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El turismo desplaza la dieta mediterránea en Canarias por una menos saludable

La ULPGC estudia la influencia de la presión turística sobre el patrón de alimentación de la población local | Los ingleses tienen un efecto más negativo que los alemanes

La investigadora de la ULPGC Silvia Rodríguez Mireles, en el Servicio de Medicina Preventiva. j. pérez curbelo

La actividad turística ejerce una influencia negativa en la alimentación de la población canaria, al desplazar su adherencia a la dieta mediterránea por un patrón menos saludable. Esta es una de las conclusiones del estudio Efecto de la presión turística sobre el patrón de Dieta Mediterránea, de Silvia Rodríguez Mireles, médico e investigadora del grupo en Economía de la Salud y Políticas Públicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

La investigación forma parte de la tesis doctoral que desarrolla Silvia Rodríguez, dirigida por los catedráticos de la ULPGC Beatriz González López-Valcárcel y Luis Serra Majem, fruto de la colaboración entre los grupos científicos en Economía de la Salud y Políticas Públicas y de Nutrición.

Investigar si la presión turística modifica la adherencia a la dieta Mediterránea en la población canaria ha sido el punto de partida de la tesis. Un primer estudio financiado por el Campus Atlántico Tricontinental de las dos universidades canarias y por la Agencia Estatal de Investigación/Fondo Europeo de Desarrollo Regional.

"La alimentación es un determinante fundamental del estado de salud de la población, siendo la dieta uno de los principales factores de riesgo modificables en el desarrollo de enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares, la obesidad, diabetes o incluso cáncer", indicó Silvia Rodríguez. "El problema es que desde la segunda mitad del siglo XX se producido una transición nutricional, de modo que las poblaciones han ido abandonando patrones alimenticios saludables, como la dieta Mediterránea (rica en frutas, verduras, legumbres, pescados y aves...), en favor de otras menos saludables (granos refinados, alimentos procesados, carnes rojas, comida rápida...)".

Transición

Una transición que, según indica la investigadora, también se ha dado en islas de países del Mediterráneo, incluida Canarias, a pesar de que el aislamiento geográfico suele ser una barrera natural que retiene las características sociales y culturales de las poblaciones. "Se supone que todos estos cambios dietéticos, a priori, llegarían más tarde a territorios insulares, por sus características de aislamiento geográfico, sin embargo no ha sido así, y el denominador común de todas estas islas, donde también hay transición nutricional, es que son frecuentes destinos turísticos, por lo que nos planteamos si el turismo pudiera tener algo que ver con el abandono de la dieta Mediterránea por parte de la población local".

El primer paso fue la revisión de la literatura científica, y comprobaron que el alto flujo de turistas puede favorecer el cambio en los estilos de vida de los isleños. "Canarias está sometida a una alta presión turística, ya que a la alta afluencia de turistas -el 3,4% de las pernoctaciones realizadas por turistas en la Unión Europea en 2015 tuvieron lugar en nuestra región-, hay que añadirle la ratio entre turistas y población local, que es de 44.219 turistas por 10.000 habitantes (2015)".

Una presión que, tal y como refleja el estudio, ha contribuido a cambios importantes en los patrones de alimentación de la población local. Así, se vio que entre 2009 y 2015 se produjo una disminución de la adherencia a la dieta Mediterránea en la población de Canarias. "Además, se comprobó que habían determinadas características en las personas que la hacían más propensas a seguir la dieta Mediterránea, en concreto, la adherencia a la dieta saludable es mayor en mujeres, en edades más avanzadas, en no fumadores, y con un mayor nivel de estudios". Por el contrario, dicho patrón disminuye cuanto mayor es el índice de masa corporal de la persona.

Otra conclusión del estudio es la influencia externa del turismo sobre la dieta de la población local, aunque varía en función de la nacionalidad del turista, siendo mucho más negativa en el caso de los británicos que en los alemanes. "Nos preguntamos si esto era debido a que los hábitos alimentarios de los turistas alemanes se asemejan más a la dieta Mediterránea que la de los británicos, pero revisando la literatura vimos que está descrito que en los últimos años los británicos se van acercando cada vez más al patrón de dieta sana y, a día de hoy, no existen claras diferencias en cuanto a alimentación ente alemanes y británicos, por lo tanto eso no explicaba los resultados que hemos encontrado".

Lo que si comprobaron fue diferentes perfiles, siendo el del turista alemán, de más edad, más cualificación profesional y de mayor nivel de ingresos que el turista inglés. "Dado que el patrón de dieta Mediterránea sigue un gradiente socioeconómico -a mayor nivel, mayor adherencia- es probable que el nivel socioeconómico de los turistas sea determinante en el efecto sobre la dieta de la población local", concluye Silvia Rodríguez Mireles.

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