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Entrevista | Javier Sánchez

Javier Sánchez: "La ciencia puede ayudar a resolver el problema del tráfico de vehículos"

"Espero poder empezar muy pronto a analizar datos procedentes de dispositivos de taxis de Las Palmas", afirma el coordinador e investigador del Cicei, de la ULPGC

El coordinador del Centro de Innovación para la Sociedad de la Información (Cicei) de la ULPGC, Javier Sánchez. Quique Curbelo

¿Qué entendemos por movilidad inteligente?

La movilidad inteligente guarda relación con la movilidad urbana dentro de las ciudades inteligentes. Nuestro reto consiste en aplicar los avances tecnológicos para facilitar que las personas puedan moverse y desarrollar su vida de la mejor forma posible. Pero no de cualquier modo, sino centrándonos siempre en el beneficio de los sujetos.

¿Qué factores engloba el transporte inteligente?

El transporte inteligente se caracteriza por hacer uso de los sensores, ordenadores, redes de comunicaciones y sistemas adaptativos y ser capaz de optimizarse a una variable relativamente sencilla para conseguir, por ejemplo, que el tiempo medio de un viajero para desplazarse hasta otro punto de la ciudad sea el mínimo posible. Un logro que puede pasar también por reducir el impacto medioambiental de un tipo de transporte concreto.

¿Cómo se podrían conseguir los objetivos que ha mencionado?

Lo cierto es que miles de científicos intentamos conquistar estos propósitos y vamos avanzando poco a poco. Hay gente que se dedica a estudiar el tráfico terrestre en sus múltiples aspectos, desde su funcionamiento hasta predecir cómo se va a comportar. Una vez se conozca el pronóstico, el último paso sería proceder al análisis prescriptivo. Este consiste en generar una recomendación al gestor de tráfico para que tome las mejores decisiones posibles y así se pueda poner remedio a la situación En España, nos estamos centrando sobre todo en el tráfico terrestre, pero en ciudades del norte de Europa combinan también el transporte marítimo y fluvial. Por lo que respecta al tráfico aéreo, el asunto apenas ha empezado a arrancar y aún quedan décadas de trabajo. Ahora mismo, estamos llevando a cabo un ensayo del tráfico terrestre, a nivel de laboratorio, para poder hacer uso de los datos que recogen muchos de los sensores instalados en las calles y otros dispositivos que utilizan los propios ciudadanos. Tenemos muy avanzada la fotografía actual de la situación y podemos acceder a diversos datos de movilidad. Lo que debemos hacer ahora es proceder a analizar todo esto para medir los impactos y evaluar la posibilidad de sustituir unos medios de movilidad por otros. En realidad, la ciencia podría ayudar a resolver el problema del tráfico de vehículos.

Con respecto al impacto que ocasiona el tráfico al medioambiente, ¿en qué medida podría contribuir la tecnología a reducirlo?

Hay que tener en cuenta que nuestras Islas viven del turismo, y el volumen de tráfico es muy amplio. Además, las vías de acceso a la capital, tanto por el norte como por el sur, están colapsadas. El hecho de reducir también al máximo los ruidos y la contaminación acústica que se emite es algo que no se cura solo, por lo que la clave de todo esto radica en que las decisiones que tome la gestión de la movilidad se emitan conforme a una asistencia previa por parte de los investigadores, que se centraría en un análisis extenso para que existan garantías de que los objetivos van a ser alcanzados.

En su labor investigadora, ¿qué datos está analizando?

Ahora mismo estoy estudiando datos de ciudades griegas, Estambul y Madrid, y espero poder empezar muy pronto con datos procedentes de los dispositivos que tienen los taxis de Canarias. Además, colaboro con un grupo de investigadores a nivel internacional para extraer las rutas frecuentes que realizan los taxis en una ciudad griega. Además, estudio el conjunto de alternativas que existen entre dos puntos para poder modelar la toma de decisiones de los propios taxistas. De esta forma, si se lleva a cabo un análisis exhaustivo, podemos suministrarle a los conductores información que guarda relación con las franjas horarias en las que el flujo de tráfico es menor escogiendo otra ruta. Me gustaría destacar que en Estambul, por ejemplo, estamos observando cómo evolucionan los patrones de tráfico en una autopista a partir de datos que recogen las cámaras. Todo esto, con el fin de predecir lo que va a ocurrir en esa vía y ver cómo podríamos influir en el tráfico mediante la introducción de vehículos que circulen a la velocidad que los investigadores marquemos.

¿Qué importancia tiene para los científicos celebrar un congreso como Eurocast?

Para nosotros es un evento muy importante, pero para la ciudad también. De esta forma, Las Palmas de Gran Canaria se puede situar en el marco científico europeo. Los congresos son vitales para los investigadores porque nos permiten intercambiar experiencias con otros compañeros de profesión que se encuentran en otros puntos del mundo. Esto nos impide cometer muchos errores y ganar ese conocimiento informal que no se encuentra en los artículos, sino en los pasillos de los congresos.

En base a su experiencia, ¿qué dirección cree que sigue la inteligencia artificial?

Es evidente que la inteligencia artificial va a ir sustituyendo poco a poco al ser humano en lo que respecta a la toma de decisiones dentro de muchos ámbitos. Por otra parte, la combinación de la inteligencia artificial con el análisis de datos nos va a dar la posibilidad de aprender cosas que hasta hace tan solo unos años nos hubiera llevado siglos aprender. A esto cabe sumarle el hecho de que los ordenadores sean cada vez más potentes, lo que nos ayuda a hacer mejor nuestro trabajo. La inteligencia artificial está facilitando muchas tareas que antes eran impensables.

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