Las personas buscamos seguridad a partir del conocimiento. Necesitamos definirnos para sentir seguridad en nosotros mismos y nos esforzamos en explicar todo aquello que nos rodea con el fin movernos sin temor.

El problema aparece cuando deseamos entender el presente a través de conocer el futuro más o menos inmediato. Por supuesto esto es algo imposible, no podemos avanzarnos a lo que está por venir. Aun así, buscamos estrategias para hacerlo. Una de ellas es la lectura del horóscopo.

A lo largo de los años las personas han encontrado en el horóscopo la anticipación de lo que todavía está por construir con el fin de afrontar el mañana con mayor decisión. La creencia de "así podré estar mejor preparado" es habitual en nuestra sociedad, por ello es común crear mecanismos de control a partir de averiguar"qué sucederá" y luchar así contra la eterna "enemiga": la incertidumbre.

El autoconocimiento para aumentar la seguridad

Para aumentar nuestra sensación de seguridad es importante aumentar nuestra sensación de control. Esto no significa que debamos saber qué va a pasar, sino que sepamos qué podemos hacer, qué está en nuestras manos y qué no lo está.

Para ello es importante autoconocernos y tomar conciencia sobre quiénes somos. Solo así podremos contar con nosotros mismos, confiar y sentirnos bien, sentirnos en paz.

Somos lo que hemos sido, lo que somos ahora y lo que seguiremos siendo a lo largo del tiempo. Para conocernos simplemente debemos estar predispuestos a vivir y descubrir qué papel jugamos en cada experiencia. Por este motivo, nos conocemos a medida que hacemos frente a todo tipo de situaciones. Nuestro autoconocimiento es infinito, está en continuo crecimiento.

Así pues, habrá información que está por descubrir (futuro) y otra que será útil desvelar (la obtenida hasta el presente, la que define mi yo de los momentos pasados y mi yo del ahora). Intentar saber qué seré en un futuro puede resultar un juego divertido, pero no es real. Seré la persona que viva las experiencias que aún están por descubrir, ya habrá tiempo para ello.

Somos seres cambiantes, igual que el entorno

Somos seres cambiantes, pero no por ello inestables. Cada escenario en el que nos vemos envueltos (incluso los más familiares y rutinarios) nos envía un mensaje que desvela múltiples significados en torno a nuestro mundo interior (creencias, valores y capacidades) y exterior (conductas y actitudes). Esta información visible e"invisible" es una fuente de seguridad dado que nos explica el porqué de nuestro modo de pensar, sentir y actuar, nos prepara para gestionar justamente los siguientes pasos.

Por otro lado, el entorno también es cambiante y esto es algo verdaderamente emocionante. Tenemos la oportunidad de ponernos a prueba cada día con aquello que hacemos y, cada vez que conectamos con los demás (cambiantes a su vez), estamos conociendo más cosas sobre quiénes somos (y generando más conocimiento para seguir relacionándonos).

Dicho esto, nos conocemos gracias a relacionarnos con el mundo y el mundo se construye gracias a relacionarse con nosotros. Esto es una realidad que se crea segundo a segundo. Confiar en esta capacidad de autoconocimiento y comprensión de aquello que sucede a nuestro alrededor es nuestra responsabilidad y, posiblemente, un gran modo de preparar lo que aún está por venir.

El pasado, mayor fuente de información que el futuro

Autoconocernos nos ofrece seguridad dado que nos recuerda qué hemos sido capaces de hacer en un pasado y qué posibilidades de actuación están posiblemente en nuestras manos. Tal y como decíamos, esto hace que confiemos más en nuestra persona y, paralelamente, en las personas que están a nuestro alrededor. Es más fácil que nos atrevamos a salir de una zona de confort si sabemos quiénes hemos sido, qué hemos aprendido y, en consecuencia, cómo podemos movernos "ahí fuera".

Por todo ello, permitirse echar un ojo al pasado para rescatar recursos ya utilizados y desechar los recursos obsoletos es la clave de la seguridad personal.

Los recursos personales, una biblioteca segura

Para estar en contacto con nuestros recursos personales puede servir de ayuda revisar cómo actuamos en una situación pasada con el fin de recordar dicha habilidad/capacidad/modo de operar e intentar adecuarlo al ahora. Esto que parece muy sencillo no siempre lo es. Las personas tendemos a recordar lo que pasó pero no lo que hicimos.

Así pues, veamos algunas preguntar facilitadoras para la detección de recursos personales a partir de analizar el pasado:

  • En esa ocasión/situación, ¿qué pensaba?
  • ¿Qué me empujó a...?
  • ¿Qué me hizo salir de...?
  • ¿Qué me planteé que, hasta el momento, no me había planteado?
  • ¿Qué se despertó en mí cuando...?
  • ¿Qué sentimientos se generaron en mí?
  • ¿Hice algo más que, ahora, pueda considerar/valorar como un elemento de ayuda?

"Lo que hice" y "lo que me hizo pensar/sentir"es una información con la que siempre podemos contar. En cambio, el futuro todavía es desconocido, por ello intentarlo descubrir puede convertirse en un pozo sin fondo de inseguridad. Esto no significa que no podamos prever, intuir y meditar sobre lo que nos espera, al contrario, preocuparnos en este sentido es esencial. Pero podemos hacerlo de muchas maneras y, posiblemente, la que mejor nos hará sentir será aquella con la que podamos especialmente contar: nuestra experiencia.

Mª Teresa Mata Massó, psicoterapeuta formadora en el entrenamiento de la Inteligencia Emocional presencial y online