La Provincia - Diario de Las Palmas

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"La religión es la mayor seudoterapia de la historia, sin evidencia científica"

La 'youtuber' Rocío Vidal, ayer en la calle Triana de Las Palmas de Gran Canaria explicando su canal a los jóvenes. ANDRÉS CRUZ

¿Por qué utiliza usted como youtuber el seudónimo de La gata de Schrödinger ?

Viene de un experimento de 1930 que me encanta por lo contraintuitivo y porque sentó las bases de la mecánica cuántica de ahora. Además le quise dar un toque femenino. Se trata del exprimento del gato de Schrödinger que yo he transformado en gata porque quería resaltar que soy una mujer divulgando ciencia.

¿Qué abusos la han animado a desenmascarar las seudociencias y seudoterapias que pululan por las redes?

Ver que vivimos en una sociedad en la que estamos muy informados sobre muchos temas, pero donde hay muchas terapias seudocientíficas muy arraigadas en que no existe una crítica de forma muy visible. Ahora, por suerte, tenemos un Gobierno con Pedro Duque más afín en este aspecto, pero antes era algo muy residual. Vi que había un hueco para hablar de este tipo de cosas, así que decidí incluirlo en mi canal, desenmascarar a estas seudociencias o creencias arraigadas.

Los llamados influencers , ¿le merecen algún respeto?

La palabra influencer es muy abierta. ¿Quién lo es? Al final cualquier persona que sea pública en las redes sociales es ya influencer porque influye en sus seguidores con sus opiniones. Merecen mi respeto porque representamos todos lo mismo aunque el término no me guste. Prefiero que me llamen periodista o youtuber.

¿Qué es lo que mueve a la gente, sobre todo joven, a confiar en los mensajes de cualquier mindundi?

El problema es que, hoy en día, la gente que tiene más seguidores, muchas veces, no se da cuenta de su responsabilidad social ante tanta personas jóvenes que le siguen. Vemos a grandes influencers con millones de seguidores opinando sobre temas que no tienen ni pies ni cabeza y que pueden estar afectando negativamente a muchos chavales menores de edad que todavía no están formados para saber lo que está bien o mal. Creo que esa irresponsabilidad hace que ocurran situaciones como lo que pasa con las seudociencias, lo que yo trato en el canal, que cualquier influencer te pueda decir cualquier cosa sobre, por ejemplo, que el reiki funciona, y que te va a curar con las manos sin tocarte. Tú te lo crees porque es tu ídolo, pero eso no implica que tenga ningún tipo de formación previa.

¿Cree necesaria una legislación que discrimine los comunicadores de buena voluntad de los defraudadores?

Es algo complicado porque entraríamos en el terreno de la censura, algo muy peligroso. Pienso que lo que hace falta es educación. Cualquier persona tiene derecho a comunicar, es decir, que yo puedo señalar que el reiki es una estafa sin evidencia científica, pero otra persona puede rebatirlo. La balanza está algo desequilibrada porque los que realizamos la divulgación científica somos más minoritarios. A nivel legislativo hay que proteger al paciente, sacar las seudoterapias de los hospitales públicos y la homeopatía de las farmacias. Si alguien se lo quiere pagar en una clínica privada, que gaste su dinero como le apetezca, pero proteger al ciudadano.

A sus 26 años, ya suma muchos miles de seguidores. ¿Qué hay que hacer para conseguir la confianza de tantos?

Supongo que hacer algo diferente que no haya hecho nadie antes, no tener miedo a decir lo que piensas ni a meterte en berenjenales y tratar temas que tengan interés social actual.

¿Qué considera cierto, falso u oportunista en las grandes denuncias sobre la manipulación política internacional que moviliza medios de enorme poder?

Se está comprobando que personajes como Trump, Bolsonaro en Brasil y Vox aquí en España, están triunfando gracias a una estrategia de redes sociales basada en la difusión de bulos, de pagar a empresas de big data para que seleccionen hacia dónde van los anuncios y sus noticias, todo muy estratégico y en base a intentar convencer a un tipo de electorado al que le da igual si le mienten o no, o que es susceptible de que les cuelen las mentiras, ya sea sobre inmigración, sobre feminismo y mujeres, sobre violencia, etc. Eso sí que se está demostrando, algo muy peligroso porque el poder está utilizando los datos que las empresas de redes sociales manejan sobre nosotros para ganar elecciones. Se dice ahora que Trump consiguió un 10% del electorado gracias a los millones de euros que invirtió en anuncios de facebook.

¿No es lamentable que las ventajas de una intercomunicación sin fronteras degeneren en fraudes que masacran toda fiabilidad?

Con la globalización aparece una cara buena y otra mala, es decir, que por una parte tienes todo el conocimiento a tu alcance, pero también toda la desinformación y los bulos. Hay que enseñar a los niños a interaccionar con las pantallas, a saber discernir entre noticias fiables o no porque si no estamos perdidos ya que los pequeños cuentan con estos aparatos desde una edad muy temprana que pueden hacer con ellos lo que quieran. Estamos muy desprotegidos en ese aspecto con las redes sociales. Hay que aprender a usar bien lo que nos ha venido de golpe con la globalización y la sobreinformación a que estamos expuestos.

¿Cómo advierte que una ciencia o una terapia son falsas?

Cuando algo no tiene evidencia científica. Por ejemplo, la religión es la mayor seudoterapia de la historia porque se puede decir que Dios existe, pero no hay manera de demostrar que eso es real. Otro ejemplo: tú me dices que puedo curarte sin tocarte, pero si no me lo demuestras con evidencia científica, que al final es lo que discierne lo que funciona o no, no vale como algo fiable.

Las reacciones contra sus denuncias suelen ser muy violentas. ¿Cómo lo procesa?

Es algo que tienes que aprender a llevar lo mejor posible. Cuando grabas cierto tipo de vídeos sabes que te enfrentas a lo que te viene de vuelta. A veces es duro y cuesta porque las redes sociales son muy hostiles, pero también tienes mucho apoyo, lo que ayuda a equilibrar la balanza. Hay que asumir que con cualquier tema que trates nunca va a llover al gusto de todos.

¿Qué recomendaría a los seguidores de buena fe para que no se dejen engañar?

Les diría que tengan pensamiento crítico, es decir, que se cuestionen todo lo que se les diga, incluso a mí, que desarrollen la curiosidad, que cuando lean algo no se lo crean de golpe sino que se pregunten de dónde viene la información, si puede haber intereses para venderme algo, etc. También buscar las fuentes, ir a la base, ver de dónde ha salido el estudio o quién lo ha financiado. Debemos hacernos muchas preguntas que no efectuamos porque estamos sobrecargados de información, recibimos inputs y los aceptamos porque no nos da tiempo a cuestionarnos todo. Al menos con lo importante, tanto de ciencia como de política y otras áreas, deberíamos realizar ese ejercicio para no estar a merced de lo que el poder quiera que creamos, por ejemplo.

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