La IV edicion del Festival de Cine Documental sobre la Cultura y la Historia del Entorno Saharaui Hassani se clausuró ayer en un acto multitudinario donde se celebró la entrega de premios y al que acudieron numerosos representantes del cine y la cultura.

La película Vida cercana a la muerte, del experimentado realizador Lahsen Majidi, que partía como favorita del público, obtuvo tres de los cuatro premios del certamen: el Gran Premio del Festival a la Mejor Película; el Premio a la Mejor Producción en la figura de Abdeluashed Mouhtani y el Premio a la Mejor realización, que recayó en el director Lahsen Majidi. El cuarto premio, en la categoría de Mejor Música, fue a parar a la película La alegría y sus modelos, de Malika Malakine.

En cuanto al transcurso de la gala, el evento contó con la asistencia del Ministro de Cultura y Comunicación, Mohamed Larrat; así como de autoridades civiles y militares, además de realizadores, críticos de cine e invitados procedentes de otros festivales.

El Aaiún se ha convertido en poco tiempo en una de las ciudades mós modernas de Marruecos, lo cual se pone de manifiesto no sólo en este festival, sino por el hecho de las numerosas construcciones sociales que se han realizado en los últimos años. Un ejemplo es la plaza Oum Saad, destinada a conciertos, obras de teatro y demás actividades culturales al aire libre. Este espacio se erige en un lugar que no tiene nada que envidiar a otras zonas de ocio europeas.

Otro ejemplo es su abastecida Biblioteca, que es la segunda más grande del norte de África después de la de Rabat. Se trata de un edificio realizado con una arquitectura muy moderna, pero adaptada a su entorno y cuyo interior muestra una disponibilidad de títulos fuera de lo común. Además, llama mucho la atención la presencia de una Escuela del Calcio que la Federacion Italiana de Fútbol ha establecido en la ciudad, con varias zonas deportivas en las que el club de Milán busca captar nuevos fichajes. Otro lugar imprescindible para el ocio en El Aaiún es la Plaza del Mechuar, donde se realizan normalmente eventos oficiales; así como la avenida Makka, donde se encuentran el mercado de la ciudad y la mayoria de los comercios.

El Aaiún ha crecido de forma espectacular en tan solo un año y se ha convertido en un destino turístico opcional para aquellos que busquen playa y sol, pero también desconectarse del estrés de otras ciudades más conocidas.

A esto se suma la reciente incorporación de una red de hoteles de primera calidad, a la que se unen numerosos restaurantes y comercios. Los edificios son una mezcla entre la época de la colonización espanola y la típica de Marruecos, pero en el primer aspecto llaman la atención unas viviendas en forma de cúpula que preserva del frío en invierno y del calor en verano.

La fotografía la completa otras viviendas en pleno desierto para que la ocupen los turistas que deseen vivir esa experiencia; una mezcla de opciones, en definitiva, que muestra una fisonomía desconcertante para el visitante que tiene una alternativa nueva e interesante para pasar sus vacaciones.