Noventa y dos años de edad, 74 de vida religiosa salesiana y 65 de sacerdote marcaron la vida de don Guillermo Navarro González, fallecido en Las Palmas de Gran Canaria cuyo cadáver recibirá cristiana sepultura a las once de la mañana de hoy sábado en el cementerio de San Lázaro. El próximo martes, día 12, a las ocho de la tarde, será la misa funeral en el templo de los Salesianos de Ciudad Jardín.

Grancanario de pura cepa, natural de Tejeda, uno de los pueblos más bonitos de España, a la sombra del Nublo, al abrigo del Bentayga, bajo la vigilancia del Fraile, la curiosidad de la Rana e hijo de un comerciante tejedense que había emigrado a Cuba, don Guillermo fue un privilegiado en todo, especialmente en las personas que influyeron en su formación: bautizado por don José Rodríguez de Vera, canónigo de la Catedral de Canarias; confirmado por monseñor Miguel Serra Sucarrats, santo obispo de Canarias que murió mártir en Segorbe; sus primeros estudios los recibió de don Ezequiel Sánchez, hermano de don Heraclio Sánchez, canónigo magistral de la Catedral de La Laguna y, además, eminente latinista y prestigioso profesor doctor de Derecho Canónico en la Facultad de Derecho de la Universidad lagunera.

Su padre contrajo matrimonio cuatro veces y enviudó tres... Con la primera mujer -Lutgarda, madre de don Guilllermo- tuvo diez hijos. Con la segunda esposa no tuvo descendencia. Quedó nuevamente viudo y casó con una señora cubana, con la que tuvo gemelos. Su padre volvió a quedarse viudo y casó nuevamente con una mujer con la que no tuvo hijos. En total, fueron diecisiete los hijos de don Benito, su padre.

Una imagen de María Auxiliadora que dio origen a la cofradía de Tejeda, que todos los años organizaba una fiesta en el pueblo despertó en Guillermo, chiquillo aún, su vocación hasta que el 7 de enero de 1938 entró como alumno interno en el Colegio Salesiano de Las Palmas, estudió cuarto y quinto de primaria y en julio de 1939, una vez terminada la Guerra, con sólo trece años, marchó a Montilla de Córdoba. Hizo el noviciado en Jerez, se formó para ser sacerdote y, el 7 de julio de 1953, cantó misa en Tejeda. Estuvo 26 años en La Orotava, como profesor de Griego y Latín del Colegio San Isidro; 20 años en Las Palmas de Gran Canaria; otros cinco en Córdoba, en la Escuela de Magisterio de la Iglesia; tres en Pozoblanco (Córdoba); y otros tantos en la Universidad de La Laguna, donde se licenció en Geografía e Historia. Después pasó dos años en Ronda (Málaga). Regresó a Gran Canaria y estuvo un año en Teror, en 1955, al abrirse el colegio en la villa. Desde que hace dieciocho años se jubiló, con 74 de edad, hasta su muerte, se dedicó al apostolado del confesionario y a celebrar misas.

Docto profesor de Latin, eminente pedagogo de Griego, culto docente de Geografía e Historia, don Guillermo Navarro fue hasta su fallecimiento el decano de la comunidad salesiana de Gran Canaria y una de las figuras más representativas de la familia de San Juan Bosco en Canarias, por su singular personalidad, por su obra educativa, de asistencia social y espiritual a través del confesionario hasta el punto que sus exalumnos y parroquianos lo ven y consideran como símbolo y ejemplo a seguir. Don Guillermo fue recio como los riscales de Tejeda; persona amable y exquisita de trato, con la exquisitez del mazapán o del bienmesabe de aquel pueblo; constante y puntual, como la anual cita de los almendros en flor, los finales de cada invierno. Él acaba de recoger el premio y comparte la bienaventurada vida junto a Padre Dios en el Cielo. ¡Aquí, agradecidos y satisfechos, quedamos tus hijos espirituales!. Ruega por nosotros.