en fase de diseño", subraya el médico del hospital grancanario. Para después añadir que, "el objetivo es emprender ejes de actuación para hacer frente a estos factores de riesgo en los que Canarias está en una situación de desventaja con respecto al resto del territorio nacional".

En cuanto a los mecanismos de prevención de la patología, el profesional sanitario garantiza que lo mejor es "evitar" el consumo excesivo de alcohol, y aquellos factores que puedan desencadenar la aparición de hepatitis B, y de hepatitis C. Con respecto a la B, cita a la vacuna como el mejor remedio para impedir el contagio del virus, mientras que la C podría eludirse evitando el consumo de drogas por vía parenteral, y los contactos sexuales de riesgo. "Es fundamental concienciar sobre todo a los más jóvenes de la importancia de este último punto", argumenta.