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Entrevista | Fernando Cabrera

Fernando Cabrera: "La neurooftalmología evita marear al paciente de una consulta a otra"

"Las patologías que más abordamos son la visión doble o las alteraciones visuales transitorias" ratificó el neurólogo

El doctor Fernando Cabrera, en el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín. JUAN CASTRO

¿Cómo afronta el reto de ponerse al frente del grupo de neurooftalmología de la Sociedad Española de Neurología?

Realmente ha sido un paso natural, porque llevo un tiempo en el grupo de estudio de neurooftalmología de la SEN, y casi que era mi turno. Se trata de un grupo de trabajo pequeño de los más de 20 grupos que tienen la sociedad española, muy orientado a la formación, sobre todo con los residentes.

¿Cuál es la esencia de esta área, tan poco conocida, que aglutina dos especialidades?

El principal interés de la neurooftalmología radica en que es un área de colaboración muy obvia, un oftalmólogo no puede hacerla sin un neurólogo y viceversa. La realidad es que hoy en día la neurooftalmología la hacen más los oftalmólogos, y muchas veces solos, y eso es algo que queremos cambiar.

Sin embargo en el Servicio de Neurología del Negrín hay una Unidad de Neurooftalmología de la que usted es responsable. ¿En qué marca la diferencia?

En el Negrín tenemos la suerte de que trabajamos desde hace años en la misma consulta un neurólogo y un oftalmólogo juntos y eso nos da una visión muy amplia del paciente, porque al final son pacientes complejos. Yo creo que cada vez se está trabajando más en esta línea, y de hecho uno de los retos que tenemos el grupo de la SEN desde hace algunos años es intentar establecer buenos vínculos con los grupos homólogos de la Sociedad Española de Oftalmología para intentar unificar criterios y trabajar todos en la misma línea, porque esta es, en el día a día, la parte más bonita de esta subespecialidad, trabajar con otros especialistas y en sinergías.

¿Qué beneficios tiene esta combinación?

Para empezar, una de las cosas buenas que consigue esta consulta mixta es el evitar marear al paciente, el peloteo de que vaya de una consulta a otra sin que le den un diagnóstico. Aquí nos sentamos los dos especialistas, hablamos sobre el problema que tiene el paciente, no sabemos si es oftalmológico o neurológico, pero en uno de los dos lados está. Nos ponemos de acuerdo y trabajamos en la línea. Esto es muy satisfactorio, y si consiguiéramos hacer eso no sólo en nuestro ámbito sino en muchas otras partes de la medicina sería genial.

¿Qué es lo que frena la proliferación de las consultas de neurooftalmología en la mayoría de los hospitales de España?

Nuestra consulta fue pionera en las Islas, se creó sobre 2008-2009, pero hoy en día hay consultas de neurooftalmología en los cuatro grandes hospitales públicos de Canarias, aunque no sé si trabajan codo con codo como nosotros. Lo más frecuente es que haya un oftalmólogo de referencia o un neurólogo de referencia, cada uno va en su consulta, y la duda se pregunta a la persona concreta de referencia, eso facilita mucho el diálogo. Pero nosotros directamente trabajamos en la misma consulta, y eso requiere un esfuerzo de gestión importante, porque nos tienen que liberar a los dos el mismo día, ponernos en la misma sala, para ver un número de pacientes relativamente reducidos porque hay que hacerles pruebas, estar tiempo con ellos... Es lo más bonito de esta subespecialidad, y creo que cada vez hay más centros que intentan hacerlo así. De hecho, entre los proyectos que me gustaría desarrollar a lo largo de este año es intentar averiguar en España cómo se hace la neurooftalmología realmente, porque no sé qué es lo que se hace en cada hospital, hay centros que hacen cosas interesantes y no las conocemos.

¿Cuáles son las enfermedades que más ven en la consulta?

Las más complejas son las patologías del nervio óptico, que es el cable grueso que une el ojo con el cerebro, y cuando se inflama, tiene un infarto o alguna lesión que lo está comprimiendo, el paciente tiene síntomas visuales y sin embargo le miras el ojo y todo es normal, es decir, el oftalmólogo lo ve, sabe que el paciente no ve o ve mal, pero el ojo está sano. Y ahí es cuando entramos nosotros. Buscamos si hay un problema en el nervio óptico, o en el cerebro, en la zona que se encarga de la visión, desde el ojo hasta la parte occipital del cerebro, una línea de conexión bastante larga, en la que nosotros intentamos buscar cuando algo falla. En cuanto a lo más cotidiano, lo que más tratamos son los episodios de visión doble, analizamos las posibles causas; así como las pérdidas de visión o alteraciones visuales de origen desconocido. También abordamos alteraciones visuales transitorias, que con cierta frecuencia terminan en nuestra consulta porque el oftalmólogo no se ve nada en el ojo del paciente. Con eso trabajamos, pocas cosas pero con un grado muy alto de complejidad, porque al final tienes que indagar mucho para buscar la causa del problema, son procedimientos largos que hay que estudiarlos mucho hasta dar con la causa.

La SEN ha destacado su amplia carrera científica en esta área. ¿Cuál es la principal línea de investigación que desarrolla en el Hospital Doctor Negrín?

La principal línea en la que trabajan en el Negrín está relacionada con la hipertensión intracraneal idiopática. Se trata de una enfermedad relacionada con el líquido cefalorraquídeo, que está continuamente circulando. No sabemos por qué, pero sobre todo en mujeres jóvenes con obesidad, de repente ese circuito de reciclaje no es bueno, comienza a acumularse ese líquido y aumenta la presión dentro de la cabeza. Eso provoca dolor de cabeza, y estos casos nos llegan a nosotros porque los nervios ópticos que están dentro de la cabeza son estructuras muy sensibles a ese aumento de presión, se aplastan, y la persona pierde visión. Tenemos algún caso que pierden mucha visión, sobre todo se restringe el campo visual. Hemos estudiado mucho esta patología y manejándolo bien, con un protocolo de seguimiento adecuado, que diseñamos hace algunos años, los resultados son buenos. De hecho en 2014 salieron algunos estudios de tratamiento nuevo. Esto es en lo que más trabajamos en nuestro centro. Luego hay bastantes cosas novedosas, alguna enfermedad genética que afecta al nervio óptico, la neuropatía óptica de Leber que acaban de sacar un fármaco nuevo... No hay grandes cosas, somos una subespecialidad humilde en investigación, pero vamos avanzando.

¿Se puede decir que es un área en desarrollo?

Esta subespecie empezó a desarrollarse en torno a 1950, con lo cual en medicina es un área muy joven, tardía, que aunque lleva todos estos años de recorrido, aún tiene poco peso específico dentro de la neurología. No obstante, partiendo de que todo en neurología es un mundo por explorar, la neurooftalmología es un área a la que aproximarse. De momento somos pocos pero con una alta motivación, porque es un trabajo bonito. A veces frustrante porque le das mil vueltas a un caso y no encuentras la causa, y explicarle eso a un paciente es difícil, pero es bonito el trabajo en equipo e intentar buscar soluciones a casos raros.

¿Cuáles son los retos que se ha marcado en estos dos años frente al grupo de la SEN?

Lo primero, intentar crear la página web del grupo para darle visibilidad. Además, queremos organizar un curso para dar la oportunidad a los residentes de recibir una información en neurooftalmología específica durante dos días. Y, en tercer lugar, intentar crear una serie de artículos científicos de consenso entre todos los que hacemos neurooftalmología sobre como enfrentarnos a determinados pacientes, qué pruebas hay que pedir para un paciente que ve doble, cuáles a alguien que dejó de ver un rato por un ojo... Es un proyecto que ya está desde hace tiempo, queríamos sacar un manual o una guía pero es muy complejo, y estamos intentando reorientarlo para hacerlo de una forma más sencilla.

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