"Antes tenía a un padre, pero con Sumas es diferente, veo todo sencillo porque me enseñaron a creer que no es tan complicado sino más fácil de lo que piensas, me ayudan y los necesito, se ponen en tu lugar, son empáticos, me gusta montón", resume Rebeca Oliva, grancanaria de 22 años, como beneficiaria del servicio prestado por la asociación isleña de acción sociocomunitaria, con financiación del Gobierno autonómico y la Unión Europea, para la integración laboral de jóvenes con diversidad funcional, enfermedad mental, trastornos conductuales o inadaptación social al abandonar el sistema público de protección de menores con el cumplimiento de los 18 años.

En desarrollo desde el pasado junio, tras la resolución del concurso convocado por la Consejería de Empleo, Políticas Sociales y Vivienda, el programa Súmate ya duplicó las previsiones iniciales al atender a 40 jóvenes (30 mujeres y 10 hombres) de 17 a 21 años (hasta 24 en casos excepcionales), la mitad en cada provincia (15 en Gran Canaria, 3 en Lanzarote y 1 en Fuerteventura). Y en apenas un semestre dos jóvenes (uno por provincia) disfrutan de un empleo, otros cuatro (tres en Santa Cruz de Tenerife) realizan prácticas en empresas con prioridad para su contratación al superar el periodo y once (seis en Las Palmas) mantienen una activa búsqueda laboral, entrevistas incluidas, acorde a la formación adquirida para su inmediata inserción, "un balance bastante positivo" para Juan David García como trabajadort social y coordinador de Súmate.

No en vano, la asociación Sumas, con sede en las dos capitales pero presencia en seis de las ocho islas después de su constitución cinco años atrás, mantiene reuniones semanales de coordinación y seguimiento con media docena de empresas y centros especiales de empleo tras contactar con una treintena (Dinosol, Clece o Hecansa) y pretender la firmar de convenios con otras tres entidades para 2019.

Todos los sectores

"Aunque fundamentalmente de servicios, sobre todo turismo y comercio, colaboramos con empresas de todos los sectores porque tenemos que trabajar con las motivaciones y competencias diferentes de cada chico, con sus perspectivas reales de futuro", explica García antes de observar, por ejemplo, "nichos muy interesantes en el medioambiente, con el reciclaje, la agricultura o la estética".

Y, "más allá de los resultados óptimos, nos parece muy importante el hecho de haber logrado que cuatro pibes [dos por provincia] no dejen la enseñanza secundaria gracias al apoyo del programa y otros nueve (cinco en las islas orientales) atraviesen procesos educativos para adquirir certificados de profesionalidad o formación adaptada", subraya García sobre los frutos al cumplirse la primera mitad del plazo previsto para Súmate, aunque "con alta probabilidad de renovación" por parte de la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia. Educación infantil estudia, por ejemplo, Rebeca Oliva con el objetivo "conseguir un contrato más estable, da igual de qué", que su actual ocupación informal como cuidadora de niños.

"Hacemos de intermediarios entre jovenes y empresarios, pero lo interesante de nuestro trabajo no es solo preparalos de cara a su inserción laboral, ofrecer cursos y prácticas, sino saber sus intereses y formación para buscar empleos lo más cerca posible de su entorno que sean de su gusto", apunta el pedagogo Víctor López, miembro del "equipo motor" con Juan David García y Yurena Cruz. Junto al grupo de coordinación de Súmate trabajan con los jóvenes en Gran Canaria otro trío compuesto por el psicólogo Fito Ramírez, la educadora social Nadine Hernández y el trabajador social Cristóbal Pérez, que destaca "la atención totalmente integral del programa al intervenir diferentes profesionales desde distintos ámbitos con la misma persona".

Con otro equipo similar en Tenerife, más técnicos en Lanzarote y Fuerteventura junto a la previsión de contar con otro para las islas occidentales, la asociación Sumas construye "una especie de pasarela a estos 40 chicos que salen del sistema de protección y deben prepararse para su proyecto de vida adulta", según García, aunque otros tantos ya aguardan en lista de espera. En opinión del coordinador de Súmate, "coinciden multitud de factores, la crisis económica ha provocado exclusión social, pero también hay una pérdida de valores en el entorno familiar, una escasez de límites y normas y la reproducción de los mismos hogares con los mismos problemas durante tres o cuatro generaciones, políticas inadecuadas en empleo..."

Sin olvidar, por supuesto, el estigma social sobre las personas con discapacidad física o psíquica, un obstáculo que para Nadine Hernández "se ha rebajado pero continúa presente y todavía hace falta concienciar mucho". Precisamente, "hasta el término extutelado empleado por las administraciones implica el estigma de haber pasado por el sistema de menores y quitarlo es una parte del proceso para los jóvenes y las familias, por eso también vamos a las casas, donde está el problema", añade Fito Ramírez antes de mostrar su preferencia por "formar parte de la familia durante un rato y empezar a conseguir avances a partir de esa vinculación, aunque también hay que hilar fino para no invadir ciertos espacios".

Otro objetivo conseguido a tenor de las palabras de Bárbara Marrero, de 17 años y estudiante de una FP de limpieza a la búsqueda de su primer empleo "de lo que sea" tras trabajar como voluntaria e incluso desfilar sobre la pasarela con la Fundación Canaria Alejandro Da Silva Contra la Leucemia. "Me gustaría sacarme la ESO, ir al bachillerato de artes y estudiar diseño de modas, interiores o arquitectura y la gente de Súmate tiene un abanico mayor de posibilidades para ayudarme a crecer, no tan cerradas como mi madre, con la que vivo, me comprenden mejor y ofrecen una visión diferente, acabas creando un vínculo grande con ellos en poco tiempo". Más familia para cumplir 18 años.