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La ULPGC inventa microapósitos con aloe y miel para curar úlceras y heridas

El proyecto que dirige Maximina Monzón, con patente nacional e internacional, es un gran avance en medicina regenerativa al permitir reparar los terminales nerviosos

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Proyecto de Maximina Monzón para regeneración de úlceras en ancianos con nanopolímeros (injertos) naturales y sintéticos

Investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) han desarrollado apósitos híbridos microscópicos, denominados nanopolímeros, obtenidos con aloe vera y miel de Gran Canaria, para curar úlceras y heridas cutáneas. El proyecto, que tiene patente nacional e internacional, supone un gran avance en medicina regenerativa dado que permite crear tratamientos para heridas cutáneas graves con regeneración del tejido nervioso, hasta el punto de que el paciente pueda recuperar no solo la motricidad, sino la sensibilidad completa del tejido dañado. Los nanopolímeros permiten la reparación de los terminales nerviosos, es decir, "el recrecimiento in vitro de los axones de las neuronas, hecho que ayudará a resolver muchas patologías a medio plazo".

Así lo afirmó la catedrática de Biología Molecular, directora del grupo de investigación en Neurogliociencia y Reparación Axonal del Instituto Universitario de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias (Iuibs), e investigadora principal del proyecto que lleva a cabo junto a María del Mar Romero, especialista en Biología Celular; José Manuel Pérez Galván, ingeniero mecánico de la ULPGC y técnico en microscopía electrónica; y del profesor José Enrique Hernández Rodríguez, del Departamento de Enfermería.

"Las heridas cutáneas son muy difíciles de reparar en la actualidad. Hay una alta población longeva con úlceras, quemaduras, pie diabético... y todo esto supone un alto coste a nivel sanitario. Entonces pensamos en inventar una especie de apósito en este caso y más tarde una prótesis para reconexión de nervios. Los apósitos normales son vendas con hilos que van en dos direcciones, y pensamos en fabricar un apósito microscópico", indicó Monzón.

Así iniciaron hace cinco años este proyecto, financiado por el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Gran Canaria y la Mancomunidad del Sureste de la Isla, que ha culminado con dos patentes, nacional e internacional, del nanopolímero híbrido, resultado de la combinación de productos naturales, la miel y el aloe vera, y de polímeros sintéticos como el PLLA, PGA, PHBV. Un gran avance en ingeniería tisular, que permitirá curar heridas cutáneas graves, así como la recuperación sensitiva de lesiones en órganos sensoriales como es, en este caso, la piel (quemaduras, úlceras, incisiones quirúrgicas...).

Este trabajo es pionero en muchos aspectos, porque aún no hay en el mundo un apósito que ayude al 100% a curar una úlcera, entre otras cosas porque ésta se produce por mala vascularización. Los investigadores han logrado el primer apósito microscópico (nanopolímero) que repara los terminales nerviosos, evitando el dolor en el paciente con el roce. "Con los nanopolímeros sintéticos, biocompatibles y biodegradables junto con los naturales (aloe vera y miel) logramos nanofibras, un apósito de los de antes pero microscópico, en el que orientamos los hilitos como queremos".

Dicha orientación es importante para la regeneración de nervios, permite que los neuroblastos (células embrionarias) crezcan y proliferen en todas las direcciones. "Hemos inventado un andamio -a nivel microscópico-, que se pone en la herida y permite que las células proliferen y además los terminales nerviosos se regeneren con los nutrientes", subrayó la profesora Monzón. "Podemos jugar con el proceso de fabricación y obtener fibras que vienen paralelas entre ellas o fibras que tienen todas las direcciones", apuntó José Manuel Pérez.

El ingeniero de la ULPGC señaló también otro aspecto fundamental de la patente lograda, que no hay que quitar estos apósitos microscópicos. "Una vez lo pones en la herida, o en la úlcera, se queda en la piel y ésta lo reabsorbe con lo cual solo lo pones la primera vez, limpias la herida y dejas que actúes. Además de curar y cicatrizar, también propicia la regeneración de los tejidos unos cinco meses después de aplicado el tratamiento, tiempo en el que tardan en llegar los terminales nerviosos al epitelio. "Entonces se puede decir que se ha recuperado porque una cosa es el tiempo de cicatrización y otro el de regeneración".

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