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Canarias se codea con la NASA

Al menos cinco proyectos en los que el Astrofísico colabora con la Agencia Espacial estadounidense se sitúan entre los más relevantes de 2019

Los telescopios Magic en el Observatorio del Roque de los Muchachos. DANIEL LÓPEZ (IAC)

Lejos de competiciones, la ciencia se ha convertido en ejemplo de colaboración y coordinación. Los investigadores se afanan en trabajar en red para sacar los mejores resultados posibles de sus estudios. Una globalidad que se hace más patente aún en el caso de lo que se conoce como Ciencias del Espacio, una disciplina en la que ganan enteros los consorcios y las misiones compartidas. Pese a su juventud, el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) se ha subido al carro de los éxitos comunes. Entre los múltiples centros con los que colabora la institución del Archipiélago, se encuentra uno de los máximos referentes para el gran público: La NASA.

Es frecuente que el IAC y la Agencia Espacial Estadounidense mantengan colaboraciones, tanto en materia de investigación científica como en el diseño y ejecución de instrumentación, pero a lo largo del presente año se auguran grandes resultados en los próximos meses. Algunas de ellas se heredan gracias al trabajado desarrollado con anterioridad por el investigador responsable en la NASA mientras que otras surgen por la propia excelencia de la ciencia que se desarrolla en el IAC, tanto por parte de sus científicos sino a través de a observación de sus telescopios. En concreto, son cinco los trabajos más relevantes, tanto por los descubrimientos que persiguen como por la importancia del área que investigan.

Z Espía a la atmósfera del Sol

La estrella de la Vía Láctea es uno de los objetos celestes más complejos de estudiar pese a su cercanía al planeta, fundamentalmente por su elevada temperatura. Uno los retos de la NASA es lograr la mayor cercanía posible y en este caso se ha centrado en el estudio del magnetismo del sol a través del lanzamiento del satélite Clasp, misión de la que forma parte el investigador del IAC, Javier Trujillo.

Ya se puso en órbita el primero en septiembre d e2015 y el éxito del experimento obtenido llevó a la NASA a planificar un segundo instrumento que viajará al Sol el próximo mes de abril. La importancia de este experimento es tal que Trujillo obtuvo el pasado 2017 un total de 2,5 millones de fondos europeos para realizar en cinco años esa investigación. Clasp, que dibuja una parábola en el cielo en su acercamiento a la estrella, estudiará en este segunda fase las líneas resonantes fuertes del magnetismo ionizado, después de que el primero indagara el efecto del propio sol en la luz que emite en el rango ultravioleta.

El papel del físico del centro canario parte no solo de su protagonismo en la misión sino que en parte es responsable también de su pasado: Fue una investigación teórica de su equipo lo que demostró que "los procesos de absorción y emisión de fotones por parte de los átomos de la región de transición del Sol, entre la cromosfera y la corona, producen polarización lineal en la radiación de una fuerte línea espectral del hidrógeno llamada Lyman-alpha que está en el ultravioleta, y que esa polarización es sensible al campo magnético". Esta predicción basó el diseño del primer cohete suborbital Clasp.

Z Vigilancia a exoplanetas

La búsqueda de planetas potencialmente habitables es uno de los ejes fundamentales de la investigación del Universo. En el caso del IAC, existe un grupo específico de estudio de este tipo de objetos celestes, denominados exoplanetas, que ya vienen trabajando en esta rama desde hace años. Ahora la NASA ha contactado con uno de los investigadores principales del equipo en el centro canario, Enric Pallé, quien ha sido invitado a formar parte del proyecto TESS, con el objetivo de detectar y estudiar planetas alrededor de una estrella o un sistema binario que pudieran albergar vida.

Pallé explica que su participación en esta iniciativa internacional se basa en el análisis de los datos que registra el satélite TESS, lanzado el pasado mayo y cuyos primeros registros empezaron a registrarse en agosto. "Estará un año en órbita en el Hemisferio Sur y luego otro año en el Norte", señala el investigador del IAC quien comenta que la misión del satélite es detectar posibles exoplanetas a través de lo que se conoce como el método de tránsito, es decir, "si disminuye el brillo de una estrella en observación, puede apuntar a que se produce por el paso de un planeta delante durante su órbita".

Además de la catalogación de TESS, que ya cuenta con un trabajo previo elaborado por el satélite Keppler, la misión de la NASA requiere de la colaboración de "cientos de telescopios terrestres", según indica Enric Pallé, quien añade que entre ellos se encuentran algunas de las instalaciones de los observatorios del Teide y del Roque de Los Muchachos. "El satélite cubre todo el cielo y detecta los tránsitos pero confirmar que existe un planeta, que está en la zona habitable y luego, con los más grandes como el Gran Telescopio Canarias, se estudiaría su atmósfera".

Z Una diana sobre un asteroide

Bennu es el nombre del asteroide en el que la NASA ha puesto su mirada para este año. A través de su misión Osiris-REX, la agencia prevé recoger muestras sobre esta roca en el espacio, un trabajo en el que está inmerso un equipo de investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias. Julia de León, Javier Licandro, Juan Luis Rizos García, y Marcel Popescu forman parte del grupo encargado del procesamiento de las imágenes, que ya han empezado a llegar, para hallar el área más propicia para recoger las muestras del asteroide.

La definición de las zonas en las que la NASA confía en recoger las mejores muestras para analizar es la segunda fase de la misión de Osiris-REX, después de que los diferentes instrumentos de observación hayan fotografiado a Bennu. El equipo del IAC ya está inmerso en el estudio de esas fotografías, captadas en el rango óptico, y se prevé que sirva para "designar la zona más indicada usando criterios tanto de seguridad como científicos".

Después de que el equipo del centro astrofísico isleño concluya su trabajo, en el que se añade el análisis de la composición y la distribución de material sobre la superficie, los brazos Osiris-REX recalarán sobre el asteroide para recogida muestras que liberará a través de la explosión de gas nitrógeno. La NASA calcula mediados de 2020 como fecha inicial para esta operación, a la que luego seguirá el análisis de los materiales recogidos.

Z A la caza de los rayos gamma

Después de tres años trabajando en la NASA, la ahora investigadora vinculada al Instituto de Astrofísica de Canarias, Josefa Becerra, se encuentra entre ese grupo de científicos más que entusiasmados con la puesta en marcha en La Palma del Largue Sized Telescope (LST) el pasado octubre y la futura instalación en el Observatorio del Roque de Los Muchachos del resto de infraestructuras de la Red de Telescopios Cherenkov (CTA). Su campo de trabajo se centra en los rayos gamma, la forma de energía que analiza este tipo de infraestructuras, y en concreto en "los chorros de materia procedentes de galaxias con agujeros negros donde se producen", comenta Becerra.

"Se trata de elementos de una alta variabilidad, lo que lleva necesariamente a que su estudio se produzca en red", añade la investigadora del IAC para explicar que trabaja en un grupo coordinado desde la NASA para el estudio de este tipo de fuentes de energía. "Se producen cientos de procesos en esa fuente de energía y se trata de ver cómo funcionan y también cómo iteractúan con otros fotones, incluso aquellos que puedan derivar del origen del Universo", señala la científica.

Para ello, la Agencia Espacial cuenta con un instrumento denominado Fermi LAT que se encuentra a bordo de un satélite que lleva más de una década en órbita y que "ya lleva catalogado el cielo para seleccionar aquellos puntos de energía que resulten relevantes para nuestra investigación". Eso sí, una vez que Fermi detecte una posible emanación de rayos gamma, es en el planeta dónde debe hacerse la observación y ahí es donde gana importancia La Palma. "Los datos resultantes se analizan a través de los telescopios Cherenkov, que son los que apuntan a la fuente energética", indica Becerra, quien comenta que esta fase del trabajo se desarrolla actualmente a través de los dos Magic operativos desde hace años en la Isla y a los que sumará ahora el LST "que además permitirá mejores resultados puesto que es más potente", concluye.

Z Estudio desde la estratosfera

La observación astronómica se realiza fundamentalmente a través de los telescopios instalados en tierra o los satélites y sondas que se lanzan en órbita alrededor del planeta pero la NASA cuenta con un elemento intermedio: Sofía. Se trata de un avión propiedad de la Agencia que viaja alrededor de la estratosfera y que lleva a bordo un telescopio con instrumentación para diferentes tipos de investigación. Una investigadora del IAC, Cristina Almeida, ha logrado un pasaje virtual hasta Sofía, infraestructura que emplea para estudiar las galaxias activas cercanas en el rango infrarrojo.

"La dificultad de este tipo de observaciones en infrarrojo, sobre todo lejano, radica en la pantalla que genera la atmósfera del planeta", comenta Almeida quien apunta que "los componentes de esa atmósfera impiden que se observen con claridad las concentraciones de polvo propias de las galaxias muy activas". Para ello, el instrumento Forcast que viaja en el Boing 747 de la NASA "permite un mayor nivel de detalle", especialmente para "complementar" la información que ya tenían los científicos sobre la estructura de las galaxias activas.

Pero además el caso de la vinculación de Cristina Almeida con la Agencia y con Sofía en particular es algo más peculiar. Primero, porque gracias a este y otros trabajos ha logrado fondos del programa de investigación Ramón y Cajal para sus estudios científicos hasta 2021. Segundo, porque además trabaja de manera estrecha con Enrique López, un tinerfeño titulado en la Universidad de La Laguna que forma parte del equipo responsable de la investigación a bordo de Sofía y cuya relación profesional se fraguó tras varios estudios en el Gran Telescopio Canarias (GTC).

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