Cinco horas, 235 preguntas, y un resultado decisivo. El nerviosismo y la incertidumbre fueron las principales sensaciones que manifestaron los 701 sanitarios de la provincia de Las Palmas que fueron convocados ayer a las 15.00 horas en el Campus Universitario de Tafira de la capital grancanaria para realizar el examen de formación sanitaria especializada que les dará la oportunidad de poder ocupar una de las plazas convocadas por el Ministerio de Sanidad. "Es agotador aguantar tanto tiempo haciendo una prueba en la que nos jugamos todo a una carta, y encima tener capacidad para mantener la mente fría", indicó ayer Moisés Peñate, un joven grancanario graduado en Medicina, que por primera vez se presentó al examen MIR (Médico Interno Residente).
"Llevo mucho tiempo preparando esta prueba, y según nos han informado, no ha habido cambios en la dinámica con respecto al año pasado", dijo Peñate. Lo cierto es que el Ministerio ha ofertado un total de 6.797 vacantes repartidas por todo el territorio nacional para los 15.477 aspirantes al MIR. La cifra representa un aumento de 284 plazas con respecto al año anterior. Sin embargo, a juicio del opositor, "no son suficientes". Y no dudó en justificar su argumento añadiendo que, "estamos saliendo de las universidades muchísimos médicos y ya se sabe que no hay sitio para todos. Ya es hora de que se produzca un incremento importante".
Con una actitud muy positiva, y con la experiencia de haber acudido al examen MIR de 2018, Pedro Márquez aguardaba a la espera de acceder al aula para poder realizar el ejercicio. "La esperanza es lo último que se pierde, pero nosotros contamos con el inconveniente de que el temario nunca es igual porque en Medicina todo cambia", comentó este aspirante, que tiene intención de especializarse en el área de Psiquiatría.
Por su parte, el colectivo de Enfermería cuenta también con una ampliación en la oferta de plazas EIR (Enfermero Interno Residente), en comparación con el pasado año, y ha pasado de 1.051 a las 1.092 actuales. "Pero no son suficientes", lamentó Paula Noelia López, una profesional que sueña con poder especializarse en Pediatría. "Hay que decir que la prueba es muy complicada y es difícil mantener la calma. Muchos venimos desesperanzados y dejamos de estudiar porque lo vemos como un reto imposible", manifestó con contundencia.
A su lado se encontraba José Carlos Granado, un enfermero que llevaba estudiando para este ejercicio desde el pasado mes de julio, y quiso poner en relieve la complejidad del mismo. "He hecho 19 simulacros y es increíble lo difícil que es. Hay que tener en cuenta que muchas preguntas no son claras, y algunas llegan a anularse. Además, si a esto le sumamos que haciendo el cálculo tocamos a 0,11 plazas por persona, el panorama es aún más negativo".
Por su parte, Daneira Guerra, quiso aprovechar los últimos minutos para revisar el temario. Era la segunda ocasión que acudía al examen PIR (Psicólogo Interno Residente), un grupo profesional que cuenta solo con 141 plazas en el conjunto estatal para 4.072 aspirantes. En base a su experiencia, el problema principal de esta prueba -además del reducido número de vacantes- radica en que "hay preguntas demasiado sencillas, y otras muy complejas que discriminan a las otras. Por eso, cuesta sacar una nota alta".
Como cada año, la prueba se realizó de forma simultánea en todas las comunidades autónomas. En total, Canarias registró 1.378 aspirantes a siete especialidades. El dato reveló un descenso de nueve inscritos frente a 2018, y distribuidos 701 en Las Palmas y 677 en Santa Cruz de Tenerife.
Siguiendo esta línea, optaron a Enfermería 348 opositores en Las Palmas y 220 en Santa Cruz de Tenerife; Medicina (290 y 312); Psicología (40 y76); Farmacia (15 y 51); Biología (5 y 8); Química (1 y 1); y Radiofísica (2 y 9).
Asimismo, cabe destacar que al igual que sucedió el pasado año, continúa siendo superior el número de opositores al EIR en la provincia de Las Palmas que el que reflejó el del MIR. Un situación que se ha repetido también, pero a la inversa, en Santa Cruz de Tenerife.
