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Octavio Salazar

"No hay autonomía en los vientres de alquiler, sino mujeres sometidas a otros"

"Una regulación altruista es una manera de abrir la puerta a contraprestaciones", afirma

Octavio Salazar. lp / dlp

¿Gestación subrogada o vientres de alquiler?

Gestación por sustitución, maternidad subrogada... son eufemismos. Incluso el concepto de útero de alquiler se queda corto porque la mujer no solo pone a disposición de terceros su vientre sino su ser completo. Yo uso el término gestación para otros porque es más expresivo: se gesta un hijo para satisfacer el deseo de otros.

¿Si los hombres parieran habría vientres de alquiler?

Desde el punto de vista feminista este es el tema más importante. Con estos contratos vuelve a reincidirse en el modelo patriarcal de mujer como un ser pensado para otros, con funciones esencialmente reproductivas y como ser que tiene limitada su autonomía.

La defensa de esta práctica se basa en que la mujer es libre para usar su útero...

Pero implica una limitación e incluso una negación de su autonomía. Hay un contexto patriarcal. La autonomía del ser humano hay que situarla en su contexto y el de las mujeres es de desigualdad. En estos contratos la mujeres quedan sometidas a los deseos de terceros. No usan su capacidad reproductiva para su proyecto personal, sino al servicio de otros, con todos los riesgos que supone un embarazo.

¿Existe el derecho de ser padres o madres?

No. Existe el derecho de protección de la familia, pero no un derecho que implique que el Estado garantice unas prácticas por las cuales uno se pueda convertir en padre, eso forma parte de los deseos o proyectos vitales. No se sostiene desde el punto de vista jurídico.

¿Y si la gestación subrogada es altruista?

Una regulación de gestación altruista es una manera de abrir la puerta a contraprestaciones y serían las mujeres más necesitadas quienes acudirían a este tipo de prácticas. Por otro lado, detrás vuelve a estar la visión de las mujeres como entregadas, altruistas, capaces de embarazarse para otros. Si se regulara, no se cubriría la demanda y la gente con dinero se iría al extranjero a cambio de una contraprestación. A veces lo del altruismo es otro eufemismo de lo que realmente es: un negocio tremendo.

Estos contratos están prohibidos en España, pero las familias salen fuera y traen a los menores.

En nuestro país hay una situación jurídica esquizofrénica. Por un lado, la ley de reproducción asistida dice que estos contratos son nulos, pero sí permite inscribir a esos hijos e hijas gestados en el extranjero. Lo permitimos por la puerta de atrás. Es un auténtico fraude de ley.

¿Y qué solución puede darse a los niños que ya han nacido?

Habría que regular de forma más estricta para que no se permita el reconocimiento de hijos concebidos por estas prácticas. Dejar un periodo de transición y cambiar el Código Penal para introducir preceptos similares a los que hay con el tráfico de niños o de órganos.

En España hay famosos que se pasean con sus hijos fruto de estos contratos...

Existe un contexto mediático que lanza una imagen idílica de este tipo de familias. Aparecen en las portadas, todos guapísimos y felices. Se construye un imaginario perverso porque se oculta lo que hay detrás : la madre gestante es invisible, no se sabe qué han pagado, ni se explica que han actuado a través de un contrato que incluso incluye catálogos donde eligen a la madre por su físico.

En España las adopciones han caído, entre otras cosas, por estas prácticas.

La idea de tener un hijo genéticamente propio se plantea a veces como argumento frente a la adopción. Es un concepto patriarcal de lo que implica la paternidad. Por no hablar de la falta de control de idoneidad sobre si van a ser buenos padres o madres. Aquí cualquiera que tenga el deseo acude al mercado y lo consigue. Es una lógica economicista perversa porque instrumentaliza a la madre y al hijo.

¿La igualdad se ha convertido en una etiqueta?

Lo importante es que se ha colocado en el centro del debate público, en una cuestión de alcance global. Ha entrado en la sala de estar de la ciudadanía, pero al mismo tiempo existe el riesgo de que se quede en etiqueta y de la reacción machista que se está produciendo.

¿Vox, por ejemplo?

Hay una evidente reacción a nivel global de sectores masculinos muy reaccionarios y machistas que frente al avance de las mujeres reaccionan, no transformando su masculinidad, sino situándose en el macho de toda la vida. Ven que sus privilegios peligran y establecen actitud defensiva y de ataque.

¿Cómo debería ser un hombre de verdad?

Ser un hombre de verdad ha consistido mucho tiempo en no ser una mujer. Y ser un hombre, lo de 'de verdad' sobra, implica desarrollar capacidades de cuidado, emocionalidad y vulnerabilidad y tomar conciencia de género, de nuestra posición privilegiada e implicarse en la lucha contra el patriarcado.

¿Es difícil acabar con los estereotipos de género masculinos?

Es muy difícil porque juegan a consolidar nuestra posición de dominio. Se nos educa y socializa para tener el poder, estar en lo público, ser los referentes. Darle la vuelta es bajarte de un púlpito donde te han puesto desde que eres pequeño y asumir que no eres omnipotente, sino vulnerable.

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