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Consejos medioambientales

En busca de alternativas al plástico

Los expertos nos dan ideas para prescindir o sustituir por otros los objetos realizados con PVC

El abuso del plástico se ha convertido en un grave problema. Shutterstock

La medida de cobrar las bolsas de plástico en los establecimientos supone un paso más para concienciar sobre el abuso de este material, que tarda 500 años en descomponerse. Sin embargo, se trata de una medida controvertida para consumidores, comerciantes y ecologistas. "Es algo fundamental, pero lo que tenía que haberse hecho era haberlas prohibido", dice tajante Julio Barea, responsable de la campaña contra el plástico de Greenpeace.

No obstante, habrá que esperar para conocer si las empresas de de fabricación de bolsas de plástico disminuyen su nivel de producción, puesto que pasado poco más de medio año de vida desde la puesta en marcha de esta normativa el 1 de julio de 2018, aún son muchos los establecimientos que no están cumpliéndola. Sin embargo, cada vez son más las personas que van tomando conciencia y optan por cambiar sus patrones de uso reutilizando las mismas bolsas de plástico que han comprado en el supermercado, bien para volver a llevar los productos de la compra o bien para tirar la basura; y quienes llevan de casa sus propias bolsas de tela o de otro material más resistente.

En la Ley de Residuos y Suelos Contaminados de 2011, ya se establecía un calendario para la sustitución gradual de las bolsas comerciales de un solo uso de plástico no biodegradable. Por ello, este experto defiende que "habría que cobrar a diez euros cada bolsa, una cantidad lo suficientemente alta para que sea disuasorio comprarlas", pero en su opinión, lo deseable sería "que únicamente pudieran venderse bolsas reutilizables 100 veces, 500 veces o toda la vida".

'Microplástico' fue la palabra elegida por la Fúndeu para definir 2018.Shutterstock

Han aparecido alternativas como las bolsas de fécula de patata. Sin embargo, "todos esos nuevos bioplásticos son una milonga. Tampoco son la solución, para nada", asegura Barea. Y es que a pesar de ser biodegradables y estar compuestas de almidón y plastificantes naturales como la urea, son altamente contaminantes. Para la fabricación de este nuevo 'eco-material', que pretende sustituir al plástico, serían precisas enormes cantidades de patatas, pues únicamente se emplea el 6% de cada patata para este fin y el resto se desecha. Sin hablar de que su coste de producción es diez veces superior al de un plástico común y debe ser tratado biológica, química y físicamente para mejorar sus problemas de fragilidad, viscosidad y baja resistencia a la humedad.

Otra posibilidad es la de recurrir a bolsas de otros materiales, como las de papel. "En ese caso terminaríamos trasladando toda la presión del plástico al papel, porque se seguirían vendiendo millones de bolsas, sólo que de papel, con lo cual generaríamos otro problema", advierte el experto de Greenpeace, cuya recomendación es apostar "por bolsas u otros artículos que sean duraderos, reutilizables, de materiales sostenibles a los que luego podamos dar una vida y reciclar".

"Nuestros abuelos y nuestros padres compraban a granel. En cambio, los supermercados ahora se ponen a embalar hasta los plátanos, no puede ser", denuncia Julio Barea, de Greenpeace

En definitiva, lo mejor es sustituir las bolsas de plástico por otras reutilizables o de materiales duraderos, como la tela o el mimbre, tal y como se hacía antes. "Nuestros abuelos y nuestros padres compraban a granel, por ejemplo. En cambio, los supermercados ahora se ponen a embalar hasta plátano, no puede ser", denuncia Barea. Con todo, la reducción de envases y residuos se torna imprescindible.

Para ello es necesario promover "un cambio enorme en la mentalidad del consumidor y de las empresas, porque hay que vender de otra manera". Por ejemplo una alternativa a la hora de bajar la basura es arrojar los desperdicios vaciando directamente nuestra bolsa o cubo directamente en el contenedor y así evitar tener que tirarlos dentro de una bolsa de plástico.

Objetos totalmente prescindibles

Pero la guerra al plástico no hecho más que empezar. En diciembre del año pasado, la Unión Europea acordó prohibir los platos, cubiertos, bastoncillos y pajitas de plástico en 2021 con el fin de reducir su tremendo impacto en el medio ambiente. Según sus estimaciones, estos populares objetos de usar y tirar representan aproximadamente el 70% de los residuos plásticos que contaminan las aguas y playas europeas. Greenpeace denuncia que cada día en España se utilizan 13 millones de pajitas de plástico de usar y tirar. Ahí es nada.

Cada día en España se utilizan 13 millones de pajitas.Shutterstock

"Son artículos totalmente innecesarios. El 99,9% de la población no necesita una pajita para beber, por favor no hace falta, a no ser que estés postrado en una cama o estés enfermo. Y además hay pajitas de otros materiales. Mis hijas, por ejemplo, tienen pajitas de acero inoxidable, que son para toda la vida, y las hay de bambú y de otros materiales también", detalla Barea, quien se muestra igual de contundente con los bastoncillos. "Ni me meto en que sean buenos o malos para los oídos, pero te puedes limpiar con un paño, por ejemplo", indica.

El problema de esta cultura de usar y tirar, señala Barea, es que "nos hemos vuelto muy cómodos y esto es lo que está llevando al planeta a sufrir como está sufriendo, y nosotros con él, claro, porque nosotros también somos seres del planeta. Estamos sufriendo la crisis de la comodidad".

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